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sábado, 22 de abril de 2023

22 de abril de 1997: Ejército peruano asalta la embajada de Japón

 

El 22 de abril de 1997, en Lima (Perú), el ejército asalta la embajada de Japón, tomada con rehenes por un grupo del MRTA (Movimiento Revolucionario Túpac Amaru).

La toma de la residencia del embajador japonés en Lima fue un secuestro masivo que comenzó el 17 de diciembre de 1996 en San Isidro, Lima, Perú, cuando 14 miembros de la organización terrorista peruana Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomaron como rehenes a cientos de diplomáticos, oficiales del gobierno, militares de alto rango y empresarios que asistían a una celebración con ocasión del 63º aniversario del nacimiento del Emperador de Japón Akihito organizada en la residencia oficial del embajador de Japón en el Perú, Morihisa Aoki.
Gran parte de los 800 rehenes fue liberada prontamente. Todas las mujeres fueron puestas en libertad la misma noche del 17 de diciembre, incluyendo a la madre del presidente Alberto Fujimori que se encontraba en el evento, hecho que pasó desapercibido para los secuestradores. Tras ser retenidos como rehenes por 126 días, 71 de los 72 rehenes que quedaban fueron liberados el 22 de abril de 1997 en una incursión armada de las Fuerzas Armadas de Perú conformada por el Comando Chavín de Huántar. El operativo dejó como resultado la muerte de un rehén, dos comandos y los catorce militantes del MRTA que participaron de la toma. La operación fue percibida como un gran éxito y obtuvo atención mediática en todo el mundo.
Inicialmente, Alberto Fujimori, entonces presidente del Perú, recibió gran crédito por salvar la vida de los rehenes. Sin embargo, desde entonces, han aparecido informes que sugieren que cierto número de terroristas habían sido ejecutados sumariamente después de haberse rendido. Estos descubrimientos han sido seguidos por demandas civiles contra oficiales militares por parte de los familiares de los terroristas fallecidos. En 2005, la oficina del Fiscal General de la Nación en Perú imputó los cargos y ordenó el comienzo de las audiencias.​ El 29 de junio de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos. (W)





viernes, 21 de abril de 2023

21 de abril de 1792: Ahorcan a Tiradentes

El 21 de abril de 1792, en Brasil, los portugueses ahorcan a Tiradentes, un líder revolucionario que dirige un movimiento popular para conseguir independizarse de Portugal.



Joaquim José da Silva Xavier (1746-1792), más conocido como Tiradentes -Sacamuelas en portugués- fue un odontólogo, militar, minero, comerciante y activista político brasileño, considerado como héroe nacional de su país por haber asumido en exclusividad la responsabilidad de la Conspiración Minera, considerado el primer intento a gran escala de independencia de Brasil del Reino de Portugal, a fines del siglo XVIII.



Tiradentes, era probablemente el participante en la revuelta de menor posición social (era alférez y dentista práctico). Por esa razón, fue el único que asumió la responsabilidad por la conspiración, a pesar de que al principio negó su participación, y trató de exculpar a sus compañeros. Encarcelados, todos los conspiradores tuvieron que esperar durante tres años hasta que finalizó el proceso por traición a la corona portuguesa. Algunos fueron condenados a muerte y otros al destierro. Luego, por orden de la reina doña María I, todas las sentencias fueron conmutadas por el destierro, excepto la de Tiradentes, que siguió condenado a muerte.
Y así, en la mañana del sábado 21 de abril de 1792, Tiradentes recorrió en procesión las calles engalanadas del centro de la ciudad de Río de Janeiro hasta el patíbulo. Ejecutado y descuartizado, con su sangre se firmó la certificación de que se había ejecutado la sentencia de muerte y se declaró su memoria infame. Su cabeza se plantó en un poste en Vila Rica y sus restos mortales se distribuyeron a lo largo de Caminho Novo: Cebolas, Varginha do Lourenço, Barbacena y Queluz, la antigua Carijós, lugares en los que expuso sus discursos revolucionarios. Su casa fue destruida y todos sus descendientes deshonrados.



El film  narra la historia de uno de los héroes más importantes  y reconocido de Brasil, Joaquim José da Silva Xavier, más conocido como 'Tiradentes'. Líder de un grupo que intentó proclamar la independencia de Brasil de Portugal en 1789, fue traicionado por uno de sus compañeros y finalmente acabó en la horca.

'Tiradentes' es una nueva revisión de la historia. Aquí, el verdadero líder de la "Conspiración Minera" no es Tiradentes (Humberto Martins), si no un afamado hombre rico, mano derecha e íntimo amigo del Gobernador que nunca llegó a ser arrestado por los incidentes narrados en la película. Las conspiraciones y movimientos en Brasil, y el apoyo del gobernador a la rebelión  llegarán hasta oídos de los altos cargos de Portugal, cuya durísima represión culminará con el arresto y sentencia de todos aquellos que se rebelaron, incluso Tiradentes.



jueves, 20 de abril de 2023

20 de abril de 1808: Entrevista rey de España Fernando VII y Napoleón


El 20 de abril de 1808, en España, el rey Fernando VII sale del país para entrevistarse con Napoleón Bonaparte en Bayona (Francia), encuentro del que no regresará hasta la caída de este.



