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miércoles, 6 de agosto de 2025

La Bomba (80 años) Arte por Hiroshima



El aniversario número ochenta de los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki constituye un hito sombrío en la historia de la humanidad. Estos actos, perpetrados en agosto de 1945, marcaron el abrupto y catastrófico final de la Segunda Guerra Mundial, pero también inauguraron la era nuclear, una época definida por la constante amenaza de la aniquilación global.



La decisión de emplear estas armas de destrucción masiva ha sido objeto de un intenso debate ético, político y militar. Sus defensores argumentan que los bombardeos fueron necesarios para forzar la rendición incondicional de Japón y evitar una invasión prolongada y costosa en vidas humanas, tanto para los Aliados como para los japoneses. Sin embargo, los críticos señalan la desproporcionalidad de la respuesta, el sufrimiento indecible infligido a la población civil y las potenciales alternativas diplomáticas que no fueron exploradas exhaustivamente.

Más allá de la controversia sobre su justificación, las consecuencias inmediatas y a largo plazo de los bombardeos fueron devastadoras. Decenas de miles de personas murieron instantáneamente, incineradas por la explosión o aplastadas bajo los escombros. Aquellos que sobrevivieron se enfrentaron a horribles quemaduras, enfermedades relacionadas con la radiación y un estigma social persistente. Las ciudades de Hiroshima y Nagasaki quedaron reducidas a cenizas, y la reconstrucción fue un proceso arduo y doloroso.

El legado de Hiroshima y Nagasaki trasciende la mera conmemoración de un evento histórico. Sirve como un recordatorio constante de los peligros inherentes a las armas nucleares y de la necesidad imperiosa de promover el desarme y la no proliferación. La amenaza de una guerra nuclear, aunque aparentemente disminuida desde el final de la Guerra Fría, persiste en un mundo marcado por la inestabilidad geopolítica y la proliferación de nuevas potencias nucleares.

En este ochenta aniversario, es fundamental reflexionar sobre las lecciones aprendidas de esta tragedia. Debemos reafirmar nuestro compromiso con la paz, el diálogo y la diplomacia como herramientas para resolver conflictos internacionales. Asimismo, es imprescindible fortalecer los mecanismos de control de armas y trabajar incansablemente para eliminar la amenaza nuclear de nuestro planeta, asegurando así un futuro más seguro y justo para las generaciones venideras.


Las heridas imborrables de Hiroshima y Nagasaki: A 80 años de las bombas atómicas que sacudieron al mundo. Hoy y el 9 de agosto se cumple un nuevo aniversario del lanzamiento por Estados Unidos de dos bombas nucleares que causaron la muerte de más de 200 mil personas y puso un sombrío fin a la Segunda Guerra Mundial.

FUENTE


Pies descalzos (1) Una historia de Hiroshima

El primer volumen de Pies descalzos, uno de los mejores cómics de la historia. La historia de Gen es la historia de un superviviente. Su mirada es la de un niño de seis años que apenas comprende por qué su mundo se ha convertido en un infierno. Su testimonio da fe del sufrimiento de los que, como él, perdieron a un ser querido; o de los que, como Natsue, la niña que conoce pocos días después del ataque, están desfigurados por las quemaduras.



Gen, su madre y su hermana Tomoko, que nace de forma prematura a causa del estrés postraumático, deberán aprender a vivir en una ciudad en la que solo parece haber lugar para la desesperación. La desgarradora tragedia de Gen se inspira en la experiencia del propio autor, quien en aquel agosto de 1945 también era un chiquillo de seis años que no podía comprender lo que ocurría. Es una oda a todos aquellos que sobrevivieron, un canto a los que perdieron la vida y un recordatorio de los horrores que el hombre es capaz de crear. Pies descalzos no muestra simplemente los efectos de la bomba atómica sino que pone encima la mesa todos los dilemas éticos a los que debe enfrentarse una familía que siempre ha ansiado vivir en paz en el marco de una cultura conservadora, militarizada y entregada a una causa bélica. Pies descalzos es el Maus japonés antes de Spiegelman, el Paracuellos nipón antes de Giménez.

