.

Mostrando entradas con la etiqueta Crítica de arte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Crítica de arte. Mostrar todas las entradas

jueves, 11 de abril de 2024

Consejos para pintores, dibujantes e ilustradores (4) La composición


La composición en las artes visuales es el plan. La distribución de los elementos en un determinado plano.


Hoy hablaremos de composición, manzanas y otras frutas menores. De cosas obvias, pero no tanto. Resuelto el tema a representar (una manzana, por ejemplo) está por definir qué reparto le doy en mi obra.

Por Rubén Reveco - Licenciado en Artes Plásticas

Composición: La manzana      

Por lo general, hará el papel protagónico, pero existen infinitas combinaciones y pueden ser una, dos, o un grupo de manzanas. Pueden estar en un primer o segundo plano, entre las opciones más recurrentes. 

Simonetta Vespucci, la más bella del Renacimiento



La acaudalada familia florentina Vespucio dio, al menos, dos personas que han pasado, por muy distintas razones, a la historia. Una, la más famosa, fue Américo (1454-1512) que, tras viajar repetidamente por la recién descubierta América y describir de modo muy pintoresco las tribus, la fauna y los paisajes que allí vio, dio nombre inapropiadamente al Nuevo Mundo. Otra Vespucio, mucho menos conocida, fue una bellísima prima del anterior, llamada Simonetta, que sirvió como modelo para los cuadros La Primavera y El nacimiento de Venus del pintor renacentista italiano Sandro Botticelli.


Reina de la belleza

Simonetta Vespucci fue la musa del pintor florentino Sandro Botticelli y también su amor imposible.
En nuestro recorrido diario por los temas más destacados de la blogosfera, hoy nos hacemos eco de una entrada publicada en la bitácora “Sentado frente al mundo”, que desvela la verdadera historia escondida tras la protagonista del famoso cuadro “El nacimiento de Venus”.
Pintado por Sandro Botticelli entre los años 1482 y 1484, este cuadro constituye su más famosa obra y también una secreta declaración de amor hacia la bella modelo que interpreta a la diosa Venus llegando a la costa: Simonetta Vespucci.
La joven era hija de un noble genovés apellidado Cattaneo. Con tan solo 16 años se casó con el florentino Marco Vespucci, vecino y amigo de Botticelli. Cuando el pintor conoció a la joven, se enamoró instantáneamente de ella y la convirtió en su musa y modelo de multitud de sus cuadros.
La belleza de Simonetta pronto se extendió por toda Florencia e incluso los hermanos Giuliano y Lorenzo de Médici, mecenas de Botticelli, intentaron conquistarla en numerosas ocasiones. En 1475, durante la celebración de un torneo de justas, fue proclamada “Reina de la belleza”, lo que hizo que su fama como la mujer más hermosa de Florencia se extendiera por toda Europa.

domingo, 7 de abril de 2024

Lo que pienso del arte (1)


Este es un resumen desordenado de ideas sobre las artes plásticas y el arte contemporáneo. He vivido una parte importante en Argentina y el resto lo viviré en Chile, por lo que lo dividiré en dos partes. En ambas estaré acompañado por amigos entrañables a quienes quiero, respeto y recuerdo.


Por Rubén Reveco - Editor



ETAPA ARGENTINA

En la actualidad, el mundo del arte se encuentra saturado de nuevas corrientes y tendencias que buscan romper con lo establecido y lo tradicional. Sin embargo, yo defiendo sin reservas el arte realista, figurativo, surrealista, hiperrealista, simbolista, mágico y cualquier estilo que refleje dedicación y demuestre la presencia de un artista talentoso y trabajador.
En estos tiempos, es fundamental recordar conceptos que considero acertados. Un discurso persuasivo se construye con frases bien elaboradas; una buena frase equivale a una pincelada precisa en el lienzo.

sábado, 9 de marzo de 2024

Las siete pinturas más feas y famosas del siglo XX

1) «Las señoritas de Avigñon», pintada por Pablo Picasso, entre 1906 y 1907. En las dos figuras de la derecha se nota ya un primer intento de lo que sería el cubismo.


A aquellos que critican que solo publico "caras bonitas", que la vida real no es así y que los rollitos son parte de la hermosura, les confirmo que están en lo correcto. Por ello, hoy les presento las pinturas más feas del siglo XX, reconocidas y costosas, según lo dicta el siempre presente y poderoso mercado. Aquel que establece que "cuanto más feo, mejor".



