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domingo, 10 de marzo de 2024

Últimas noticias sobre dinosaurios


En España descubrieron un nuevo dinosaurio carnívoro único en el mundo (Fuente: iStock)

Los recientes descubrimientos en el mundo de la paleontología han generado un gran interés en la comunidad científica y en el público en general. La importancia de estos hallazgos radica en la posibilidad de comprender mejor la evolución de los dinosaurios y su papel en la historia de la Tierra. La fascinación que generan estos seres prehistóricos se debe a su tamaño impresionante, su diversidad y a la intriga que despiertan sobre cómo vivieron y se extinguieron. Sin duda, los dinosaurios siguen siendo un tema de gran relevancia y pasión para muchos.

FUENTE REVISTA


1) Paleontólogos encuentran en España los restos de un dinosaurio de más de 120 millones de años


El equipo “Garras” de la Universidad del País Vasco descubrió en La Rioja una nueva especie carnívora que dominó la Península Iberica hace millones de años; gracias a los recientes estudios se logró determinar qué alimentación poseía y cómo era su anatomía.

Un grupo de paleontólogos españoles halló una nueva especie de dinosaurio en la localidad de Igea, en la comunidad autónoma de La Rioja, España. Esto marcó un hito sin precedente, ya que no se tenía información en detalle del mismo, el cual habitó la Tierra hace 120 millones de años. Tras el estudio que forma parte de la Tesis doctoral de Erik Isasmendi, investigador predoctoral en la Universidad del País Vasco (UPV), se dio a conocer esta noticia mediante la revista británica Zoological Journal of the Linneal Society.

Los científicos lo nombraron Riojavenatrix lacustris y perteneció a los espinosáuridos, un grupo de dinosaurios carnívoros que existieron en la Península Ibérica, de tamaño mediano a grande, con características anatómicas muy particulares. Lo cierto es que este nuevo descubrimiento se catalogó como el primero de su tipo en La Rioja.


El Riojavenatrix lacustris habitó la Península Ibérica hace 120 millones de años(Fuente: Zoological Journal of the Linneal Society)


En 1983 se encontraron los primeros restos fósiles en Igea, entre ellos, un maxilar fragmentado y dientes aislados. Aquellos restos junto a un esqueleto que se recuperó en 2005 se le asignaron al dinosaurio icónico inglés Baryonyx, pero, un reciente análisis con tecnología de punta cambió el panorama de la cuestión, ya que se trataba de una especie de la que aún no se tenía conocimiento.

“El nuevo género y especie, al que coloquialmente llamamos Britney, está basado en un esqueleto parcial, que consiste en restos de los miembros posteriores [fémur, tibia, fíbula, huesos del tobillo y falanges del pie] y de la pelvis [pubis e isquion], así como un resto vertebral”, dijo Erik Isasmendi a Compusa, el sitio de noticias de la Universidad del País Vasco, y agregó: “Presenta una combinación de caracteres anatómicos que lo hacen único y permite diferenciarlo de otros espinosáuridos”.

Con Riojavenatrix, ya son cinco los grupos descritos en el Cretácico Inferior de la Península Ibérica. Camarillasaurus en Aragón, Vallibonavenatrix y Protathlitis en la comunidad de Valencia; e Iberospinus en Portugal.


Algunas de las características del Riojavenatrix

Según informaron los paleontólogos, este dinosaurio medía entre siete y ocho metros y su masa corporal pesaba 1,5 toneladas. Era bípedo y se alimentaba especialmente de peces. Se cree que cazaba cerca de los lagos, zona natural de su hábitat. Sin embargo, también comentaron que era capaz de seguir y atrapar presas terrestres. Sobre su anatomía, contaba con dos poderosas garras de tres dedos funcionales y prominentes mandíbulas con dientes afilados.

Riojavenatrix lacustris medía entre 7 a 8 metros de largo y pesaba 1,5 toneladas(Fuente: Zoological Journal of the Linneal Society)


El director de la Tesis de Erik, Xabier Pereda Suberbiola, declaró al sitio oficial antes mencionado: “Los fósiles descubiertos son de gran interés paleontológico y nos permiten poner a Igea en el mapa mundial de los espinosáuridos y de los dinosaurios carnívoros, en general”.

Desde la Universidad del País Vasco indicaron que Igea es uno de los sitios de mayor cantidad de yacimientos y restos fósiles de espinosáuridos en todo el mundo, al tiempo que subrayaron que gracias al trabajo exhaustivo del equipo “Garras”, es que se lograron tantos descubrimientos como este. De momento, solo se encontraron algunas piezas inferiores de Riojavenatrix y el próximo paso sería reconstruir por completo su cuerpo para una posterior presentación de un modelo a escala.

Estas son las características que definen a los espinosáuridos

Los espinosáuridos son una clase de terópodos que, según describieron desde la UPV, tienen un cráneo bajo y alargado con mandíbulas provistas de dientes cónicos, “similar al de los cocodrilos modernos, y unos brazos largos y robustos con manos de tres dedos terminadas en poderosas garras, destacando por su gran tamaño la del dedo uno, el equivalente a nuestro dedo pulgar”.

Fuente: La Nación


2) No fue solo un meteorito: qué provocó la extinción de los dinosaurios

Una nueva investigación de un equipo científico internacional desafía la narrativa tradicional que indica cómo única respuesta que un meteorito hizo desaparecer a los antiguos gigantes de la faz de la Tierra.

