El 19 de abril de 797: en la ciudad de Bizancio, la emperatriz Irene organiza una conspiración contra su hijo, el emperador bizantino Constantino VI. Él es derrocado y poco después, cegado. Constantino muere por infección; Irene se proclama basileus.
Pugna con su hijo Constantino
En 790, Irene decretó que ella tendría siempre prioridad en el gobierno frente a su hijo Constantino, que ya era adulto. Esto convirtió a su hijo en el principal foco de oposición contra el gobierno de Irene, y se urdió una conspiración para deponer a la emperatriz. Sin embargo, la conspiración fue desbaratada por Irene, quien castigó a los culpables, encarceló a Constantino y obligó al ejército a jurarle fidelidad. Mientras que en la parte europea del Imperio, donde predominaban los iconódulos, lo consiguió sin problemas, los soldados de Asia Menor se negaron y comenzaron una revuelta que culminó con la proclamación de Constantino VI como único emperador.
Sin embargo, tras una serie de fracasos militares, Constantino decidió devolver el poder a su madre, quien fue confirmada como emperatriz. Ante esto, la facción iconoclasta tramó colocar en el trono al césar Nicéforo, uno de los cinco hermanos del anterior emperador, León IV. La conspiración fue descubierta: Nicéforo y Constantino fueron cegados y a los otros cuatro tíos de Constantino, que habían tomado parte en ella, se les cortó la lengua. (W)
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