Por Rubén Reveco - Editor revista Machete

Durante la primera mitad del siglo XX, los artistas lograron un hito importante al romper con los estándares estéticos tradicionales en el arte. Ya no se limitaban a la belleza convencional, sino que exploraban nuevas formas de expresión. Esta liberación de los cánones estéticos permitió ampliar los límites de la belleza y fomentar una explosión creativa sin precedentes. No se trataba de apreciar lo feo o lo vulgar, sino de abrirse a nuevas posibilidades creativas y combinaciones innovadoras. Este cambio en la percepción del arte marcó un antes y un después en la historia del arte, dando lugar a una diversidad de enfoques y estilos que enriquecieron el panorama artístico de la época.

2) «Mujer que llora», otra de Pablo Picasso. El dolor y angustia del llanto llevado al extremo de la deformación.

Está de más aclarar que las obras expuestas no son feas porque el artista no supiera pintar o dibujar. Lo deliberadamente feo da tanto o más trabajo que lo deliberadamente hermoso, pero lo feo, parece ser mejor para desarrollar ciertos conceptos y estados de ánimo. 

viernes, 19 de enero de 2024

Las ocho razones que hacen posible al Arte Contemporáneo


El arte contemporáneo funciona como un eficiente engranaje que incluye o excluye según decisión del stabliments. Cada pieza cumple un rol determinado pero con un solo objetivo: dinero.  Su interior está motorizado por un relato que tiene como fin la transacción comercial en valores escandalosos e injustificados. Si no hay suficientes “jóvenes emergentes” incluyen a artistas ya desaparecidos o que su obra aún no haya ingresado a los museos, espacio que algunas veces protege al arte de la rapacidad especulativa.


Por Rubén Reveco
Editor

Las artes plásticas (perdón: artes visuales) ya no son lo de antes, cuando el artista (pintor, dibujante, grabador y escultor) trabajaba en la soledad de su taller sin más perspectiva y esperanza que la calidad de su trabajo se imponga a la indiferencia siempre inculta.
Ahora las cosas han cambiado, el artista (o el que quiera ser artista) ya no está solo en el maravilloso pero también ingrato mundo de la creación. Existe todo un dispositivo presto ha determinar cuál es el camino que debe seguir para que no dude; y este camino siempre lleva a un solo lugar: la comercialización. 
Existe a nivel mundial artistas, curadores, museos, bienales, críticos, mercado, subastas, auspicio, promoción... todo determinado por una compleja estructura y una competitividad sólo comparable a la de Wall Street.

martes, 21 de noviembre de 2023

"El nacimiento de Venus", de Willian A. Bouguereau (Análisis)

 

“El nacimiento de Venus” es una de las mejores obras de William-Adolphe Bouguereau. Al igual que Jean-Leon Gerôme, es un claro exponente del academicismo francés de la segunda mitad del siglo XIX.




Bouguereau sentía auténtica fascinación por la figura femenina, lo que le llevó a hacerla protagonista de la mayor parte de sus obras. Respetuoso con la moralidad de su tiempo, plasmada en las rígidas reglas de la pintura académica , recurrió siempre a escenas de la historia antigua y la mitología clásicas -como es el caso aquí- para poder pintar el cuerpo de la mujer en todo su esplendor sin riesgo de escandalizar a sus coetáneos.
En esta pintura, la diosa romana del amor se nos presenta momentos después de emerger de las aguas sobre una concha -recordemos que, tal y como nos dice el mito de su nacimiento, Venus surgió de la espuma del mar formada por el semen de Urano, cuando su escroto fue cercenado y arrojado a las olas por su hijo Cronos.
Así pues, en esta ocasión Bouguereau se sirve de la génesis venusiana para poner de manifiesto magistralmente los encantos del cuerpo de la mujer.
El mayor atractivo de esta pintura radica, sin duda, en la sensualidad, incluso erotismo, que logra transmitir la joven diosa. La maestría con la que Bouguereau refleja la tersura de la piel, el efecto de la luz sobre ésta, la sinuosidad de la figura, el sugerente contraposto… todo está dirigido a ensalzar la belleza y el poder de seducción de la anatomía femenina.


William-Adolphe Bouguereau.

domingo, 12 de noviembre de 2023

El triunfo de los imbéciles


Artículo de opinión del diario La Vanguardia de España.

Un hombre disfrazado le tiró un pastel a la pintura más famosa del mundo.

Flaubert sostenía que la imbecilidad era una roca inexpugnable, porque todo el que choca contra ella se despedaza. Puede que eso fuera así en el siglo XIX, pero en nuestros días son numerosos los idiotas que consiguen triunfar en la vida después de cometer una imbecilidad. Ser un insensato, lejos de estar penalizado, a menudo tiene premio. Y no solo los quince minutos de gloria que Warhol presumía que están al alcance de todo ser humano. En la sociedad del espectáculo, cometer una fechoría no está penado. Son legión los irresponsables que se arriesgan a hacer una locura para ser trending topic­ o para arrasar en TikTok. Y de ahí a ser un influencer que acaba re­sidiendo en Andorra para pagar menos impuestos tampoco hay tanto trecho.

