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jueves, 17 de agosto de 2023

Los prerrafaelistas (1) Edward Burne-Jones

 

"La escalera dorada" de Edward Burne-Jones, 277 por 117 cms. El dibujo lo completó en 1872, pero sólo comenzó la pintura en 1876 terminándola cuatro años después.

Si bien Edward Burne-Jones no está desde el comienzo en el grupo, su obra es una de las más interesantes y que más influencia ejerce en la segunda mitad del siglo XIX.


El prerrafaelismo

La Hermandad Prerrafaelita (Pre-Raphaelite Brotherhood) fue una asociación de pintores, poetas y críticos ingleses, fundada en Londres en 1848 por John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt. La hermandad duró apenas cinco años, pero su influencia se dejó sentir en la pintura inglesa hasta comienzo el siglo XX. 
Los prerrafaelitas rechazaban el arte académico predominante en la Inglaterra del siglo XIX, centrando sus críticas en Joshua Reynolds, fundador de la Royal Academy of Arts. Desde su punto de vista, la pintura académica imperante no hacía sino perpetuar el manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Ángel, con composiciones elegantes pero vacuas y carentes de sinceridad. Por esa razón, ellos propugnaban el regreso al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael —de ahí el nombre del grupo— a los que consideraban más auténticos.

Edward Burne-Jones ( izq) y William Morris, 1890.

Biografía 

Burne-Jones nació en Birmingham en 1833. Su vocación artística se despertó cuando acudió a estudiar teología a Oxford en 1853. Allí hizo amistad con William Morris y juntos se apasionaron por la literatura, la historia medieval y el arte. Les animaba una mentalidad romántica opuesta al maquinismo (utilización generalizada de máquinas para sustituir el trabajo humano)
En 1855 Burne-Jones conoció a Dante Gabriele Rossetti, uno de los fundadores del grupo de los prerrafaelistas, y desde ese instante se hizo su discípulo, pese a sólo tener cinco años más que él. Rossetti será quien le anime a abandonar sus estudios religiosos y a dedicarse al arte y además, gracias a sus contactos, le proporcionará los primeros encargos: unos diseños de tema medieval para vidrieras. Durante el resto de su vida no abandonará esta técnica, como el amor por el dibujo y por la acuarela que aprendió con Rossetti.
Una parte importante de su producción artística fue también el diseño de  tapices y objetos artesanales de aspecto medieval en colaboración con William Morris para la empresa Morris and Company, desde 1861. Buen ejemplo son los muebles y paneles que realizó para la Red House, la propia vivienda de Morris. También ilustró numerosos libros de tipografía y de leyendas medievales para la editorial Kelmscott Press, desde 1891.

Entre el prerrafaelismo y el simbolismo

Hacia finales de la década de 1850, la pintura prerrafaelista había dejado de ser despreciada y pasó a ser extensamente imitada pese a que desde 1853 ya no existiera el movimiento como grupo en sí. Aún así, surgió una "segunda generación" de artistas prerrafaelistas, cuyos principales exponentes fueron William Morris (1834-1896), el que más adelante fundaría el movimiento Arts and Crafts, y Edward Burne-Jones (1833-1898) que mantuvieron las características del estilo. Incluso tuvieron un seguidor en la figura de John William Waterhouse (1849-1917) que prolongó el prerrafaelismo hasta bien entrado el siglo XX.

"El rey Cophetua y la doncella mendiga"

Para Burne-Jones alcanzar la belleza es una de las aspiraciones del pintor, pero también demostrar que los sentimientos y los valores espirituales deben sobreponerse a lo material, al contrario de lo que sucedía en la sociedad victoriana en la que vive.
"El rey Cophetua y la doncella mendiga" de 1884, es una de sus cartas de presentación. Representa un poema de Tennyson en el que un rey que ha buscado por todas partes a su mujer ideal la encuentra en una modestísima doncella de alma pura. Cophetua se da cuenta de ello y se sienta a sus pies embelesado por su presencia. El momento se hace mágico, como si el tiempo se detuviese. 

