Catalina de los Ríos y Lisperguer (Santiago de Chile, octubre de 1604, 16 de enero de 1665), más conocida como "La Quintrala", fue una aristócrata y terrateniente chilena de la época colonial, famosa por su belleza y, según la leyenda, la crueldad con la que trataba a sus sirvientes. Su figura, fuertemente mitificada, pervive en la cultura popular como el resumen de la mujer perversa y abusadora.
La Quintrala creció en el seno de una familia de ricos terratenientes; tanto los De los Ríos como los Lisperguer eran familias de renombre en la sociedad santiaguina del siglo XVII. Sin embargo, no recibió una buena educación y fue semianalfabeta hasta su muerte. Catalina quedó al cuidado de su padre y de su abuela.
El apodo de La Quintrala es probablemente una desviación del diminutivo de su nombre de pila, Catrala o Catralita. Sin embargo, otra teoría dice que el sobrenombre proviene del hecho que azotaba a sus esclavos con ramas de quintral, una planta parásita autóctona de flores rojas. Cabe destacar, por otra parte, que Catalina era pelirroja. Magdalena Petit sostiene en su libro "La Quintrala" que este nombre proviene del quintral, haciendo un símil al color de su cabello.
Catalina llegó a ser una belleza, de tez blanca, elevada estatura, cabellera pelirroja e intensos ojos verdes, de una combinación genética entre sangre amerindia, española y austríaca, que le habían otorgado notables atributos físicos "que la hacían muy atractiva a los hombres'", según las crónicas del obispo Francisco González de Salcedo (1622-1634).
Se dice que una de sus tías la acercó a las prácticas paganas de la hechicería, con su abuela Águeda Flores, nieta de Tala Canta Ilabe, gobernador inca de Talagante.