El último de esta corte de cretinos es un varón que lanzó una tarta contra La Gioconda de Leonardo Da Vinci. Entró en el Museo del Louvre de París sentado en una silla de ruedas y disfrazado de anciana. Afortunadamente, el lienzo está protegido por un cristal antibalas y por una barandilla que impide que los visitantes se acerquen, así que no sufrió daños. Pero el insensato, que fue detenido por los guardas de seguridad del recinto, consiguió notoriedad en las redes sociales, que seguramente es lo que pretendía.

La historia del célebre cuadro de la Mona Lisa, que acompañó a Leonardo hasta su muerte, cuando fue adquirido por el rey Francisco I de Francia, acumula episodios grotescos de personajes que intentaron pasar a la pequeña historia del desvarío. En 1956, un boliviano le lanzó una piedra que hizo saltar parte del pigmento del codo izquierdo; en 1974, una japonesa intentó mancharlo con pintura roja cuando se expuso en Tokio, y en el 2009 una rusa le tiró una taza de té que se estrelló en el cristal. Antes, en 1911, la tela fue robada por un empleado del Louvre y estuvo dos años desaparecida. Entonces, la policía sospechó de Apollinaire y de Picasso por sus boutades acerca de que había que quemar los museos. Así que el exhibicionismo no es nuevo, lo que resulta una novedad es que la gente prefiera hacerse una selfie junto a una tela antes que extasiarse frente a un cuadro o le lance un pastel para tener más likes en Instagram. (Fuente)

martes, 7 de noviembre de 2023

¿Se explica o no se explica?

 

Me pareció interesante este artículo aparecido en la Revista Ñ, del 29 de enero de 2011, sobre todo para los que creemos que el arte es el resultado del trabajo serio y del talento reflexivo. Ante una obra incomprensible el espectador nunca debe preguntarse qué quiso decir el artista. La comunión entre la obra y el espectador debe ser inmediata y sin intermediarios. Es por eso que defendemos a la pintura realista y bregamos por su renacimiento. El espectador es nuestro aliado y no pretendemos agredirlo.
El artículo, en cuestión, fue escrito por José Fernández Vega y se refiere al libro de Marc Jiménez, “La querella del arte contemporáneo”, y dice más o menos así:


Ese algo indefinido que llamamos arte

“La cuestión del arte contemporáneo se plantea desde hace un siglo y se agudiza con cada inauguración, subasta o escándalo, sostiene Marc Jiménez. Su libro interpela parejamente a artistas, crítica, teoría, público y mercado.
En qué momento se jodió el arte contemporáneo? ¿Fue acaso en 1917, cuando Marcel Duchamp, sospechoso habitual, compró un urinario en un comercio, lo firmó con seudónimo y lo emplazó en una muestra convencional? ¿O con los delirios que Dada organizaba durante la Gran Guerra? ¿Tuvo lugar en su mismo origen, con los primeros cubistas? ¿Ocurrió mucho después, con las extravagancias de los años sesenta? Los ejemplos podrían multiplicarse al infinito. ¿Sería mejor, entonces, si en lugar de indagar a los artistas acusáramos a Hegel, a Nueva York, a Guido Di Tella? ¿Serán responsables los alcaldes porque advirtieron que una bienal improvisada o una modesta colección dentro de un edificio de gran diseño, podían volverse rentables atracciones turísticas? ¿Sería más justo apuntar contra esos magnates que, en busca de prestigio y bohemia, pagan fortunas de su dinero negro azuzando la obscena estampida de precios? La Gran Obra de Arte, o su nostalgia, parece representar la última figura de autoridad todavía popular en una cultura donde todas las instituciones muestran heridas abiertas y las antiguas certezas se evaporan. El arte contemporáneo no ofrece, como en el pasado, obras maestras inmediatamente accesibles a todo público, de las cuales el entendido admiraba unos aspectos, otros el observador lego, y ambos quedaban reconfortados por igual.
La historia se transformó completamente a partir de comienzos del siglo XX, cuando Duchamp, con su mingitorio, abrió la posibilidad de que cualquier cosa pudiera ser considerada una obra de arte, incluso un objeto banal, cuya apreciación estética el artista repudiaba. Duchamp buscaba suprimir la noción de belleza para hablar de las obras y superar un ideal establecido a través de los siglos. Las consecuencias de su gesto radical fueron inmensas y siguen irritando a una mayoría, apartada de las salas de exposición e indignada por lo que allí se exhibe.
La hostilidad hacia el arte contemporáneo no sólo se manifiesta en un gran público que se siente ultrajado y le da la espalda, sino también entre los especialistas. En su libro, Marc Jimenez reconstruye una controversia que estalló en Francia a comienzos de la década de 1990, cuando una serie de artículos impugnaron con violencia la escena artística del momento. Denunciaban a sus animadores por impostores, superficiales representantes de una interminable decadencia. Reprochaban las subvenciones para realizaciones estúpidas que los museos y las galerías recibían complacientes.
Las instituciones fomentaban transgresiones que incorporaban, felices, a sus colecciones. Los artistas disfrutaban de su nulidad y su falta de oficio sufragados con dinero público. El arte había cercenado sus vínculos con la sociedad, a la que ya no servía como dispositivo crítico, ni como fuente de placer. Nadie tenía la menor idea de cómo evaluar una obra.
Los partidarios del arte contemporáneo adoptaron una actitud apenas defensiva. Carecían de argumentos, se amparaban en obviedades. Era para ellos muy difícil justificar esos principios que, aplicados a su música, el revolucionario John Cage enumeró con ironía: “Ningún tema, ninguna imagen, ningún gusto, ninguna belleza, ningún mensaje, ningún talento, ninguna técnica, ninguna idea, ninguna intención, ningún arte, ningún sentimiento”.