En 1808 el rey de España y su hijo cayeron prisioneros de los franceses. Ante la ausencia del monarca no se sabía quién tenía el derecho a mandar en España y las colonias españolas en América, de modo que en las ciudades más importantes se formaron juntas integradas por los pobladores más respetados. Al principio, todos estaban de acuerdo en defender el poder y devolvérselo al rey cuando fuera liberado, pero luego muchos criollos vieron la oportunidad para declarar la independencia de España.


Los ejércitos franceses encabezados por Napoléon Bonaparte invadieron España en 1808. Napoleón obligó al rey Carlos y a su hijo Fernando a entregarle la corona para imponerla a su hermano José Bonaparte, quien se convirtió en el nuevo rey de España. Fernando VII, legítimo heredero al trono, fue llevado prisionero a Francia.
El pueblo español rechazó al rey francés y formó juntas en todas las ciudades para luchar contra los invasores y cuidar el reino hasta el regreso de Fernando. En la ausencia del rey, las juntas se hicieron cargo de la totalidad de las funciones de gobierno y de la resistencia a la invasión napoleónica. En 1812 se redactó y aprobó una Constitución liberal para España.
A su vez, en las colonias americanas dependientes de la Corona española, que repentinamente habían quedado sin autoridad, las medidas iniciales fueron parecidas a las de España: en las principales ciudades americanas también se crearon juntas que tenían por misión administrar y resguardar el poder real hasta el restablecimiento del rey español en el trono.
Al principio, las juntas se mostraron fieles al rey Fernando VII y rechazaron la invasión francesa en España. Pero en 1810 las juntas de varias ciudades comenzaron a pensar en independizarse de la Corona española, mientras otras decidieron seguir fieles al rey. Esto provocó disputas armadas entre los independentistas y los realistas.
En 1815, los ingleses derrotaron a Napoleón y el rey Fernando VII volvió a España y retomó su poder. Al ver que gran parte de las colonias americanas se habían independizado, decidió enviar miles de soldados a recuperarlas.
Después de varios años de lucha, los independentistas derrotaron a las fuerzas de la Corona española. En 1830 la mayoría de los pueblos de América Latina eran Estados independientes.

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Retrato de Fernando VII pintado por Francisco de Goya en 1814 por encargo del Ayuntamiento de Santander. Así describe el cuadro el historiador Emilio La Parra López: «[Goya] lo presentó de cuerpo entero con el uniforme de coronel de guardias reales, apoyado sobre un pedestal en el que una figura femenina coronada con el laurel de la victoria, representación de España, acoge al monarca con los brazos abiertos. Es el rey deseado y necesario. En el pedestal están los atributos de la realeza (corona, cetro y manto) y al pie del rey, un león —símbolo de la monarquía— rompe con sus fauces en actitud fiera las cadenas con que Napoleón pretendió sujetarla».


Fernando VII y las artes y las ciencias

El rey Fernando VII tuvo la suerte de contar con buenos pintores y mantuvo el mecenazgo borbónico hacia artistas como Francisco de Goya, Vicente López Portaña o José Madrazo. Según Mesonero Romanos, aún «acudía en los últimos días de su existencia, trémulo y fatigoso, a la solemne repartición de premios de la Real Academia de San Fernando».​ Fomentó las actividades artísticas e intelectuales y la mejora de la enseñanza primaria —principalmente durante el Trienio Liberal— y secundaria —durante la Década Ominosa—.​ Ocurrió lo contrario con las universidades, que perdieron alumnos y se vieron vigiladas por el Gobierno, que las consideraba focos de liberalismo.

Apoyado por su segunda esposa, Isabel de Braganza, Fernando retomó la idea de José I de crear un Museo Real de Pinturas, y decidió convertir en tal el edificio que Juan de Villanueva había creado como Gabinete de Historia Natural. Gracias a su iniciativa y financiación personal, nacía así el actual Museo del Prado, inaugurado en presencia del propio monarca y su tercera esposa el 19 de noviembre de 1819.​ Fue aficionado asimismo a la música.

A pesar del supuesto deterioro de la ciencia española y de la fuga de científicos importantes durante su reinado, se deben a Fernando VII una serie de capitales iniciativas. La fuga de científicos se debió principalmente a motivos políticos: los exiliados simpatizaban con los franceses o con los liberales. En 1815 ordenó la restauración del Observatorio Astronómico, muy dañado durante la «francesada».​ También se reestructuró en aquel tiempo el Real Gabinete de Máquinas en el llamado Conservatorio de Artes.​ En 1815 también se creó el Museo de Ciencias Naturales y el Jardín Botánico de Madrid.

