El Mary Celeste es uno de los casos más enigmáticos de la historia marítima y sigue desconcertando a los expertos desde su hallazgo a la deriva el 5 de diciembre de 1872. La embarcación, que había zarpado de Nueva York con destino a Génova el 7 de noviembre del mismo año, fue encontrada vacía por la tripulación del barco canadiense Dei Gratia. El capitán canadiense David Morehouse y su primer oficial Oliver Deveau identificaron el Mary Celeste, pero notaron que estaba deshabitado.
La embarcación partió bajo el mando del capitán Benjamin Briggs, acompañado por su esposa Sarah, su hija Sophia y siete marineros. En una carta escrita antes del viaje, Briggs expresó optimismo sobre el estado del barco y el trayecto previsto. “Nuestro barco está en un hermoso estado y espero que tengamos un buen pasaje”, redactó el capitán. Sin embargo, aproximadamente un mes después, la embarcación fue descubierta a la deriva entre las Islas Azores y la costa de Portugal.
Al abordar el Mary Celeste, Morehouse encontró un buque parcialmente intacto pero desierto. Las velas estaban en mal estado y algunas habían desaparecido. Sorprendentemente, las pertenencias personales de la tripulación seguían en sus camarotes y los 1700 barriles de alcohol en la bodega permanecían sin daño, aunque faltaba el bote salvavidas. Además, en el camarote del capitán se hallaron artículos desperdigados, incluyendo una espada envainada, pero faltaban la mayoría de los papeles y los instrumentos de navegación.
Por qué la tripulación desapareció del barco
Diversas teorías han intentado explicar la desaparición de la tripulación del Mary Celeste. Algunas sugieren motines, desastres naturales como maremotos, y hasta ataques piratas. La hipótesis de un motín se descarta por la ausencia de indicios de violencia. Otra posibilidad planteada es que el temor a una explosión por vapores tóxicos del alcohol almacenado llevó a Briggs a ordenar el abandono del barco.
Otra investigación relevante fue la realizada por la documentalista Anne MacGregor en 2002, quien propuso que la brújula rota llevó al Mary Celeste a desviarse 140 kilómetros al oeste de su curso. MacGregor sugirió que los restos de las reparaciones previas al viaje pudieron obstruir las bombas de agua, impidiendo la retirada del agua que entraba por las goteras.
No se encontraron señales de violencia o colisión en el barco. Pintura de George McCord del puerto de Nueva York en el siglo XIX.
El bergantín mercante fue llevado a Gibraltar por Morehouse, conforme a la ley marítima que permite la recompensa por el rescate de naves. Sin embargo, esta acción levantó sospechas sobre sus posibles intenciones, tal como se mencionó en Quarterly Review en 1931, acusando a Morehouse de atacar el Mary Celeste para cobrar la indemnización.
Estudios posteriores intentaron arrojar luz sobre el incidente, pero nunca lograron dar con una respuesta definitiva sobre qué sucedió con la tripulación. Se barajaron teorías como ataques de criaturas marinas mitológicas y desembarcos apresurados que culminaron en tragedia, pero son conjeturas sin pruebas concluyentes.
La influencia del Mary Celeste
El caso del Mary Celeste también fue tratado en la literatura y el cine. Sir Arthur Conan Doyle escribió en 1884 “La declaración de J. Habakuk Jephson”, imaginando el testimonio de un sobreviviente. En el cine argentino, la película “María Celeste” se estrenó en 1945, protagonizada por Pedro López Lagar y Mirtha Legrand.
En 1931 surgieron sospechas sobre las intenciones del capitán Morehouse
Previamente, en 1935, Béla Lugosi, Shirley Gray y Arthur Margetson protagonizaron “El barco fantasma (El velero de la muerte)”, una película inglesa de misterio y terror que cuenta la historia del Mary Celeste. Dirigida por Denison Clift, es una de las primeras películas de Hammer Film Productions.
Desde el 23 de diciembre de 1872 se realizaron investigaciones oficiales sin encontrar daños en el barco ni indicios de colisión o mal tiempo. John Austin, agrimensor de embarcaciones, apuntó que la nave no mostraba daños externos.
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