Un normando en la Luisiana Octubre de 1803... Los reclutadores llegan a un tranquilo pueblo de Normandía. Al oír su nombre, los jóvenes de la región descubren si deben unirse a las filas del ejército del cónsul vitalicio Bonaparte o no. Mientras, en el otro extremo del mundo, Francia ha cedido la Luisiana a la joven nación americana. Reclutado, como tantos otros, para garantizar la “pacificación” de aquel territorio salvaje, Alban, un joven campesino, debe embarcar pronto hacia la Nueva Orleans.
El muchacho, cargado de fogosidad e imbuido todavía por los ideales de la revolución, comete un asesinato para defender a un joven esclavo. Lo detienen, lo encarcelan y corre peligro de acabar en el cadalso, pero un trampero francés, Toussaint Charbonneau, le salva la vida y lo lleva a una expedición que cambiará el curso de sus vidas.
Tras Canoe Bay, Patrick Prugne nos recuerda que Francia poseyó un inmenso imperio en la América del Norte cuya capital fue la Nueva Orleans, fundada en 1712.
Desde el Canadá hasta el golfo de México, desde los Apalaches hasta las Rocosas, la Luisiana francesa equivalía a veintiuno de los actuales Estados norteamericanos.
La historia de este territorio, al que el rey de Francia había dado su nombre, está plagada de tramperos, misioneros y militares perdidos en la inmensidad del Nuevo Mundo.
Patrick Prugne hace verdaderas maravillas, especialmente cuando se refiete a los indigenas americanos.
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