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domingo, 15 de septiembre de 2024

Rodwin de las Galias (11) Danalak

 

El guion de esta serie fue de Armando Fernández (como Axel Bergier) aunque hay 2 episodios escritos por Ricardo Ferrari. Y los dibujos de Miguel Ángel Castro Rodríguez (Firmando con su apellido invertido), Rubén Meriggi, Fabián Slongo, Walter Alarcón y Víctor Toppi.

Rodwin de las Galias me recuerda, por momentos, a Thorgal. Un errante en busca de algo o de alguien.Mezcla de realidad y fantasía.




La influencia de los prerrafaelistas: John William Waterhouse

 


No sólo grandes pintores cayeron en el influjo mágico del prerrafaelismo surgido a mediados del siglo XIX, sino también incidió en la literatura, la música y el cine.
 




John William Waterhouse

John William Waterhouse (Roma, 6 de abril de 1849-Londres, 10 de febrero de 1917) fue un pintor británico. Hijo de artistas, sus comienzos como pintor estuvieron influidos por el neoclasicismo victoriano. En la fase siguiente, se convierte en un pintor prerrafaelita. Más tarde estuvo atraído por el plenairismo de los impresionistas franceses. Si al principio de su carrera se dedicó a temas de la antigüedad clásica, más adelante abordó los literarios, siempre con un estilo suave y misterioso, imbuido de romanticismo, que permiten encuadrarlo dentro del simbolismo. Pintor famoso en vida, su fama decayó durante el siglo XX. Sin embargo, a fines de esta centuria se produjo una revaloralización de sus aportes a la historia de la pintura.
John William Waterhouse nació en Roma en 1849. Su padre, de nacionalidad inglesa, trabajaba allí como pintor. Fue apodado como Nino durante su infancia. En la década de 1850, regresó con su familia a Inglaterra, donde aprendió el italiano de su padre y lo ayuda en su taller. En 1870 ingresa en la Royal Academy Schools de Londres. Sus primeras obras son de temática clásica y fueron exhibidas en la Royal Academy, la Sociedad de Artistas Británicos y la Dudley Gallery.
Con 28 años viaja por el extranjero, teniendo especial predilección por Italia, y ello se vio fuertemente reflejado en sus obras, influenciado por la vida y costumbres italianas. Las creaciones de esta época son de temática de la historia antigua y el género clásico, similares a las del pintor Alma-Tadema. No obstante, también creó pinturas con ciertos aires orientales.
Desde 1880 expone anualmente sus cuadros en el Royal Academy y en The Academy. Entre los años 1885 y 1895 es nombrado socio y académico del Royal Academy.
En 1883, después de su matrimonio con Esther Kenworthy, Waterhouse se estableció en Primrose Hill Studios (primero en el número 3 y más tarde en el 6). También fueron ocupantes de Primrose Hill Studios los artistas Arthur Rackham y Patrick Caulfield.
En 1891 Waterhouse conoce una modelo, cuyo nombre se cree que fue Muriel Foster, quien comienza a posar para sus cuadros, los cuales más tarde serán célebres.
Waterhouse es patrocinado por Alexander Henderson, financiero, quien desde 1903 hasta su muerte le compra varias de sus pinturas.
John William Waterhouse fallece en Londres el 10 de febrero de 1917. (Wikipedia)


The Lady of Shallot (detalle)

Dibujando historietas (Recuerdos de infancia)

Dibujando y escribiendo mis propias historietas. Tal vez no sea una obra maestra, pero a pesar de los casi 30 años que han transcurrido desde su creación, me sigue provocando una sensación de nostalgia y satisfacción.

Tengo recuerdos de niño muy claros copiando los dibujos de las revistas de historietas que mi madre me compraba cada semana (Mampato, Jinete Fantasma, Jinete Justiciero, Tarzán, etc.).