La influencia gótica y la leyenda medieval

Las primeras obras propiamente pictóricas de Burne-Jones muestran una clara influencia de la fantasía de las obras de Rossetti, como las ilustraciones que hizo éste para el libro Las doncellas de Elfen-Mere (1855) de su amigo William Allingham. Ambos compartían el gusto por la técnica de la acuarela y del dibujo. También gustaban de representar a extrañas mujeres, de rostros serenos que miran hipnotizadoras al espectador, que resultan tan inquietantes como sensuales. Su inspiración temática parte de la literatura "gótica" de la época y de las leyendas medievales europeas como las del ciclo artúrico recopiladas en el siglo XV por Thomas Malory.

“El espejo de Venus” (1877, óleo sobre lienzo, 120 x 200 cm. Fundación Calouste Gulbenkian, Lisboa)

Edward Burne-Jones era admirador incondicional de las obras de Botticelli. Las figuras femeninas de sus cuadros recuerdan mucho a las del pintor renacentista en la dulzura de los rostros, los gestos melancólicos y esas vestimentas pseudo-clásicas de telas finas que se pegan sensualmente al cuerpo (muy útiles para insinuar la anatomía sin necesidad de pintar un desnudo). La combinación de esta clase de figuras con el colorido brillante y el detallismo típico de la pintura prerrafaelita de Burne-Jones.
En "El espejo de Venus" pinta diez figuras femeninas mirándose en la superficie de un charco. La variedad de las posturas y los reflejos demuestran la maestría del artista, al igual que la minuciosidad con la que están pintada las hojas y florecillas que rodean el charco. Sin embargo, la obra no tiene ningún contenido narrativo o simbólico, está hecha para el mero disfrute estético y sólo gracias al título, sabemos que estas chicas son Venus (la que está de pie vestida de azul) y sus amigas. El paisaje árido y rocoso es típico de la pintura de Burne-Jones y lo utilizaba para evitar quitarle protagonismo a las figuras.

La influencia italiana

Burne-Jones era consciente de los defectos de su formación como pintor autodidacta pues, a parte de unas pocas lecciones con Rossetti en técnicas como la tinta y la acuarela, no recibió más rudimentos artísticos. Por eso, en sus cuatro viajes que realizó a Italia entre 1859 y 1877 se esforzó por empaparse de la técnica al óleo de los pintores renacentistas. Se sabe que copió obras de  de los maestros venecianos Carpaccio, Tiziano y Giorgioney de los florentinos Ghirlandaio, Botticelli y Lippi, lo que se aprecia en los modelos humanos. Y muy grande es la deuda con Mantegna en los paisajes misteriosos y el detallismo arqueológico y con Miguel Ángel en el desnudo. Además, de Italia trae gran cantidad de temas y personajes del arte clásico que reelaborará en sus propias obras.


Su estilo e identidad

Burne-Jones dedicaba mucho tiempo a finalizar sus cuadros. Realizaba numerosos estudios preparatorios y dibujos de cada una de las figuras y luego las pintaba. Con frecuencia dejaba un cuadro y lo retomaba años más tarde, lo que hace que a veces sea difícil datar con exactitud sus trabajos y haya que enmarcarlos en un periodo amplio. 


"La escalera de oro" (Detalles)

