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miércoles, 12 de julio de 2023

Homenaje al primer pintor


En el silencio de la noche, observaba cómo el fuego se consumía lentamente. Había sido un día agotador, como todos los días. A través del gran boquete de la caverna, se podía ver la enorme bóveda del cielo estrellado. Los demás dormían alrededor de la fogata, la cual quemaba sus últimos leños. El fuego era beneficioso, les proporcionaba calor, los protegía de sus enemigos naturales, cocinaba sus alimentos y, si observaban detenidamente, encontraban en sus llamas formas como espíritus que danzaban enloquecidas.

Por Rubén Reveco - Editor



Tiempo atrás, había hecho tres descubrimientos importantes en un solo día: 1) Figuras extrañas aparecían en la pared de la cueva y desaparecían junto al fuego. 2) Esas sombras parecían tener forma humana. 3) Cuando se movían, las sombras también lo hacían. Fue un día significativo y toda la tribu se entretenía con sus sombras en la pared. Los niños habían inventado juegos simples con sus siluetas. Aunque no entendían por qué sucedía. No hacían conexiones, no deducían aún y pasaría mucho tiempo antes de que se relacionara la luz, el objeto y la sombra, y el enigma finalmente se resolviera.



Mientras tanto, él observaba el techo de la cueva. Era el único que seguía despierto. Esa noche habían estado contentos, disfrutando de una buena y abundante comida. En un palo aún quedaban restos de carne asada y en el suelo, los despojos del animal cazado ese día. También estaba la cabeza del ciervo macho con sus cuernos intactos clavada en un palo. Con una rama entre sus dedos, el hombre acomodaba las últimas brasas. "Sería bueno -pensó- mantener el fuego encendido hasta mañana". Avivaba las brasas y la rama se iba oscureciendo, a punto de quemarse. Entonces la sumergía en la ceniza para apagarla.



Fue en ese momento cuando divisó la silueta del ciervo; el contorno de la cabeza con sus magníficos cuernos proyectado en la pared de la roca. Reflexionó nuevamente “sería ideal que la comida nunca escaseara, que mi gente no sufriera hambre”. Observó el palo que sostenía entre sus manos y rozó con la punta la superficie rocosa. Notó con asombro que se formaba una línea. Impulsado por una fuerza misteriosa, se puso de pie y, deslizándose sigilosamente, reprodujo la silueta del animal. A pesar de la oscuridad, se podían distinguir las líneas que delineaban al animal en la pared. Animado, colocó el "lápiz" entre las brasas para que la punta se quemara de nuevo y así poder continuar con su trabajo antes de que la sombra se desvaneciera. La incertidumbre que lo invadía era si al día siguiente, cuando el sol brillara, la cabeza del ciervo con sus hermosos cuernos seguiría allí. Se sabía que durante el día las sombras se desvanecían. Al día siguiente, el "primer artista de la historia" no fue el primero en despertar. Los gritos temerosos de los hombres y mujeres lo sacaron de su sueño abruptamente. Pudo ver que todos estaban congregados observando algo en la pared. Se levantó de un salto y su sorpresa fue inmensa. Como era de esperar, la sombra ya no estaba, pero sí el espíritu del animal atrapado entre las líneas que había trazado esa noche. No salía de su asombro. De esa manera, dibujando a todos los animales que le proporcionaban alimento, la caza estaba garantizada. “Así –pensó– las cosas a partir de hoy mejorarán considerablemente”.










Tómalo con humor


 
















2 comentarios:

  1. ¡Hola! Muchas bromas gráficas se han hecho con los primeros dibujantes ¡que falta de respeto :) https://scontent.fbcn9-1.fna.fbcdn.net/v/t1.0-9/11953232_1115296135166335_9195325671849810855_n.jpg?_nc_cat=103&ccb=2&_nc_sid=e3f864&_nc_ohc=VmEEpm9XOjoAX9EYVHL&_nc_ht=scontent.fbcn9-1.fna&oh=a95e7cf82a5ebe294baf42eb1b46167a&oe=5FB9EFB2

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