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domingo, 27 de julio de 2025

La Isla de Pascua de Chris Foos (Ilustraciones de ayer y de hoy)



Chris Foos (79 años)


Es maravillosa e inquietante la obra de este pueblo imbuido en una sensación de absoluta confianza en sus propios medios y fe ciega en su destino. 
Que la Isla de Pascua es un lugar de misterios nadie puede ponerlo en duda. Primero por ser tan isla: el pueblo polinesio más cercano (isla Picairn) esta situado exactamente a 2.037 kilómetros. Y por otro lado (hacia el Este) a 3.518 de la costa chilena. Más aislado, imposible.


Por Rubén Reveco - Editor


A esta peculiar situación geográfica debemos agregar las soberbias esculturas y la razón y misterio de su existencia. Pues si sacamos los moais, desaparece el misterio, y la tan famosa Isla de Pascua pasa a ser una más de entre miles de insignificantes islas del Pacífico.
Pero la evidencia está ahí. La evidencia de un pueblo que vivió una o varias vidas en función a una actividad artística: construir moais. Es más, parece ser que no hubo otro fin y destino que el de alzar estas grandes esculturas que llegaron a medir hasta 20 metros de altura (un edificio de 6 pisos).
¿Cómo fueron hechos los moais? ¿Quiénes los crearon y cómo fueron transportados e instalados? ¿Por qué son todos casi iguales? Ningún pueblo oculta tantos misterios y nunca la ciencia se ha enfrentado a tantas preguntas sin respuesta. Y cuando la ciencia no da soluciones surge el mito y la fantasía del hombre común y corriente.


Las especulaciones de Erich von Däniken fueron ilustradas por Chris Foss.



Están vivas -hoy más que nunca- las discusiones alrededor de hipótesis fantásticas acerca de cómo fueron realizadas esas esculturas y como se ha desarrollado la cultura Rapa Nui. Cuando en la década del `70 el escritor sensacionalista Erich von Däniken incluyó a la Isla de Pascua entre su particular “catálogos de evidencias extraterrestres en el pasado” no podía imaginar hasta que punto influiría en la vida de la pequeña isla, impregnada en una aureola de misterio. Hoy los nativos no aceptan los misterios impuestos por los de afuera, pero mienten, exageran y hasta se complacen inventando y agrandando los propios.
Sin embargo, y aunque la antigua cultura fue desmantelada casi por completo en la mitad del siglo XIX, las tradiciones locales cuentan que las estatuas eran retratos de antepasados que poseyeron en vida el maná, poder cósmico, mágico e impersonal. Que cada estatua preservaba ese valor mágico y que a través de su mirada lo proyectaba, protegiendo así al poblado de sus pueblos enemigos. 


Ilustración de Chris Foss.

Von Däniken y sus discípulos aseguran que los moais son una obra de una civilización extraterrestre que elaboró las estatuas en otro planeta y las trasladó con sofisticadas naves para enclavarlas en la isla. La misma versión admite que los habitantes de otro mundo se trasladaron al solitario lugar. Establecidos allí, se dedicaron a tallar los moais y con sus máquinas los movilizaron desde las canteras hasta los templos.
Y ante la pregunta de por qué se cree de modo tan cándido en esta versión, sólo se puede responder que el hombre simple necesita alimentar su imaginación con explicaciones fantasiosas. Si la ciencia está impotente, nace el mito. Y cuando este mito es creado por pseudos escritores y difundido por editoriales deseosas de multiplicar sus ediciones, éste se arraiga y adquiere categoría de teoría científica, para satisfacción de curiosidades simples y bolsillos ávidos.


Lo más probable es que los moais fueron construidos para intimidar a los enemigos de los nativos de la isla. Tienen que haber causado una gran impresión y desaliento a los que pensaban invadirla.


Los primeros europeos en Rapa Nui

El primero en llegar fue el explorador holandés Jacob Roggeveen que arribó a la Isla de Pascua procedente del archipiélago Juan Fernández, mientras buscaba la Terra Australis, el legendario continente del Hemisferio Sur que, según las creencias de la época, equilibraba las tierras del Hemisferio Norte.

Roggeveen  avistó la isla, que no aparecía en sus mapas de navegación, el domingo 5 de abril de 1722, y como ese día era domingo de Pascua, bautizó a la isla con el nombre de Isla de Pascua, nombre que ha perdurado hasta hoy. El holandés sólo consiguió estar un día en tierra a causa de los fuertes vientos y, dado que encontró pocas posibilidades de aprovisionamiento, partió con rumbo a Tahiti, continuando con su mítica búsqueda.

Pasaron casi cincuenta años hasta la llegada de nuevos barcos europeos. Esta vez la expedición española dirigida por Felipe González de Haedo llegó desde Perú en 1770 con el fin de reclamar el territorio para España. Lo isleños no opusieron resistencia e incluso algunos jefes “firmaron” un contrato para formalizar el dominio español. La isla fue rebautizada con el nombre de San Carlos en honor al Rey Carlos III y después de seis días, la expedición se marchó. Desde ese momento, nunca más nadie se presentó para hacer efectivo el dominio español sobre la isla. (Seguir leyendo)




Los ilustradores
Los ilustradores del siglo XVIII y XIX que viajaron a Isla de Pascua y representaron sus monumentos y cultura, incluyendo los famosos moáis, fueron principalmente europeos. Entre ellos destacan figuras como William Hodges, James Cook, Louis Choris y Pierre-Marius Huet. Sus obras nos ofrecen valiosas representaciones visuales de la isla y sus habitantes en un período de contacto con Occidente.