Formato

Fue uno de los primeros artistas en romper con el tamaño y el formato convencional de los óleos. Le fascinaban las composiciones en donde predominaban las líneas rectas, lo que acentuaba con los elementos arquitectónicos, las cortinas y los vestidos. Sus formatos podían ser muy apaisados o exageradamente estrechos y verticales. Este estilo se puede apreciar muy bien en "La escalera de oro" donde 18 doncellas o ángeles descienden por una escalera. El tema es lo de menos, es la belleza de las ninfas y el juego de las líneas y de las formas lo que importa. Este formato alargado y muy estrecho  le permite concentrar la atención en las figuras y hacerlas más monumentales.
Posiblemente el mejor dotado técnicamente de los prerrafelitas fue Edward Burne Jones, y tanto en ésta como en otras de sus mejores obras, su técnica recuerda a las delicadas obras de Sandro Botticelli y especialmente a los cuadros de Mantegna, sobre todo por el carácter arquitectónico que aplica a sus composiciones.
Unas composiciones para las que es muy importante la geometría, una geometría que aplica a los fondos e incluso a las propias figuras. Basta ver como aquí se desarrollan a lo largo de una perfecta forma en espiral, mientras que cada una de las mujeres pintadas tiene un marcado carácter columnario, siempre de estudiadas proporciones. Por ello, no extraña que vayan vestidas con una indumentaria propia de la Grecia clásica, como haciendo su personal homenaje a aquella época y a las formas artísticas que allí se establecieron, siempre basándose en la razón y en los cálculos matemáticos.
Pero aunque en esta obra haya ese especial tributo al mundo de la Grecia Antigua, la gran mayoría de los cuadros de Burne Jones son mucho más espirituales, alcanzando a veces cierto tono místico. De hecho, el Prerrafelismo está considerado como una peculiar vertiente dentro del Romanticismo imperante en aquel momento.

Georgina MacDonald

La mujer como ideal amoroso

Su mujer, Georgina MacDonald, con la que se casó  en 1860 fue su principal modelo durante los primeros años y también su primera biógrafa. Otras de sus modelos fueron su pupila y destacada pintora María Spartalli-Stillman, así como la prima de ésta, María Zambaco, que era escultora y que desde que la conoció en 1866 le cautivó. El romance se descubrió en 1870 cuando ella intentó suicidarse en público cuando él se negó a dejar a su mujer.

María Zambaco

Aunque rompieron su relación, la imagen de María Zambaco siguió presente en la obra del pintor, que no pudo apartarla de su cabeza y la representó en otros cuadros como el símbolo de la mujer seductora y de la tentación. La pasión que siguió sintiendo por ella, aunque teñida de tristeza y de una sensación de amor imposible, fue el estímulo para muchos de sus mejores cuadros: Es el "Árbol del perdón", está Phyllis enamorada abrazando desesperadamente a Demaphoön aun habiendo sido convertida en un almendro tras su suicidio por amor (dos versiones, 1870 y 1882). Los desnudos son un tributo a Miguel Ángel.

"El árbol del perdón", versión de 1882. Hay una primera versión de 1870 titulado Phyllis and Demophoön.

Pero también es la dama Nimöe que seduce al mago Merlín en The Beguiling of Merlin (1874). La que encarna a la mujer fatal y manipuladora que juega con el amor que siente Merlín por ella. En la imagen vemos el protagonismo del grácil cuerpo de la mujer y el rostro de tan poderoso mago temeroso y atrapado por el deseo.

The Beguiling of Merlin

Es la sirena que arrastra a su amante a las profundidades del mar. La mujer que enamora a los hombres y al mismo tiempo causa su ruina.

Helen Mary May Gaskell

Helen Mary May Gaskell fue el último de los amores prohibidos de Burne-Jones (Ella estaba casada con un militar)
Unas semanas antes de morir, poco antes de cumplir 65 años y tras una gripe mal curada que terminó causando un ataque cardíaco, el pintor Edward Burne-Jones (1833-1898) escribió unas líneas en las que parece presentir una despedida. La destinataria de la carta era Helen Mary May Gaskell (1853–1940): "Suponiendo que nunca nos veamos de nuevo —tendrás valor, ¿verdad?—, hemos tenido seis años de la más hermosa de las amistades. Seis largos años sin un fallo, sin una sola cosa de la que arrepentirnos". 
Mantuvieron una relación platónica pero inflamada por la pasión y la dependencia: llegaron a intercambiar hasta cinco cartas diarias.

"Amor entre ruinas"

Con esta pintura de dos amantes, Burne-Jones alcanza uno de los mas altos niveles de expresión artística. La obra está invadida por una atmósfera de profunda y melancólica quietud, como si los dos jóvenes pudiesen escuchar el eco de una música lejana, evocada por el instrumento musical que el muchacho sostienes entre sus piernas.
Es la mujer que abraza con tristeza y entrega a su amante entre las ruinas de un templo posiblemente dedicado al amor. La primera versión la compuso entre 1870-73 y entre 1893-94 realizó una segunda que es la que podemos ver porque la original se perdió. Es uno de los cuadros más melancólicos a un amor que fue y será pese al paso del tiempo, sufriente y expresivo.

