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sábado, 28 de septiembre de 2024
Espadas del dolor (1) Buceando hacia la divinidad
Revista Machete N°6: Un mar de aventuras
viernes, 27 de septiembre de 2024
La Batalla de Arnhem (El último triunfo nazi)
En septiembre de 1944, la Batalla de Arnhem marcó un oscuro capítulo en la Segunda Guerra Mundial, cuando un ambicioso plan militar británico fracasó estrepitosamente. A pesar de que los Aliados contaban con ventajas estratégicas, se encontraron ante una feroz resistencia alemana, capaz de capitalizar su aparente debilidad. Los paracaidistas, enviados a asegurar el control de un vital cruce de puentes, fueron víctimas de una emboscada brutal, sufriendo cientos de bajas antes de poder siquiera tocar tierra, lo que consolidó un último triunfo nazi en el conflicto.
Al general británico Frederick Browning todos lo conocían como Boy. Usaba, como Montgomery, la boina ladeada y hacía un culto de la elegancia y su dandismo. Siempre pulcro se paseaba por el campo de batalla con sus prendas planchadas e impecables. Uno de sus asistentes llevaba varias prendas de vestuario para que él se cambiara por si se ensuciaba. Estaba casado con la escritora Daphne du Maurier. La participación de Browning en la Operación Market Garden fue importante por diversos motivos. De él fue la frase que acompañaría a la batalla para siempre. Cuando le preguntaron si sus unidades de paracaidistas podían alcanzar el objetivo, dijo que por supuesto. Pero poco después, cuando las cosas se complicaron agregó: “Creo que estamos yendo a un puente demasiado lejos”. Boy Browning utilizó 38 aeronaves para transportar elementos para montar su cuartel central en la zona de los hechos. Entre otras cosas llevó su sillón favorito, un grabado del pintor Alberto Durero y hasta tres osos de peluche.
Espadas del Dolor (0) Cuatro reinas y una jota
Adolf Ziegler, el pintor favorito de Hitler
FUENTE
En la prueba de admisión le dijeron que no tenía el talento necesario, que vuelva al año siguiente. Y volvió: el resultado fue el mismo. Su madre, Klara Pölzl Hitler, murió al poco tiempo de un cáncer de mama y el joven Hitler quedó a la deriva. Se ganó la vida barriendo la nieve, cargando valijas en las estaciones de trenes y levantando paredes en obras en construcción. Sin embargo, en los ratos libres dibujaba y pintaba. El arte era algo importante.