 El gran público que quiere ver arte y admirar se refugia en los museos.




lunes, 2 de octubre de 2023

El harén en las artes plásticas (Nuevas imágenes)

Haren, de Jean Auguste Dominique Ingres.

Esta no es una historia de pintores ni pinturas. Esta es una historia sobre un tema casi recurrente en el siglo XIX y que aún mantiene su embrujo en el arte: Ser amo y señor de un harén con bellas mujeres al servicio de todas las necesidades, fantasías y caprichos.
Hoy, ¿qué hombre puede negar el sueño de ocupar al menos por unos días el lugar de privilegio de estos señores para disfrutar de la belleza y encanto de jóvenes siempre dispuestas?

Eso es, al menos, lo que han representado los pintores en los últimos 200 años y sus imágenes muestran sólo el lado más amable de estos "nidos de amor". Pero un harén era una prisión donde se esclavizaba, torturaba y mutilaba. Sin embargo, la fantasía perdura y preferimos seguir viendo lo que nos muestra el arte, el que ha sabido ocultar el dolor para dejar de manifiesto sólo el placer, pero nunca el amor.



Placer y esclavitud

El término harén designa al mismo tiempo el conjunto de mujeres (concubinas o, simplemente, mujeres hermosas) que rodeaban a un personaje importante, así como el lugar en el que éstas residían. En algunas lenguas occidentales, el término se ha utilizado en un sentido  más estricto, asociado a la mujer confinada. El sentido dado por los orientales es el de "prohibido a los hombres". El término harem deriva de la palabra harâm que sirve para designar todo aquello que es tabú, prohibido por la religión. 
Numerosas civilizaciones antiguas tuvieron harenes. En la cultura griega se los conocía como gineceos. Los últimos harenes, los que en realidad designan a este término, son los de los sultanes y pachás del Imperio otomano.
El harén es básicamente un lugar destinado al placer, en el que residían las concubinas oficiales del señor, así como las mujeres que éste tenía a su servicio. La función de las concubinas era la de darle hijos al señor, mientras que las mujeres a su servicio estaban para divertirle, ofreciéndole música, danza o sexo. Los harenes estaban custodiados por los eunucos.
Existieron harenes o serrallos en el Antiguo Egipto, la Grecia clásica, el Imperio otomano, en la India musulmana, llamados zenanas, y en el reino del al-Ándalus, al sur de España.

Las fantasías de los hombres del Oriente se centraban en mujeres con nombre, como Scherezade, que luchaba por su libertad con los cuentos como arma; o Schirín, la heroína persa que atravesaba continentes a caballo. El polo opuesto a la odalisca de los occidentales, pasiva y anónima.  

Mientras Oriente encerró a sus mujeres y las imaginó liberadas, Occidente las mantuvo en libertad y las imaginó encerradas. La palabra harén proviene de haram, lo ilícito, lo que la ley religiosa prohíbe, en contraposición a halal, lo permitido. Como institución familiar, el harén representa un espacio privado estrictamente codificado, cuyas normas deben ser acatadas y en cuyo centro la mujer queda encerrada para poder ser controlada, puesto que vulnera y altera las emociones y los razonamientos masculinos. Su confinamiento la convierte en enemiga, ya que sólo se encierra lo que constituye un peligro.
Desde el punto de vista occidental, el harén es la proyección de una fantasía, de un deseo, en definitiva, del imaginario. Un espacio en blanco en el que se proyectan los sueños. Sin restricciones ni prohibiciones, la mujer que lo habita se convierte en un objeto de placer sexual, aparece feliz en su confinamiento y parece gozar de él. 