Burne-Jones realizó varias versiones sobre el mito de Pigmalión y Galatea.

Pigmalión y Galatea

Aquí se recrea la bella leyenda a través de una serie de cuatro cuadros que nos muestran cómo Pigmalión persigue el sueño de la perfección en el amor y lo encuentra en una creación suya; una escultura esculpida por él y a la que Venus otorga la vida… La bella Galatea.
Burne-Jones elaboró entre 1865-67 una serie de dibujos para ilustrar el poema de Morris “Pigmalión y la estatua”. Quedó tan satisfecho de su trabajo que fueron utilizados años más tarde para una nueva serie pintada al óleo destinada a la madre de su enamorada, María Zambaco, llamada Euphrosyne Cassavetti.
Los especialistas consideran que en esta serie encontramos referencias autobiográficas del artista, aludiendo al descubrimiento por parte de Burne-Jones que la mujer que había “creado” estaba lleno de exigencias que él no podía satisfacer, reflejando su dolorosa situación personal.
La serie consta de cuatro lienzos titulados "El corazón desea", "La mano se contiene", "La divinidad inflama" y "El alma consigue", en los que podemos advertir la admiración del pintor por el clasicismo y los maestros italianos del Quattrocento, como bien podemos observar en la aparición de figuras desnudas a modo de estatuas y las referencias arquitectónicas respectivamente.

El mito

Pigmalión, rey artista de Chipre, buscó durante muchísimo tiempo a una mujer con la cual casarse. Pero con una condición: debía ser la mujer perfecta. Frustrado en su búsqueda, decidió no casarse y dedicar su tiempo a crear esculturas preciosas para compensar la ausencia. Una de estas, Galatea, era tan bella que Pigmalión se enamoró de la estatua.
Mediante la intervención de Afrodita, Pigmalión soñó que Galatea cobraba vida. En la obra Las metamorfosis, de Ovidio, se relata así el mito: Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del Sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos.
Al despertar, Pigmalión se encontró con Afrodita, quien, conmovida por el deseo del rey, le dijo "mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal". Y así fue como Galatea se convirtió en humana.

"El corazón desea"

"La mano se contiene"

"La divinidad inflama"

"El alma consigue"

 "La Anunciación". Original pintado en 1876-1879. Óleo sobre lienzo (250 x 104.5 cm) Lady Lever Art Gallery, Merseyside, England

Arte religioso

No son muchas las pinturas realizadas con temas referidos al cristianismo. En "La anunciación", Burne-Jones optan por recoger el pelo de la Virgen, tal vez para no distraer del tema religioso. En el caso, la obra deja patente su inspiración en los maestros italianos renacentistas al abandonar todo vestigio de naturaleza a favor de un entorno arquitectónico. Sus figuras alcanzan una apariencia estatuaria, con rostros serenos que no expresan emoción y ropajes con pliegues cuidados hasta el último detalle. María muestra su sorpresa mediante el movimiento de las manos y la importancia de su misión se refleja en un relieve escultórico con la expulsión del Paraíso. 

"Sponsa de Libano" - 1891

La trascendencia de la obra de Burne-Jones


Su obra tuvo considerable influencia sobre los simbolistas franceses, y las mujeres de etérea belleza que pueblan sus cuadros, al igual que los tipos más sensuales de Rossetti, tuvieron una gran descendencia a finales de siglo en todos los pintores esteticistas como Alma-Tadema. El colorido que trabaja suele ser un tono suave y un dibujo lineal compartiendo la técnica con el Art Nouveau.

La mejor colección de su obra se encuentra en la City Art Gallery de Birmingham, su ciudad natal.


Más obras

The Prioress’s Tale



Helen Mary May Gaskell








The Prioress’s Tale. 1865-1898



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