Por otra parte, Fernando VII es el protagonista de algunas célebres novelas históricas, como Memoria secreta del hermano Leviatán (1988), de Juan Van-Halen, y El rey felón (2009), de José Luis Corral. (W)



miércoles, 19 de abril de 2023

19 de abril de 797: Constantino VI es derrocado y asesinado por su madre Irene

El 19 de abril de  797: en la ciudad de Bizancio, la emperatriz Irene organiza una conspiración contra su hijo, el emperador bizantino Constantino VI. Él es derrocado y poco después, cegado. Constantino muere por infección; Irene se proclama basileus.



Irene o Irene Sarantapechaina (752-803), conocida también como Irene de Atenas o Irene la Ateniense, fue emperatriz de Bizancio —si bien en algunas monedas se titula, en masculino, fue esposa del emperador León IV y madre de Constantino VI, durante cuya minoría de edad (780-790) asumió la regencia. En 792 fue asociada al trono por su hijo y, más tarde, asumió el poder en solitario entre 797 y 802.

Pugna con su hijo Constantino

En 790, Irene decretó que ella tendría siempre prioridad en el gobierno frente a su hijo Constantino, que ya era adulto. Esto convirtió a su hijo en el principal foco de oposición contra el gobierno de Irene, y se urdió una conspiración para deponer a la emperatriz. Sin embargo, la conspiración fue desbaratada por Irene, quien castigó a los culpables, encarceló a Constantino y obligó al ejército a jurarle fidelidad. Mientras que en la parte europea del Imperio, donde predominaban los iconódulos, lo consiguió sin problemas, los soldados de Asia Menor se negaron y comenzaron una revuelta que culminó con la proclamación de Constantino VI como único emperador.

Sin embargo, tras una serie de fracasos militares, Constantino decidió devolver el poder a su madre, quien fue confirmada como emperatriz. Ante esto, la facción iconoclasta tramó colocar en el trono al césar Nicéforo, uno de los cinco hermanos del anterior emperador, León IV. La conspiración fue descubierta: Nicéforo y Constantino fueron cegados y a los otros cuatro tíos de Constantino, que habían tomado parte en ella, se les cortó la lengua. (W)







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martes, 18 de abril de 2023

18 de abril de 1942: Incursión Doolittle

El 18 de abril de 1942, en Japón ―en el marco de la Segunda Guerra Mundial― los portaaviones estadounidenses dirigidos por el general James H. Doolittle realizan un masivo ataque sobre la población civil de Tokio (Japón), como venganza por el bombardeo sorpresa contra militares y marines en Pearl Harbor del 7 de diciembre de 1941.


La Incursión Doolittle realizada el 18 de abril de 1942, fue el primer bombardeo aéreo estadounidense sobre territorio japonés durante la Segunda Guerra Mundial. La operación es conocida también como el raid de Doolittle, la Operación Doolittle o el raid sobre Tokio. Fue realizada por 80 combatientes liderados por el teniente coronel James H. Doolittle, distribuidos en dieciséis aviones, cada uno de ellos tripulados por cinco personas. La operación fue lanzada apenas cuatro meses después del ataque a Pearl Harbor, cuando Estados Unidos no tenía aún la capacidad de acercarse a Japón. Los dieciséis aviones debieron despegar desde el portaviones USS Hornet a 1100 km de Tokio, sabiendo que el combustible no sería suficiente para garantizar el aterrizaje en territorio seguro. Luego de bombardear Tokio el escuadrón buscó aterrizar en China, salvo uno que aterrizó en la Unión Soviética. Tres tripulantes murieron cuando intentaban aterrizar y ocho fueron capturados por los japoneses, que fusilaron a tres de ellos. Uno murió en cautiverio. Sesenta y cuatro aviadores fueron amparados por la guerrilla china y pudieron salvar sus vidas. Los cinco aviadores que aterrizaron en la Unión Soviética permanecieron detenidos en ese país durante trece meses, hasta que un oficial soviético facilitó su escape hacia Persia. Alrededor de 250.000 chinos fueron asesinados por los japoneses por dar amparo a los aviadores estadounidenses. (W)


El teniente coronel James H. Doolittle.

Dentro de las actividades bélicas durante la Segunda Guerra Mundial, Doolittle se destacó sobre todo por liderar el primer ataque estadounidense sobre suelo japonés, consistente en un bombardeo sobre Tokio por aviones B-25 embarcados en el portaaviones USS Hornet (CV-8) el 18 de abril de 1942, operación conocida desde entonces como Incursión Doolittle.
Este ataque, relatado en numerosas películas del género bélico, supuso un punto de inflexión en el rumbo de la guerra, a pesar de que, más que una gran devastación, se buscaba un efecto propagandístico como en efecto lo tuvo. Esta acción le valió la Medalla de Honor del Congreso colocada personalmente por el presidente Roosevelt, y el ascenso a General de Brigada. De hecho, el mismo Doolittle pensaba que una vez en los Estados Unidos, sería juzgado por haber perdido todos los aviones, en lugar de eso, fue aclamado como héroe.