“Lady Godiva”. Pintura de 1897, óleo sobre lienzo, 142 x 183 cm, Herbert Art Gallery and Museum, Coventry.
Una mujer desnuda va paseando por las calles vacías de la ciudad de Coventry, gobernada por su marido, el noble anglosajón Leofric.
Una mujer desnuda va paseando por las calles vacías de la ciudad de Coventry, gobernada por su marido, el noble anglosajón Leofric.
Seguramente este sea el cuadro más famoso de John Collier, pintor de la Inglaterra victoriana relacionado con los prerrafaelitas, aunque nunca formó parte del grupo. La perfección técnica, el detallismo minucioso, el colorido brillante y los temas literarios o medievales son típicos de las obras de estos artistas.
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El lienzo representa la leyenda medieval de Lady Godiva, una noble anglosajona del siglo XI que estaba casada con el mandamás de Coventry, el conde Leofric de Marcia. (Hasta aquí todo es verdad, la leyenda empieza ahora.) Leofric estaba abrasando a impuestos a sus súbditos y Godiva, solidarizándose con ellos, le pidió que los bajase. Tanto y tanto insistió que el conde acabó aceptando, a condición de que su señora se pasease a caballo desnuda por toda la ciudad, cubierta únicamente por su larga cabellera. Leofric estaba convencido de que ella diría que “ni loca”, pero se equivocó. Ese día los habitantes de Coventry, por respeto a su salvadora, se quedaron encerrados en sus casas con las persianas bajadas. Todos menos uno, un sastre cotilla que hizo un agujerito en la suya para poder ver a la dama cabalgando desnuda y al que la posteridad bautizaría con el nombre de Peeping Tom (Tom el Mirón). De este modo, Godiva ganó la apuesta y los súbditos de la ciudad pudieron salir de la crisis.
John Collier representa a Lady Godiva montada a caballo, con la mirada baja y tapándose púdicamente el pecho con su melena. Lo único que lleva puesto es el anillo de casada en la mano izquierda, un símbolo clave que nos indica que es una mujer decente y honrada, de las que no se exhiben por gusto. El caballo ricamente engalanado es propio de una dama de la nobleza (hasta han tenido el detalle de ponerle un asiento de terciopelo para que no le lastime). La ciudad está completamente vacía y las ventanas cerradas. Peeping Tom no aparece por ningún lado… ¿Por qué? Porque el voyeur somos nosotros, los espectadores.
Basándose en personajes de leyendas o cuentos no se sabe bien si históricos, fantásticos, o una mezcla de ambas cosas llega a nuestros días la historia-leyenda de Lady Godiva.
Desnudo reivindicativo
Lady Godiva, original by John Thomas.
Otros ejemplos muy británico, por lo demás- del rey Arturo, la reina Ginebra y los caballeros de la Mesa Redonda.
Lady Godiva -o Godgifu, en su nombre anglosajón antiguo, y no latinizado-, que sí parece ser un personaje histórico, aunque no está demostrada al completo su historia de que decidiera pasearse desnuda y a caballo por la población que gobernaba su marido.
Él, pensando que no se atrevería pasearse desnuda, le dijo que lo haría (bajar los impuestos) si se paseaba por Coventry, la ciudad y región que gobernaba, sin más ropa que sus cabellos, pero nunca se debió pensar que su esposa se decidiera a ello.
Edmund Leighton y su representación de Lady Godiva
Cierta o no, la historia de Lady Godiva y su atrevido paseo por las calles de su pueblo es una semblanza digna de contar, si no por su veracidad, al menos por su capacidad de atraer la atención de la humanidad, demostrada en la extensa obra literaria y audiovisual producida alrededor de su figura. Como en la mayoría de los mitos, este parece tener un origen real, pero el tiempo y la manía humana de idealizar personajes han enturbiado el panorama y es casi imposible dirimir los hechos de la fábula.
La historia aparece por primera vez en un compendio del siglo XIII escrito por Roger de Wendover, un monje de la Abadía de San Albano, en Hertfordshire, Inglaterra.