¡783 páginas!





Durango (2)



Durango, jinete solitario recorre el Oeste empujado por la sucesión de los acontecimientos. Combate el crimen allá donde las leyes sólo existen para beneficiar a los ricos y los explotadores. Aplica una justicia que todos comprenden, la de la pistola Mauser C96 y la del Winchester.



El western es un género curioso. No hay nada más norteamericano que este escenario, pero a la vez ha encontrado un filón narrativo en Europa. El spaguetti western italiano rodado en escenarios españoles y el cómic francobelga han contribuido no poco a la supervivencia de un género que el cine norteamericano ha decidido olvidar, salvo contadísimas excepciones en las últimas décadas que, eso sí y Clint Eastwood mediante, han sido normalmente de un nivel como poco notable. Pero centrémonos en las viñetas y en Durango, la serie con la que Yves Swolfs supo colocarse a medio camino de estas dos maneras de entender el género, la estadounidense y la europea. En este primer volumen se recogen los cuatro primeros álbumes que el autor hizo en la primera mitad de los años 80. Decir que el paso del tiempo no ha afectado a estos relatos es el primer elogio que se le puede hacer al trabajo de Swolfs. Sí, tiene un claro toque clásico, y desde luego que dentro de la tradición de la BD europea no resulta difícil darle ese contexto, pero lo más destacable sigue siendo el hecho de que Swolfs se convierte en el narrador de cómic que podría haber sido Sergio Leone de haberse dedicado a este medio y no al cine. Esa referencia es suficiente para entender las pretensiones de un cómic violento y firme, en el que no parece haber héroes, solo personajes que sobreviven.
No se puede negar que Swolfs cae en algunos tópicos para narrar las andanzas de este lobo solitario, este cazarrecompensas de en el fondo buen corazón que cumple con el arquetipo del antihéroe. Al mismo tiempo, se nota que esos mismos tópicos le funcionan bien al autor. Le sirven para crear un personaje al que da gusto seguir, en escenarios más o menos previsibles pero que encajan bien en lo que podemos esperar del género, y sobre todo creando escenarios que son creíbles y atractivos para el lector. El western, escrito así, no es una barrera sino una oportunidad para que aceptemos este mundo lleno de violencia, venganzas, ansias de poder y luchas por seguir vivos un día más. De eso va Durango. No es un héroe infalible y todo poderoso. Sangra y sufre. Pero se adapta. Con Los perros mueren en invierno, La fuerza de la cólera, Trampa para un asesino y Amos, Swolfs establece las bases para un personaje al que siguió recurriendo durante años y del que en estas primeras entregas no desveló demasiado. No importa su pasado, su empeño está en el presente. Y eso, en un mundo como el del cómic, en el que estamos demasiado acostumbrados a ver cómo el misterio se convierte en algo a romper, es algo que funciona francamente bien. A partir de ahora, se trata de disfrutar con las historias y, especialmente, con el escenario.
De hecho, es ahí donde más destaca el Swolfs dibujante, y donde mejor impresión deja su trabajo después de tantos años. Su ambientación es formidable, su puesta en escena es modélica, no hay una sola página de estos cuatro primeros álbumes en los que no sintamos una inmersión absoluta en el mundo de Durango, en el salvaje oeste americano y en las dificultades por las que pasa el protagonista para llevar a cabo esas misiones que a veces busca y a veces le encuentran a él en el camino. Los personajes sí que nos llevan rápidamente a los tiempos en los que se publicó originalmente el cómic, es ahí donde más anclado en el tiempo está Durango, pero nadie se puede quejar del resultado. El dibujo es muy completo, y los pequeños detalles en los que no sobresale con firmeza quedan ocultos ante el notable nivel general. Durango es una obra especial porque, sin ser obra definitiva de nada, encaja en diversos aspectos con la mejor tradición del western europeo en cómic. No es un dechado de originalidad, pero a la vez no es abiertamente previsible. Y puede que no sea tan conocido como, por ejemplo, el Blueberry de Jean-Michel Charlier y Jean Giroud (aquí, reseña de su primer libro), quizá el gran western europeo de las viñetas, pero también merece la pena reservarle un lugar de honor en el género. (Fuente)