Por Rubén Reveco - Editor

Siempre fui un buen copista y los dibujos me quedaban bastante parecidos. A partir de ese ejercicio, incursioné en el guion (a los 12 ó 13 años) y empecé a crear mis propias historias. Si la escena demandaba cuatro jinetes galopando por una pradera, buscaba en mis revistas el dibujo que se adaptara lo mejor posible a ese momento y lo copiaba. Así fui llenando cuadernos de dibujos, tantos que mi madre decidió guardarlos en una gran caja que había en una dependencia exterior de mi antigua casa materna. Resulta que un día entraron a robar y se llevaron la caja con esos "tesoros" que nunca más pude recuperar.
Pasaron los años y quise volver a dibujar un cómic moderno (ya no se llamaban "historietas") esta vez con un estilo de realismo mágico que más tarde desarrollaría en mis actuales pinturas. En ese tiempo me gustaba Moebius, Caza… No pasé de la primera página.
Hace un tiempo lo encontré en mi baúl de los recuerdos bastante deteriorado y para que no me vuelva a pasar lo mismo, lo escanee y lo público para compartirlo. Quizá no sea una gran obra, pero a pesar de los casi 30 años que han pasado, me sigue gustando: Había una niña jugando, su madre, un bote, una gaviota volando, construcciones fantásticas y araucarias, a lo lejos...


Un viaje creativo

La niñez es un periodo en la vida donde la imaginación florece y las experiencias se marcan a fuego en la memoria. Mi propia niñez, que parece pertenecer a otra época, estuvo fuertemente ligada al acto de dibujar. Títulos como Mampato, Jinete Fantasma, Jinete Justiciero y Tarzán se transformaron en mis principales fuentes de inspiración. La portada de esas revistas, vibrante en colores e ilustraciones dinámicas, invitaba a un mundo lleno de aventuras y personajes por descubrir.
Desde pequeño, siempre fui un talentoso copista. La habilidad de reproducir lo que veía en las páginas de esas revistas no solo me otorgaba un sentido de logro, sino que también me permitía profundizar en la técnica y el estilo de los grandes artistas que habían creado esos mundos. Mi interés inicial por el dibujo se transformó rápidamente en un ejercicio que me llevó a explorar más allá de la simple reproducción. A la edad de 12 o 13 años, desarrolle el deseo de crear mis propias historias. La idea de que un lápiz y un cuaderno podían dar vida a relatos que habitaban mi mente me llenaba de entusiasmo.
Al copiar esos dibujos, no solo estaba replicando imágenes; estaba asimilando técnicas, estilos y, de forma más integral, la noción de narrar historias visuales. El arte de copiar, a menudo visto como un ejercicio de imitación, se convirtió en el fundamento de mi desarrollo como artista. Casi sin darme cuenta, fui llenando cuadernos con mis dibujos, creando una colección que atesoraba con cariño.
La vida, con sus inesperados giros, tenía otros planes. La pérdida de aquellos cuadernos fue devastadora; no solo se llevó mis dibujos, sino también una parte de mi historia y mis recuerdos de niño. Esa experiencia nos recuerda lo efímero que es el arte, y cómo a veces, el tiempo puede borrar lo que consideramos eterno.
A lo largo de los años, el deseo de regresar al arte del cómic nunca me abandonó. En un intento por regresar a mis raíces creativas, traté de dibujar un cómic moderno, infundido con un estilo de realismo mágico. A pesar de mi entusiasmo, el proyecto no prosperó; ni siquiera pasé de la primera página. La vida cotidiana y otras responsabilidades se interpusieron en mi camino, relegando mi pasión artística a un segundo plano.
Este viaje a través de mis recuerdos me recuerda que el arte, en todas sus formas, es una parte intrínseca de la experiencia humana. Desde los primeros garabatos en un cuaderno, pasando por los sentimientos de pérdida y reencuentro, hasta las obras que aún encontramos en algún rincón de nuestro pasado, todo contribuye a definir quiénes somos. La capacidad de contar historias a través de imágenes es un legado que, a pesar de las adversidades, siempre encontrará una forma de renacer. En la búsqueda constante por redescubrir mis raíces artísticas, me encuentro conectado con la esencia de lo que significa ser creador, y este vínculo sigue nutriendo mi trabajo actual como pintor. En cada trazo, en cada color, hay un eco de aquellas tardes de infancia, un homenaje a la creatividad que una vez nació entre las páginas de una revista de historietas.