En otro documento de la época, el Liber Eliensis, la historia de la Abadía de San Ely, existen menciones a una tal Godgifu (regalo de Dios en inglés antiguo) que vivió en Coventry a mediados del siglo XI. Si se trata de la misma persona, cuyo nombre latinizado sería Godiva, nos encontramos en 1043 con una viuda que contrajo matrimonio con un noble señor de nombre Leofric, y que ese mismo año fundó y patrocinó el monasterio benedictino de Coventry.
Según la versión más conocida, Godiva sentía compasión por la situación de los súbditos de su marido por la opresiva política impositiva con la que este les oprimía. En más de una ocasión la comprensiva mujer suplicó a Leofric para que diera un respiro a los trabajadores, pero este no cedió. Un día, cansado de sus ruegos, Leofric le dijo a Godiva que sólo bajaría los impuestos si ella se atreviese a cabalgar desnuda por el pueblo, desafío que su mujer aceptó.
Lady Godiva por Marshall Claxton, 1850.
Eso sí, ordenó a todos los habitantes del pueblo a encerrarse en sus casas y a cerrar las ventanas antes de dar el paseo sobre su corcel cubierta tan sólo con su larga cabellera. La leyenda cuenta que uno de los habitantes no obedeció e hizo un agujero en la persiana para admirar el espectáculo, el famoso Peeping Tom, pero la gracia divina lo castigó dejándolo ciego del ojo utilizado para su acto de voyerismo. La hazaña de Godiva fue, entonces, un sacrificio para liberar a su pueblo del latrocinio caciquil.
No sabemos y dudo que sepamos algún día si en realidad nuestra heroína cabalgó desnuda. Algunos historiadores creen que en realidad lo hizo vestida tan sólo con un camisón, la ropa interior de la época, pero que para la moral de aquellos días tal manera ya se consideraría como si fuese desnuda. Otros creen que la desnudez viene de que Godiva dio el paseo desprovista de sus joyas, al contrario de lo que una mujer de su clase haría en condiciones normales. Pero también hay un grupo de expertos que cree que estas explicaciones son débiles como poco, pues ya en aquel entonces la palabra “desnuda” sólo significaba una cosa, lo mismo que significa ahora. Tampoco sabemos si Leofric cumplió con su promesa, pero dado el gusto que tienen los gobernantes por saquear al pueblo, lo dudo mucho.
Yo me quedo con la virtuosa motivación de Godiva. Cualquier acción de protesta contra el robo del fruto de nuestro trabajo merece no sólo nuestro respeto, sino todos los monumentos habidos y por haber. Sea cierta la historia o no, ojalá y los castigados contribuyentes del presente tuviésemos la valentía de imitar a esta heroína y rebelarnos contra los impuestos, aunque fuese sólo cabalgar desnudos por nuestras ciudades. ¡Viva Lady Godiva!
(Fuente)
Jules Joseph Lefebvre, Lady Godiva, 1891
Obra de Simón Bisley
Pintura de Alain Senez
Fotografía moderna
Magníficas obras de arte.
ResponderEliminarYo tendría otra interpretación. Peeping Tom no quedó ciego como castigo. Sino que esa visión fue compensación por quedarse ciego. Que tal vez quedó para sus sueños.
En todo caso, el castigado debió haber sido su esposo, el que impuso la condición.
Peeping Tom somos todos, los que miramos esas obra maestras. Y también los artistas, capaz de imaginarla, visualizarla, para su arte.
También es el nombre de esta película.
https://es.wikipedia.org/wiki/Peeping_Tom_(pel%C3%ADcula)
Del director de Psicosis, película en que hay un mirón.
Creo que sí cumplió con su promesa ese noble. Tal vez no por cumplir sus promesas, sino por pensar hasta donde llegaría su esposa por bajar los impuestos. Y no se atrevió a seguir desafiándola.
En algún momento, escribí "las artistas". Y tal vez no haya sido un error, por las artistas que seguramente posaron para las pinturas. Y las que, obviamente, posaron para las fotografías.
Noto que en algunas obras, Lady Godiva se muestra más atrevida, nada intimidada por estar desnuda.
Muy buena entrada.
Es un tema que me hubiese gustado pintar, pero es difícil encontrar a la modelo y el modelo.
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