Muchas de las concubinas y odaliscas del harén imperial otomano tenían la reputación de ser las más hermosas mujeres del Imperio Otomano. Muchachas jóvenes de belleza extraordinaria eran enviadas a la corte del sultán. En su mayoría las mujeres del harén eran circasianas, georgianas, y abjazas… 

No es ese lugar privilegiado para doncellas del que hablan los cuentos. Un harén es una ciclópea ciudad-prisión donde conviven mudos eunucos, mujeres, concubinas, esposas y niños. Todos pertenecen a un señor o varios. El dueño de sus vidas y destinos para quienes se adiestran en esta vida. Sus horas se determinan según las leyes que el amo impone y la única fórmula de subsistencia es ser grato a los ojos del hombre-dueño.
Perdieron su esplendor al entrar en contacto con el mundo Occidental. Y es que el mundo europeo nunca entendió del todo esta práctica hermética de poder y dominio de un despótico sultán sobre cientos de almas de mujeres, niños y servidumbre. Mitificó demasiado en las narraciones literarias los hechos que se sucedían detrás de las paredes que protegían estos recintos y no comprendió que allí además de ausencia de libertad se desvelaba la costumbre poligámica, el clasismo y el mercado de almas para elevar el ego de los poderosos.



Los ilustrados del siglo XVII Jean-Jacques Rousseau, Charles-Louis de Secondat, Baron de Montesquieu y François-Marie Arouet “Voltaire” fueron de los primeros en interesarse por ellos. No tardaron en describirlos y en darlos a conocer como ejemplos de despotismo oriental. Los artistas plásticos también se interesaron por ellos en más de una ocasión, siendo Eugène Delacroix uno de los que intentó plasmarlos en sus creaciones artísticas.
Pero no debemos achacar la existencia de los harenes a los musulmanes solamente. Otras culturas ya los contenían entre sus leyes sociales. Los bizantinos disfrutaron de ellos, los egipcios y los propios romanos. Aunque estos últimos por diferencia no coartaban la libertad de lo habitantes de estos lugares y las mujeres allí eran trabajadoras cortesanas.

Las mujeres del harén son adquiridas como ganado en el mercado de esclavos. Éstas por norma nunca terminan siendo esposas, sino concubinas. Los tratos comerciales con otros ricos son los que proporcionan al sultán o príncipe esposas con las que engendrar hijos reconocidos. Uno de los más famosos harenes de este siglo pasado era el de la Meca y sobre todo algunos en Marruecos.

Incluido los lugares prohibidos que son un tercio de las amuralladas edificaciones. Por general, todo el que lo deseara podía cruzar la primera muralla llamada refugio de afligidos, es la puerta única. Los que tuvieran un privilegio del sultán o príncipe del harén podría disfrutar de una segunda fase de las murallas, al atravesar las puertas de la justicia, un umbral llamado martirio o de la obediencia, y allí podían gozar de unos salones llamados Diván. Algo así como una sala de recepción, rodeada de cojines y cómodos lugares para comensales y visitantes. En ocasiones éstos eran deleitados con ricos manjares y excelentes vinos, así como con la lujosa presencia de enjoyadas danzarinas.
 Un tercer cerco o espacio interno del harén, el más desconocido y cuya entrada estaba prohibida bajo cualquier circunstancia, pudiéndose aplicar la pena de muerte, se dejaba ver después de atravesar el umbral de la felicidad. Hasta allí sólo entraban los cuerpos del sultán y los eunucos elegidos. En esa parte interna y protegida estaban las habitaciones de las mujeres, el autentico harén al que se llama serrallo. Un templo edificado para la obediencia al sultán, donde gobierna la madre del primer hijo varón del príncipe del harén. Y si por motivos excepcionales alguien es invitado a ver ese lugar interior debe callar sus secretos, pues describirlo o hablar de él puede ser causa suficiente para obtener la pena capital. 


Niñas de once a trece años eran mercadería de compra y venta en un especulativo mercado oriental. Entre los 40 y 50 por una niña de quince años se ofrecía una caja de municiones o 1500 dólares. 


El serrallo es el lugar más majestuoso, un oasis de mármol y agua brotando de magníficas fuentes en los jardines donde pasean las mujeres y niños. Rodeada por recintos herméticos decorados con sublime lujo y ornamentación, como si de un micro-paraíso se tratase. Un pequeño cielo visual donde todo resulta agradable y relajante para el espíritu del que mira. Enormes piscinas de mosaicos colorido, casi con predominio de los turquesas y cielos. Una vegetación esplendorosa y entradas de sol por los ojos del techo. Columnas que inspiran confianza y estructura al lugar, dando sensación de seguridad, a la vez que de recogimiento. Allí abundan las alfombras, las pinturas de desnudo femeninos, los recintos de espejos, los sillones, lo arcos y paseos, las ornamentaciones, la orfebrería decorativa. 
Pero igual que todo está estructurado para aplicar un orden al servicio del gran señor del lugar, los habitantes, desde que nacen, están destinados a satisfacer todas sus necesidades y a deberle eterna adoración. Adiestrados según su condición dentro del harén los niños aprenden el modo de vida que les impone la cuna de su nacimiento o su dote física, para en el futuro ocuparse de sus funciones y roles dentro del Serranillo.Una disciplina absolutista piramidal a modo de la medieval europea se vislumbra en los harenes. Mudos, mutilados, eunucos, concubinas, mujeres, esposas, niños, jenízaros y adiestradores persiguen conseguir la felicidad del amo, que es el único motivo de la existencia de ese lugar. Un único señor al que no se puede ver la cara, ni mirar sosteniéndole la mirada.