Mis revistas de infancia





Por sobre las historias de superhéroes, siempre preferí a los protagonistas con condiciones "normales". Esas historias siempre tenían algún componente de realismo y por lo tanto de credibilidad.



Canciones que me gustan: Un ángel para tu soledad

 

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota

Las letras de la banda argentina "Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota" son conocidas por su hermetismo. En muchas no se puede identificar con claridad el tema o referente al que aluden. "Un ángel para tu soledad" no es una excepción.

Muchas posibles historias integran el universo significativo que rodea a “Un ángel para tu soledad”. Una de ellas indica que este era el nombre de un centro de rehabilitación a adicciones donde estuvo internado un amigo del Indio Solari (la voz). Bajo esta premisa, el tema se referiría a esa institución y describe la desesperación que sufre una persona durante el periodo de abstinencia.

Otra tiende a significar a este tema como un himno cómplice entre los Redondos y los “pibes desangelados”, forma en la que más de una oportunidad se ha referido el Indio a parte de su público. En este sentido, la canción empieza con una frase que parece un pedido de Solari que las “misas ricoteras” no sean veneradas más de la cuenta: “Ya sufriste cosas mejores que estas”.

Otro aspecto a destacar de esta letra son los particulares verbos que utiliza el Indio. Puntualmente, las elecciones de “faulear” y “arremolinar” parecen llevar el significado hacia el lugar de una canción que habla propiamente de los shows que hacían los Redonditos.

En el deporte, “faulear” es hacer un foul. Alguno puede llevar esto hacia el lado de generar violencia, de querer dañar al otro con intención. En interpretaciones aún más peculiares, se ha llegado a decir que el tema estaba dedicado a Diego Maradona: “Doble cordel” podría referirse a la manera en la que Diego se ataba los cordones antes de salir a jugar.

Sin embargo, en el contexto de la canción y del disco (Lobo suelto, Cordero atado) “faulear” parece tener un significado más lúdico, no dañino. “Faulear” revela un momento de “estar suelto sin ataduras” ni represiones de ningún tipo, más teniendo en cuenta que está acompañado del verbo “arremolinar”.

“Arremolinar” se aproxima a “remolino”, un movimiento veloz en el aire, que gira hacia arriba elevando lo que está en el piso. La palabra transmite inquietud, agitación, saltos, velocidad, vibración, cambios: probablemente, algo relacionado con el vértigo que se vivía en los pogos de los recitales de los Redondos. “Arremolinar” sería fluir, dejarse llevar por la corriente, por una oscilación producida en conjunto. (F)




Comentarios en YouTube

Una tarde después de laburar venía en el bondi como una sardina estrujado por otras 75 sardinas y en la radio empezó a sonar este tema: "Ya sufriste cosas mejores que esta y vas andar esta ruta hoy cuando anochezca". Todos estábamos escuchando esa canción y como conectados sintiendo lo mismo. el chofer era un caronte que nos llevaba al infierno con la banda sonora justa. Que años más felices y desgraciados a la vez

Cada vez que la tristeza me acecha, escucho este tema. Hace dos meses murió mi hija de 15 años. Ricotera como yo. Siento que este tema me acerca más a ella ahora que no la puedo tocar...

Es imposible para mi no llorar con este tema. A lo largo de mi vida va cambiando el significado...hoy estamos en cuarentena y la letra encaja con lo que nos toca vivir hoy día... que triste esta situación... ahora hay que estar más unidos que nunca... Vamos Argentina, te amo! acordate que ya "sufrimos cosas peores que esta!". Ya va pasar todo.

Escucho este tema y es como si Patricio Rey me dijera "Dale loco, no todo está perdido, hay que darle para adelante, sin importar lo más duro que sea lo que te esta pasando. No hay que bajar los brazos -nunca- sin importar lo que sea! El que abandona no tiene premio!"