Tumac: Grandes aventuras en la selva de Los Andes


                                                                                        

Tumac fue un cómic creado y publicado fuera de tiempo. ¿Por qué digo esto? Pues porque si este cómic selvático hubiera sido publicado tan sólo 10 años antes, tal vez ahora estaríamos hablando de un clásico, de un cómic de culto. Pero Tumac fue publicado a finales de los 70, cuando la industria del cómic estaba sufriendo una reconversión/revolución... y Tumac nos ofrecía una imagen demasiado clásica para los tiempos que corrían.

                                                                                        

Los quioscos estaban por aquel entonces, inundados con revistas como Cimoc, 1984, Totem... propuestas innovadoras que cautivaban a los consumidores a la vez que les hacían rechazar todo aquello que no oliera a "moderno".
Ahora, pasadas varias décadas, nos da igual si el cómic fue publicado en 1969 o 1979, lo valoramos distinto gracias a la perspectiva que nos da el tiempo, y llegamos a la conclusión de que Tumac era un buen cómic, que a pesar de ser lo que se llamaba "cómic de agencia" destinado a mercados extranjeros para rápido consumo, había unos grandes profesionales detrás de su elaboración. Gente como Jesús Blasco, Beviá, Pinto, Amador o Roca, junto con portadistas de la talla de Cortiella, Miralles y el mismisimo Jesús Blasco, sin olvidar al guionista que firmaba como "Manila", nos ofrecieron un trabajo hecho con cariño, artesanalmente, con sus plumillas afinando los detalles. 
Historias selváticas, con algún toque de denuncia social, amenas y a la vez sencillas, con personajes estereotipados, buenos muy buenos y malos muy malos,... como en los clásicos.
En fin. La única colección de DS dedicada a un solo personaje y totalmente elaborada en España. 18 números que ahora podemos volver a disfrutar para regodearnos con el trabajo de esos grandes profesionales de la viñeta que no estaban en su mejor momento de popularidad, pero que no habían bajado la guardia en cuanto a calidad se refiere.
Eso sí, en el número 17, hay una historia de complemento -muy corta- que terminaba con un "continuará..." y nunca continuó, tal vez debido a prematuro cierre de la revista. (Fuente)

Tumac 01-18
Mega





Northlanders: El regreso de Sven (Libro uno)

Esta es una historia que ya habíamos publicado, pero esta vez incluimos un enlace de Mega desde donde podrán acceder a la saga completa. Que la disfruten.

Hacia el año 980 d.C., un valiente vikingo llamado Sven regresa a su hogar en Orkney. Acostumbrado a los lujosos palacios mediterráneos, a las mujeres exóticas y al combate épico, Sven solo pretende reclamar su herencia y escapar de ese frío pueblucho de mala muerte para siempre.
Pero su despiadado tío Gorm le ha arrebatado su derecho de nacimiento. Considerado un extranjero y un traidor, Sven se embarca en una guerra individual contra la organización de su tío, pero se ve arrastrado a un pasado que se ha esforzado mucho por olvidar. El escritor Brian Wood (DMZ, Demo, Fight for Tomorrow), junto con el dibujante Davide Gianfelice, lleva su moderna y elegante sensibilidad a un pasado de hace 1.000 años para redefinir la saga vikinga con el primer libro de la serie Northlanders. Una historia épica que se adentra en una época crucial de la historia, cuando la cristiandad estaba sustituyendo al paganismo y los tradicionales papeles del guerrero, el libre albedrío, el amor, el dinero, el poder y la vida eterna estaban cambiando.