El harén (2)


No sólo la pintura, sino que también el cómic, la literatura, el cine y la ilustración han representado el tema del harén. Un lugar quizá demasiado idealizado en Occidente y que, en realidad, representa la opresión y esclavitud hasta mediados del siglo XX por parte de los poderosos.

Los niños de los harenes, los grandes perjudicados 

Nacen hijos de fastuosas prisiones y algunos jamás conocen la libertad. Dentro de las murallas es muy difícil que una esclava o concubina tenga un hijo, pues recurren a miles de trucos para no engendrar o provocarse abortos, en espera de que sus descendientes no sean carne de mercado en los harenes. Normalmente los niños de las esposas oficiales, o concubinas preferidas si nacen, ya que ellos reciben un trato especial y es extraño que un sultán venda o comercie con esa descendencia. A veces eran los propios amos ayudados por sus mutilados mudos los que provocaban las masacres de los niños hijos de esclavas o servicio. Dándose también las ocasiones en las que el dictador, ha mandado matar, mutilar o martirizar a sus propios sucesores, por celos o miedo a ser derrocados. Y todo esto siendo niños.



Incluso se han dado veces en que han sido vendidos a otros harenes después de la circuncisión para ser juguetes de perversión de las esposas y luego de los eunucos. Si tiene suerte de superar este miedo a la continuidad y sucesión de sus progenitores serán desde la infancia dirigidos a la decisión de futuro que haya tomado su padre (como sucedía antiguamente en el pueblo faraónico): Oficiales del ejército, militares de alto rango, ministro de un monarca musulmán o heredero. 




Los niños no reconocidos o de servicio terminan siendo de todos, pero responsabilidad de ninguno. Serán adiestrados según su fortaleza física en azamoglans: marineros, carpinteros, orfebres. Y los segundos se ven dignos de ellos serán icoglans, miembros del servicio pudiendo llegar a desempeñar cargos importantes como siervos predilectos del Amo y Señor del harén. 


El primer grupo, azamoglans, resultará analfabeto. Se le potenciarán sus fuerzas físicas y se les adiestrarán en la obediencia y las leyes. Los icoglans pasarán épocas de martirio, ayunos, pero tendrán la oportunidad de no ser analfabetos pues se les enseñara a leer y a estudiar religión. También se les adiestrará físicamente pero para potenciar la lucha y la agilidad, mientras se les instruye en los idiomas: turco, árabe y persa fundamentalmente. Los cuatro últimos años serán enseñanzas explícitas según el cargo que deban desempeñar en el futuro.



El día de su fin de carrera se trasladan a la habitación de los cuarenta pajes, la Hozada, allí esperarán a que su señor les de el cargo que deben desempeñar. Doce de ellos serán elegidos para desempeñar papeles importantes dentro del harén, y si son fuera, les eligen y aleccionan a representar a su amo. Comida, armarios, despensa, compra, caballerías, así doce jefes saldrán de esa habitación. Las escuelas son salones llamados Odas. Los maestros son eunucos blancos.
Los alumnos no pueden tener vida social con sus compañeros. Deben vigilar su silencio y no provocar habla o la comunicación entre sus compañeros. Los niños duermen en largas salas donde nunca se apagan las luces y donde son controlados por eunucos en grupos de cinco o seis. 


Los mutilados

Sin embargo, lo más sorprendente de los harenes son sus mutilados y  deformes habitantes: eunucos, mudos, sordos y ciegos, así como enanos, son miembros de rango del servicio del único (señor del harén). 



Ellos son las personas de más confianza y los que tienen a su cargo la custodia del resto de los miembros de habitantes de esos paraísos amurallados. Respetados por las mujeres y niños, entre quienes provocan miedo y autoridad. Controlan cada movimiento y dan cuenta al sultán de los intentos de subversión o los comportamientos fuera de ley. 