Es increíble lo que te producen Los Redondos no tiene descripción, lo tenes que sentir sino nunca lo vas a entender..!


Nos vemos el próximo domingo con otra canción que me gusta



sábado, 14 de septiembre de 2024

La influencia de los prerrafaelistas: John William Godward


Su pintura, que se mantuvo prácticamente invariable a lo largo de toda su carrera, se caracteriza por un dibujo meticuloso, una precisión casi fotográfica en el tratamiento de los detalles y un colorido brillante y diáfano.


John William Godward (1861-1922) fue un pintor británico cuya extensa producción,​ determinada por un extraordinario virtuosismo, coincide cronológicamente con el final del periodo prerrafaelista en Inglaterra.
Nacido en el seno de una familia que reprochó siempre sus aspiraciones artísticas, Godward, pese a la oposición familiar, cursó estudios de arte, finalizados los cuales empezó a exponer con regularidad en la Royal Academy desde 1887. Entre ese año y 1916, diecinueve obras del artista fueron exhibidas con desigual aceptación en la Real Academia. En 1912 se trasladó a Italia con su modelo; allí permaneció durante siete años, una etapa caracterizada por las enfermedades y las críticas hostiles, pues la temática de su obra no se ajustaba a los gustos de la época, lo que fue desembocando en una depresión que le condujo a suicidarse inhalando gas en 1922. Dejó una nota de despedida, en la que manifestaba que el mundo no era lo bastante grande para él y Picasso.

VER TAMBIÉN:



Posible autorretrato. Es curioso, al menos, que no se conozca una fotografía considerando que vivió hasta 1922.

Muchos -sin el ojo crítico adiestrado- lo consideraron como "un imitador de Alma-Tadema, con el que a veces se confunde", "un pedante del pincel" o "el pintor de un mundo insípido de mujeres lánguidas sentadas en bancos de mármol".
Sea como fuese, el éxito le asistió desde sus primeras muestras, lo que —si bien hay que tener en cuenta que sus obras no alcanzaron nunca las cuantías de las de Alma-Tadema u otros maestros de la generación precedente— le permitió vivir con cierto desahogo, pese a lo cual llevó una existencia que, sin duda, se puede calificar de sobria.
Por el testamento del pintor, se sabe que donó todos sus cuadros a sus hermanos Alfred, Edmund, Charles Arthur y Mary Nin.

Frenchman



Un normando en la Luisiana Octubre de 1803... Los reclutadores llegan a un tranquilo pueblo de Normandía. Al oír su nombre, los jóvenes de la región descubren si deben unirse a las filas del ejército del cónsul vitalicio Bonaparte o no. Mientras, en el otro extremo del mundo, Francia ha cedido la Luisiana a la joven nación americana. Reclutado, como tantos otros, para garantizar la “pacificación” de aquel territorio salvaje, Alban, un joven campesino, debe embarcar pronto hacia la Nueva Orleans.

El muchacho, cargado de fogosidad e imbuido todavía por los ideales de la revolución, comete un asesinato para defender a un joven esclavo. Lo detienen, lo encarcelan y corre peligro de acabar en el cadalso, pero un trampero francés, Toussaint Charbonneau, le salva la vida y lo lleva a una expedición que cambiará el curso de sus vidas.
Tras Canoe Bay, Patrick Prugne nos recuerda que Francia poseyó un inmenso imperio en la América del Norte cuya capital fue la Nueva Orleans, fundada en 1712.
Desde el Canadá hasta el golfo de México, desde los Apalaches hasta las Rocosas, la Luisiana francesa equivalía a veintiuno de los actuales Estados norteamericanos.
La historia de este territorio, al que el rey de Francia había dado su nombre, está plagada de tramperos, misioneros y militares perdidos en la inmensidad del Nuevo Mundo.

Frenchman






Alvar Mayor: El tesoro de Yatzil-Itza



Carlos Trillo y Enrique Breccia fueron renovadores conceptuales y formales de la aventura argentina en los setenta. Esta es una historieta que se destaca por su originalidad temática: América mítica, la literatura indigenista y el realismo mágico latinoamericano.