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miércoles, 11 de diciembre de 2024
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martes, 10 de diciembre de 2024
Tomás y las estrellas
Por Rubén Reveco - Editor
Habíamos ido al consultorio; ya era de noche. El aire estaba impregnado del leve murmullo de unas diez personas que esperaban ser atendidas. Sentados cerca de nosotros, dos hermanos, uno de nueve años y otro de seis (aproximadamente) aguardaban su turno acompañados por sus padres.
A través de las páginas de un libro escolar, el hermano mayor leía en voz alta un mito precolombino sobre la creación del sol y las estrellas. En un momento, detuvo la lectura y, mirando a su hermano, le preguntó:
-¿Sabías que el Sol es una estrella?
-No -contestó.
-Las estrellas están muy lejos. Por eso se ven tan pequeñas. ¿Has visto alguna estrella?
-No -respondió, moviendo la cabeza.
Fue entonces cuando se escuchó en toda la sala de espera: "¡Mamá, Tomás no conoce las estrellas!"
Algunos nos miraron sonrientes. Era una escena que, a pesar de su apariencia trivial, reflejaba el asombro ante lo desconocido y la curiosidad innata que caracteriza a los niños.
La madre de Tomás se levantó de su asiento y, de la mano, lo llevó a la calle. Estábamos convirtiéndonos en testigos de un pequeño ritual de iniciación hacia la comprensión del cosmos. ¡Por fin Tomás conocería las estrellas!
Recordé mi infancia y esas noches estrelladas en los campos del sur. ¡Qué espectáculo era ese manto de miles de luces titilando en la bóveda del cielo! Nos pasábamos de mano en mano unos prismáticos y entonces, el espectáculo se multiplicaba por cien.
Ese era un sentimiento de conexión con algo mucho más grande que nosotros mismos, un recordatorio de la infinitud del espacio y del misterio que lo rodea.
¿Cómo será la experiencia de Tomás en esta ciudad? Seguramente no será la de un observador extasiado, sino más bien la de un niño que, con suerte, puede vislumbrar la existencia de una o dos estrellas entre el deslumbrante manto de luces que envuelve su entorno.
Al cabo de un minuto, Tomás y su madre regresaron. Todos mirábamos expectantes, pero la expresión en el rostro del niño era de frustración. Entonces, ella explicó a propios y extraños: “Está nublado”.
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Ivana Kroll, la croata que desafió los límites culturales en Qatar
Un aficionado local le pide una foto a Ivana en pleno encuentro ante Japón (AP Photo/Thanassis Stavrakis)
Ya casi nadie se acuerda de la Copa del Mundo de Fútbol de Qatar (o Catar), salvo los argentinos quienes salieron campeones. Eso sí, nadie de olvida de Ivana Kroll, la reina del mundial. Sus apariciones en los estadios generaron controversias por vestir prendas que no se condecían a las recomendaciones de las autoridades qataríes.
FUENTE
Ivana fue a todos los partidos que disputó Croacia en el Mundial. Asistió al estadio Al Bayt para el 0 a 0 contra Marruecos, fue al estadio internacional Jalifa para la victoria 4 a 1 sobre Canadá, visitó el estadio Ahmad bin Ali para otro empate en cero contra Bélgica y no faltó en el estadio Al Janoub en la clasificación a cuartos de final luego del triunfo por penales ante Japón después de igualar 1 a 1 en el tiempo regular. En el partido de Croacia y Argentina fue "invitada" ha abandonar el estadio. Ivana Kroll fue la mujer más fotografiada del Mundial de Qatar 2022.
A medida que pasaban los encuentros, fue incrementando el tono de su exposición: lucía cada vez más piel descubierta. Sus outfits coincidieron en los cuadrados rojos y blancos insignia de la bandera croata y en el grado de sugestión: siempre apeló a un atuendo apretado y llamativo.
En su cuenta de Instagram tenía 1,3 millones de seguidores y 24 publicaciones desde su arribo a Qatar. Entre ellas, el extracto de un video de una cadena de televisión local que la enfoca en la tribuna subiendo las escaleras y dos fotos en las que hinchas locales recurren a sus teléfonos celulares para documentar su paso entre el público. Ella lucía agradecida con la difusión. Precisamente la viralización de este retrato disparó la fama de la hincha croata. Y con la popularidad, también la controversia.