Los eunucos son castrados desde infantes para ocupar este puesto de vigías. Con esta mutilación física sus amos eliminan su posible rebelión o las ideas adversas que pudieran provocarle sus deseos sexuales o sentimentales. También reducen sus hormonas estas castraciones lo que les hace personas pacíficas. Después de muchas disputas los estudiosos de las costumbres islámicas y de los harenes pensaron que los eunucos se dividían en cuatro bloques. Los que nacían mutilados, los que eran esterilizados, los castrados y los que no eran fértiles. Y según fuera el color de su piel eran distribuidos en sus cargos. Los blancos se hacían parte del servicio alto, a ellos se le daba la custodia y la vigilancia de los miembros importantes. Ellos eran los maestros y los instructores de los niños. Y son la escolta del propio príncipe. 



El jefe de los eunucos blancos era el brazo derecho de los sultanes, mostrando a veces más poder dentro del gobierno que el gran visir del lugar. Ellos decidían quienes franqueaban las murallas y hasta donde podían hacerlo. Los eunucos negros eran los custodios del harén femenino, protectores de las puertas interiores. Sombras diurnas y nocturnas de las esposas, cuanto más feos son más valor ostentan en el mercado. Controlan desde la comida hasta las ropas de las esposas y concubinas. 



La idea de su fealdad da valor a la belleza de su señor, por el único por el que las mujeres del amo deben suspirar. Los enanos ejercen de bufones y charlatanes, produciendo las risas de las horas de ocio de su señor. Y los mudos o los sordo-mudos tienen las misiones más tenebrosas, pues son los brazos ejecutores de las iras de su señor. Los mudos se encargan de las ejecuciones de las mujeres promiscuas, de los parricidios y de otras salvajes ideas de esa ley interna de los harenes. 



Estrangulan con cordones de seda. Y siempre van en grupo alrededor de su amo cuando éste visita el harén. Como deben respetar a su amo y nunca franquear el silencio las personas del palacio a través de los siglos han desarrollado lenguajes muy originales de señales. Simbología escrita aunque poca, pues la mayoría de los habitantes son analfabetos y simbología o códigos secretos escritos entre los gestos de sus facciones físicas. Desde el rostro hasta los andares pueden ser utilizados para herramientas de comunicación dentro de un harén. 




Los que más han terminado dominando estas artes son los séquitos de mudos que han desarrollado códigos herméticos que se basan en tocarse partes del cuerpo propio o del interlocutor, por lo que pueden desarrollar este lenguaje a la luz del día pero también en la más absoluta oscuridad. Los cuarenta sordomudos de los harenes perfeccionan estas curiosas formas de expresión en la sala de los pajes. En concreto en su mezquita.
Lo ideal en un harén desde Soliman II es nacer feo, mudo y ser castrado del todo pues así se convierte en el ser perfecto ante el sultán. En la antigüedad creaban incluso sectas dentro de las ciudades harén y se hacían con la política del lugar. Incluso derrocaron a algunos príncipes.




Hoy en día la practica de los harenes está prohibida y la de la castración desde 1922 abolida en Turquía por Kemal Taturk, personaje que también abolió en su momento el uso de velo en la mujer, pero las investigaciones demuestran que son prácticas que todavía perduran entre los pueblos musulmanes. Prueba de ello es el uso de las leyes islámicas en Afganistán por parte de los integristas. Sigue también viva, aunque penada por las leyes humanitarias mundiales está la práctica de la esclavitud.
Las ideas integristas de algunos países de religión islámica como ha sucedido en Afganistán, ha hecho retroceder en el tiempo a los habitantes de estos países, dónde no sólo han resurgido los harenes y los velos en los rostros de las mujeres, sino las leyes de ejecución a los que no las cumplan. 




La mujer, la gran dañada 

De joven se la exhiben virgen en los mercados. Allí la examinan como carne, controlan sus rasgos físicos, pelo, uñas, dentadura, etc. Una vez la virgen es comprada por un harén se le lleva al serrallo. Allí pasara sus primeros meses aprendiendo a conocer las leyes internas que debe cumplir, los gustos de su señor que debe acatar y a mejorar lo que se espera de ella.
La mayoría será carnaza sexual. Se adoctrinará en las artes de la seducción y el placer al hombre. Aprenderá sobre el vestir. Conocerá la magia de los perfumes y aromas. Los secretos de las ablaciones a su señor. Las ablaciones rituales. Dos meses después será probada por el amo. Si es satisfactoria su velada y resulta del agrado del príncipe será tatuada en azul y se convertirá en odalisca (concubina), el paso previo a ser esposa o preferida. Si las mujeres no son del gusto el amo no serán devueltas, sino que formaran parte del servicio del harén aprendiendo los quehaceres de la limpieza o cocina, los lavaderos, ropas o el cuidado de los jardines. 




