"El abrazo de Maipu". Óleo sobre tela pintado en 1909 por Pedro Subercaseaux. El original se encuentra en Exhibición en el Museo Histórico Nacional de la República Argentina.
Esta es una pintura que representa el epílogo de la Batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818, en que, sellada la victoria sobre las fuerzas realistas, el general Bernardo O’Higgins y el general San Martín se encuentran en el campo de batalla, y se van abrazar, como gesto de unidad permanente entre Chile y Argentina. En la escena, O’Higgins reconoce como líder vencedor a San Martín y éste alaba a actitud del chileno de ir a la lucha aun estando herido.
Pedro Subercaseaux (1880-1956)
Perteneciente a una influyente familia de inmigrantes franceses y vascos, con fuertes conexiones con la clase política chilena, Pedro Subercaseaux Errázuriz nació en Roma en el año 1880. Producto de los viajes de su padre, el pintor y diplomático Ramón Subercaseaux...
"Voluntariamente había escogido el aislamiento y el silencio de Dios. Voluntariamente también me había negado a entrar en las enconadas luchas artísticas de mi época y había aceptado el replegarme dentro de mis propios recursos".
Perteneciente a una influyente familia de inmigrantes franceses y vascos, con fuertes conexiones con la clase política chilena, Pedro Subercaseaux Errázuriz nació en Roma en el año 1880. Producto de los viajes de su padre, el pintor y diplomático Ramón Subercaseaux, tanto Pedro como sus hermanos se educaron principalmente en Europa, desde donde realizaban esporádicas visitas a Chile, a la hacienda familiar en El Llano Subercaseaux.
Decidido a convertirse en pintor, a los 15 años se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de Berlín, donde comenzó a adquirir las técnicas clásicas del dibujo. A continuación siguió estudios en academias de Roma y París, donde fue testigo del florecimiento de los movimientos que cuestionaban los principios de la representación clasicista, como el impresionismo y el cubismo. Pese a ello, a Pedro Subercaseaux estos estilos le resultaban contradictorios y ajenos a sus inclinaciones estéticas; prefirió, en cambio, asumir los principios de una enseñanza académica enraizada en la tradición de los pintores Rafael Sanzio, fruto de su formación italiana, y Jean Auguste Dominique Ingres, de sus estudios en Francia.
Una vez establecido en Chile, en 1902, Pedro Subercaseaux desarrolló una exitosa carrera como pintor de cuadros históricos, llegando a ser conocido como el "pintor de las glorias de Chile". Su gran destreza como dibujante, sumada a su maestría en la composición de escenas dinámicas y dramáticas de batallas trascendentales para la historia nacional, lo hicieron muy apreciado por la clase política, que veía en sus pinturas la celebración de una identidad republicana triunfante.
Paralelamente a su vida de pintor, alcanzó notoriedad como caricaturista e ilustrador en distintas publicaciones nacidas al alero del nuevo periodismo de comienzos del siglo XX. Sus ilustraciones, a menudo realizadas en acuarela, iluminaban las portadas de la revista Zig-Zag, los folletines aleccionadores de la revista Familia, las páginas de Pacífico Magazine y las de El Diario Ilustrado. También incursionó en la ilustración de libros, entre los cuales destacan sus láminas para Tierra de Océano, de Benjamín Subercaseaux. Sin embargo, la principal contribución de Pedro Subercaseaux como ilustrador fue la creación, en 1906, del Barón Von Pilsener, primer personaje de historietas chileno, que convirtió a su artífice en un pionero del cómic en Chile.
En 1907, Pedro Subercaseaux se casó con Elvira León Otaegui, junto a quien se propuso llevar una vida de devoción. El matrimonio entre ambos los preparó para tomar la decisión que venían acariciando incluso desde antes de casarse: en 1920 solicitaron la dispensa papal y abrazaron, cada uno y por separado, la vida religiosa en distintas órdenes monacales.
Una vez ordenado monje benedictino, Fray Pedro Subercaseaux continuó trabajando como artista, pero dedicado fundamentalmente a trabajos de menor envergadura, como la ilustración con acuarelas de temas religiosos por encargo de sus superiores en la jerarquía monacal. (F)
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