Isla de Pascua - Obras Ilustradas. Año: 1900 - Colección: Biblioteca Nacional de Chile


Original es un grabado de16,3 x 26 cm, por Bayalus y Descartes, realizado durante la expedición de Jacob Roggeveen, 1722.



Llanura de Ronororaka, Isla de Pascua, 1877 (Plain of Ronororaka, Easter Island, 1877)


Grabado de La Pérouse en la Isla de Pascua en 1786.








Lorenzo Domínguez (SantiagoChile; 15 de mayo de 1901-MendozaArgentina; 21 de marzo de 1963) fue un escultor chileno, un artista capaz de sintetizar de manera personal la estética de la cultura precolombina latinoamericana, la estética del arte de Rapa Nui (Isla de Pascua) y la estética derivada de su propia formación artística europea. (W)


Lorenzo Domínguez dejó un `diario´  sobre su estancia en la Isla de Pascua, un registro casi cotidiano de inspiración a la vez personal y artística, escrito en forma de cartas a su esposa Clara. El diario comienza con las palabras de despedida a su esposa mientras el barco `Presidente Pinto´ parte desde el continente hacia la Isla el 11 de enero de 1960.

A lo largo de trescientas páginas Domínguez registra sus reflexiones estéticas y sus emociones personales a la vista de los moai y de los petroglifos; plantea la necesidad y la urgencia de preservar el patrimonio artístico de la Isla; habla a su esposa sobre su propio proceso creativo; y le da detalles sobre lo que está esculpiendo y dibujando en el momento de la escritura, así como sobre las fotografías que está tomando. Pero el artista también le habla sobre su vida cotidiana, sobre las personas que encuentra, sobre lo que come o lee, sobre sus viajes a caballo acompañado por su guía Santiago Pakarati, y sobre sus propios y personales sentimientos de nostalgia y amor por ella y por toda su familia. El diario termina el 7 de febrero de 1961




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Los arqueólogos sospechan desde hace tiempo que algunas de las "cabezas" de la Isla de Pascua tenían un cuerpo enterrado. Al mismo tiempo, las "cabezas gigantes", de varios metros de altura, se consideraban una excepción. De hecho, si estas cabezas tuvieran un cuerpo subyacente, tendrían que ser auténticos gigantes de piedra, de al menos 20 metros de altura, para cumplir con las proporciones. 
Excavaciones recientes han demostrado que las "cabezas de gigantes" de la Isla de Pascua son en realidad "gigantes de piedra" enterrados cuyas cabezas emergieron de la tierra. ¿Cómo es que estatuas que pesaban varias toneladas terminaron a casi 20 metros de profundidad? Si lo hicieron a propósito ¿Cómo lograron hacerlo sin romperlos?

La Isla de Pascua es poco más que una pequeña isla. ¿De dónde sacaron la mano de obra para enterrar decenas y decenas de "gigantes de piedra" en medio del Océano?

Preguntas sin respuesta... Los egipcios pudieron hacer cosas similares, pero tenían a su disposición la mano de obra de un imperio. ¿Qué fuerza laboral tenían a su disposición los isleños de la pequeña Isla de Pascua? 
Por supuesto, es posible hacer eso. Pero siempre que tengas la mano de obra de un imperio. Pero ¿Qué mano de obra había disponible en una isla totalmente aislada en medio del Océano Pacífico?

La evidencia enterrada: Desentrañando los misterios de la antigüedad

A lo largo de la historia, los arqueólogos se han enfrentado a numerosos enigmas que desafían nuestra comprensión de las capacidades y logros de las antiguas civilizaciones. Uno de estos misterios se encuentra en la Isla de Pascua, donde las famosas "cabezas" de enormes estatuas se han revelado como solo la punta del iceberg de una sorprendente realidad.
Hasta hace poco, se creía que estas colosales "cabezas" eran la única parte visible de las estatuas, consideradas excepciones en su clase. Sin embargo, recientes excavaciones han sacado a la luz una verdad aún más asombrosa: estas "cabezas" son en realidad la parte superior de gigantescos monolitos enterrados, algunos a casi 20 metros de profundidad. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Cómo lograron los antiguos habitantes de esta pequeña isla en medio del Pacífico enterrar estas estatuas de varias toneladas sin romperlas?
A medida que la arqueología continúa desentrañando los misterios del pasado, se vislumbra la posibilidad de que nuestra comprensión de la historia de la humanidad deba ser revisada. Estas evidencias enterradas nos desafían a repensar las limitaciones que hemos impuesto a las antiguas culturas, y a estar abiertos a la posibilidad de que existan aún muchos más secretos por descubrir bajo la superficie de la Tierra.




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