Las concubinas se llaman Ikbal y su número puede ser ilimitado, su traducción significa “felicidad”, reciben trato privilegiado por parte del servicio. Las mujeres del amo son cuatro oficiales como establece el Corán y nunca más. Aunque pueden ser repudiadas o sustituidas. Las Kalfas o camareras y las danzarinas o cantantes son las otras féminas de la ciudad prisión. Son objetos que dan prestigio a su señor, cuantas más tiene un príncipe más alto erige su poder y más hijos le engendrarán, lo que también le hacen más admirado. Pero en la antigüedad también se daba el caso contrario, de que las concubinas inteligentes y las madres de los sultanes se hacían con el poder real del lugar. Mujeres que portaban el título de sultanas y que llevan como símbolo un fetiche viril, una daga en la cintura.




El príncipe, sultán o amo de harén está obligado a rendir culto diario a su madre. Debe ir a visitarla cada día y no puede retirarse de su presencia sin su beneplácito (validé). Que debe ser concedido tres veces antes de que se arrodille delante de la mujer para rendirle servicio. Un ridículo carácter machista que prohíbe la libertad de estás fortalezas dictatoriales y con ella a sus ocupante para terminan postrándose de rodillas ante una mujer que le ha dado la vida. Resulta una visión deformada de las cosas, contradictoria que en muchos lugares de nuestro planeta sigue dándose a diario.




Obra de Ernest Normand Victorian


Pintura de Blas Olleros Y Quintana


Pintura de Blas Olleros Y Quintana


Pintura de Blas Olleros Y Quintana


"La perla del mercader". Tras cuatro años en Francia, el pintor chileno Alfredo Valenzuela Puelma adelantó su regresó a su país, debido a una enfermedad que lo aquejaba. Con la fama cobrada en Francia gracias a "Náyade cerca del agua", óleo expuesto en el Salón de París, Valenzuela Puelma esperaba un gran recibimiento. Sin embargo, uno de los cuadros que trajo, La perla del mercader (que había titulado en francés como Marchand d'esclaves), provocó diversas y furiosas críticas.

José Cruz Herrera (Spanish, 1890-1972)  –  Jeune odalisque au bain

José Cruz Herrera (Spanish, 1890-1972)   –   odalisca

Eugen Ansen Hoffmann –  Dancing Odalisque

Ferdinand  Roybet (French, 1840-1920)  –   Odalisque

Ferdinand  Roybet (French, 1840-1920)  –   Odalisque

Franz Lefler (Czech, 1831-1898)  – Odaliske mit der indischen Huka-Pfeife

Pierre Auguste Renoir   (French , 1841 – 1919 ) – Odalisque

Pierre Auguste Renoir   (French , 1841 – 1919 ) – Odalisque

Jean-Baptiste-Camille Corot (French, 1796-1875) – Sicilian Odalisque

Jean-Baptiste-Camille Corot (French, 1796-1875)  –  Odalisque

Ange Tissier (French, 1814-1876)  – An Algerian  Odalisque and her Slave

Louis Galliac (French, 1849-1934)  – Odalisque

Jacob Collins (American , born 1964) – Odalisca

Ignace Spiridon (Italian) – Odalisque

Casimiro Tomba (Rome 1857-1929) – A reclining female nude seen from behind lying on a leopard skin

Emmanuel Joseph Lauret Aîné ( French , 1809-1882) –   Odalisque

Maurice Bompard (French, 1857-1936)  –  Odalisques in an Interrior

Adolphe Weiz (Hungarian , 1838-1900)  –  Odalisque

Hermann Fenner-Behmer (German, 1866-1913)  – Odalisque

Eugène Guérard (French, 1859-1931)  – Harem Scene

Franciszek Żmurko (Polish, 1859-1910) – On the Orders of the Padishah

Luigi Mussini (Berlin, 1813 – 1888) – Odalisca

Leon Herbo (Belgian , 1850-1907) – An Odalisque

Hippolyte Berteaux (1843 – 1928)  – Odalisque With a Lute

Joseph Fortuné-Séraphin Layraud (French, 1834-1912) – Odalisque Couchee

Richard Parkes Bonington (English,1802-1828) – Odalisque in Yellow

Josef Straka (Austrian, 1864-1946)  – Odalisque with Parrot

Achille Zo (French, 1873-1933)  – The Dream of Believing

Gabriel Auguste Claire Armand de Fraguier (French 1803-1873) -Odalisque au nargile

Antonio Torres Fuster (Spanish, 1874-1945) – Odalisque

Natale Schiovoni (Italian, 1777-1858)  –  Odalisque

Bokovac Vlacho (1855-1923)  –  Pharaohs Favorite

Nathaniel Sichel (German, 1843-1907)  – An Odalisque


Adrien Henri Tanoux (1865-1923), Odalisque.

Odalisque según la Inteligencia Artificial.


Odalisque bailando según la Inteligencia Artificial.