Representaciones de la cordillera de los Andes (1776-1920)
La cordillera de los Andes ha sido fundamental en el desarrollo de Chile. Entre los siglos XVIII y XX, la cordillera tuvo gran relevancia en momentos decisivos de la historia del país, así como llamó la atención de científicos, viajeros y artistas, quienes la estudiaron, describieron y representaron en relatos e imágenes, dejando sus testimonios para la posteridad.
La cordillera de los Andes es uno de los espacios geográficos más importantes de Sudamérica, su presencia en Chile abarca todo el territorio nacional, desde el altiplano y desierto de Atacama hasta la Patagonia.
Desde el siglo XVIII, la cordillera suscitó el interés tanto del Estado colonial español como del Estado republicano chileno. Entre 1712 y 1808, el gobierno colonial contrató a diversos científicos y exploradores para recorrer la cordillera y sus alrededores, reconocer recursos naturales para su explotación y dar cuenta de la geografía del reino. Estos relatos e informes coloniales fueron posteriormente transcritos o publicados y dieron cuenta de las características y recursos cordilleranos en territorio chileno.
Luego del proceso independentista, nuevas expediciones y viajes de reconocimiento fueron emprendidos con el propósito de definir los límites políticos de la nueva nación y seguir identificando sus riquezas para satisfacer los intereses económicos de la república, que abrió sus fronteras comerciales. Ambos procesos tuvieron como resultados: la publicación de obras centradas en la geografía, geología, mineralogía y otras ciencias; y el desarrollo de una cartografía que representó a la cordillera como principal formación física del territorio.
Respecto de los estudios del territorio cordillerano, se llevaron a cabo exploraciones mineralógicas, geológicas e hidrológicas para la óptima utilización de los recursos, junto con el examen de su actividad volcánica.
Entre estas, destacaron en el siglo XIX las exploraciones de la cordillera del Norte Grande -luego de su anexión tras la Guerra del Pacífico- realizadas por Alejandro Bertrand (1854-1942), Guillermo Billinghurst (1851-1915) y Francisco J. San Román (1838-1902), centradas en la mineralogía; de la zona central, los estudios mineralógicos e hidrológicos de Luis Zegers (1849-1925) y José Fuenzalida, quienes exploraron la cordillera de San José de Maipo y Aconcagua; y de la zona sur, las exploraciones de Carl Burckhardt (1891-1974) en la cordillera de Las Lajas en Argentina y Curacautín en Chile.
Diversos naturalistas -entre estos Alexander von Humboldt (1769-1859), Claudio Gay Mouret (1800-1873), Ignacio Domeyko (1802-1889), Rodulfo Amando Philippi (1808-1904), Eduard Poeppig (1798-1868) y Alcide D´Orbigny (1802-1857)- viajaron desde otras partes del mundo hacia Chile y exploraron la cordillera para recopilar información sobre su flora y fauna, incluyendo estudios paleontológicos y antropológicos.
José Gil de Castro (1785-1841) pintó en 1820 un retrato de cuerpo entero de Bernardo O´Higgins Riquelme (1778-1842), plasmando a su espalda un paisaje cordillerano que sirvió de escenario para la figura del Director Supremo de la república, y para la representación de la batalla de Chacabuco, mientras que en el traje de O´Higgins se observa la medalla al mérito republicano, creada por el mismo y que en su centro también presentaba las cumbres cordilleranas, con un volcán en plena erupción. (Más información)
Desde el ámbito histórico, uno de los sucesos más importantes acontecidos en la cordillera fue el cruce de los Andes por el Ejército Libertador, liderado por José de San Martín (1778-1850) y Bernardo O'Higgins (1778-1842), entre enero y febrero de 1817. El macizo andino sirvió de refugio y protección para los patriotas que se enfrentaron a las fuerzas coloniales tras remontar sus cumbres, atravesar sus pasos y llevar a cabo las principales batallas por la emancipación de la corona española.
El nuevo conocimiento de los territorios cordilleranos -dado por las obras científicas, militares y económicas publicadas- motivó a viajeros y viajeras a realizar travesías que tuvieron como destino Chile. Estos recorrieron también la cordillera, sus valles, laderas, lagunas, termas, cumbres y pasos fronterizos.
Los artistas también se vieron influenciados por la presencia de la cordillera de los Andes, sobre todo dibujantes, grabadores, pintores y fotógrafos, quienes crearon diferentes representaciones artísticas e iconográficas.
Si bien las primeras representaciones de la cordillera tuvieron un carácter simbólico y patriota, como es el caso de las pinturas de José Gil de Castro (1785-1841), posteriormente, se produjeron otras imágenes en las que prevalece la representación figurativa del paisaje, como en el trabajo de Juan Mauricio Rugendas (1802-1885), Antonio Smith (1832-1877) y Pedro Lira (1845-1912).
A inicios del siglo XX, la introducción paulatina de la fotografía en Chile permitió la aparición de nuevos registros gráficos de la cordillera de los Andes; los que sirvieron, adicionalmente, como modelos para otros tipos de representaciones artísticas, sobre todo en ciudades como Santiago, donde las alturas andinas y sus cumbres nevadas contrastaron con las nuevas construcciones de la urbe capitalina. (F)
"Quebrada del Manzano", del pintor chileno Onofre Jarpa Labra (1893)
Onofre Jarpa fue un prolífico pintor que formó parte de la primera generación de artistas que adoptaron el paisajismo chileno y ayudaron a elevarlo como una expresión artística nacional. Jarpa estudió en Chile y posteriormente en Europa, para luego regresar a su país natal con ideas opuestas a las del Realismo, un movimiento que él consideraba brutal y falto de armonía. En cambio, argumentó a favor de un entendimiento del artista como mediador, como intérprete de una escena y creador de una obra que captura la naturaleza idealizada. En su obra, En las cordilleras de Chillán, Quebrada del Manzano, pintó verdes campos y los picos coronados de nieve de los Andes, con lo cual le presentó a sus espectadores una visión romántica e idealizada de un paisaje chileno clásico y representativo desde el punto de vista topográfico.
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