Los hallazgos marcan un paso adelante en el intento de reconstruir los antiguos secretos de la Tierra y allanar el camino para un enfoque más informado del actual clima cambiante (Istock)


Cambios ambientales sustanciales que comenzaron en el Cretácico Superior y culminaron en el límite entre el Cretácico y el Paleógeno, fue lo que desencadenó una de las crisis más notorias en la historia de la Tierra, conduciendo a la desaparición de los dinosaurios no aviares y a la extinción de hasta el 60% de los géneros marinos. Este período de intensa transformación global fue contemporáneo de dos eventos a gran escala, cada uno potencialmente capaz de impulsar tales cambios. Entonces, ¿qué acabó con los dinosaurios? La caída de un meteorito en la Tierra es sólo una parte de la historia, según sugiere un reciente estudio.
El cambio climático provocado por erupciones volcánicas masivas puede haber preparado en última instancia el escenario para la extinción de los dinosaurios, desafiando la narrativa tradicional de que un meteorito por sí solo asestó el golpe final a los antiguos gigantes.
Esta nueva visión se presente en un estudio publicado en Science Advances, que reúne especialistas de las universidades de Oslo, McGill, California, Trieste, Padova y Napoli Federico II; el Campus de Ciencia e Innovación de Harwell y el Museo Sueco de Historia Natural de Estocolmo.
El equipo de investigación profundizó en las erupciones volcánicas de las trampas del Deccan, una vasta y accidentada meseta en el oeste de la India formada por lava fundida. Con la asombrosa cantidad de un millón de kilómetros cúbicos de roca en erupción, puede haber desempeñado un papel clave en el enfriamiento del clima global hace unos 65 millones de años.

Descripción general de la gran provincia ígnea de Deccan Traps y distribución actual de las trampas del Deccan en la India realizadas por el equipo de investigación (Sara Callegaro y Don R. Baker)


El trabajo llevó a investigadores de todo el mundo, desde martillar rocas en las trampas del Deccan hasta analizar las muestras en Inglaterra y Suecia.

En el laboratorio, los científicos estimaron cuánto azufre y flúor fueron inyectados en la atmósfera por erupciones volcánicas masivas en los 200.000 años anteriores a la extinción de los dinosaurios. Sorprendentemente, descubrieron que la liberación de azufre podría haber provocado una caída global de la temperatura en todo el mundo, un fenómeno conocido como invierno volcánico.

“Nuestra investigación demuestra que las condiciones climáticas eran casi con certeza inestables, con repetidos períodos de ese tipo que podrían haber durado décadas, antes de la extinción de los dinosaurios. Esta inestabilidad habría dificultado la vida de todas las plantas y animales y habría preparado el escenario para la extinción de los dinosaurios. Por lo tanto, nuestro trabajo ayuda a explicar este importante evento de extinción que condujo al surgimiento de los mamíferos y la evolución de nuestra especie”, dijo el profesor Don Baker del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad McGill y coautor del documento.

Descubrir pistas en muestras de rocas antiguas no fue tarea fácil. De hecho, una nueva técnica desarrollada en McGill ayudó a decodificar su historia. La técnica para estimar las emisiones de azufre y flúor, una combinación compleja de química y experimentos, fue “un poco como cocinar pasta en casa. Se hierve el agua, se le agrega sal y luego la pasta. Parte de la sal del agua pasa a la pasta, pero no mucha”, explicó.

El cambio climático provocado por erupciones volcánicas masivas puede haber preparado en última instancia el escenario para la extinción de los dinosaurios, desafiando la narrativa tradicional de que un meteorito por sí solo asestó el golpe final a los antiguos gigantes (EFE/Fabio Manucci/ Imperial College de Londres)


De manera similar, algunos elementos quedan atrapados en los minerales a medida que se enfrían después de una erupción volcánica. Así como se podían calcular las concentraciones de sal en el agua que cocía la pasta analizando la sal en ella, la nueva técnica permitió a los científicos medir el azufre y el flúor en muestras de rocas. Con esta información, pudieron calcular la cantidad de estos gases liberados durante las erupciones.
Sus hallazgos marcan un paso adelante en el intento de reconstruir los antiguos secretos de la Tierra y allanar el camino para un enfoque más informado del actual clima cambiante.
*Sara Callegaro es investigadora del Centro para la Evolución y Dinámica de la Tierra de la Universidad de Oslo, Noruega. La información contenida en este artículo periodístico se desprende de la investigación denominada “Inviernos volcánicos recurrentes durante el último Cretácico: balances de azufre y flúor en lavas de las Trampas del Deccan”, publicada en Science Advance, del que Callegaro es autora correspondiente y principal junto con Don Baker, profesor del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad McGill. También se usó como fuente el comunicado de la Universidad McGill, de Montreal, Canadá.

Fuente: Infobae


3) Asombroso hallazgo de huesos en Neuquén conmociona a la paleontología

Encontraron más de cien huesos de dinosaurios bebés en lo que presumen era una guardería. El hallazgo revoluciona a la paleontología.

Asombroso hallazgo de huesos en Neuquén conmociona a la paleontología


Un asombroso hallazgo cerca de Rincón de los Sauces ha revolucionado la paleontología en Neuquén y a nivel nacional, con proyecciones internacionales. Se trata de varios huesos completos de titanosaurios en una etapa de vida inicial, estimada entre diez meses y un año del cretácico superior. Científicos analizan la posibilidad de que este sitio sea una "guardería" de pequeños saurópodos titanosaurios.
"Esto jamás se vio, es histórico", afirmó Leonardo Filippi, paleontólogo del Museo Argentino Urquiza de nuestra Municipalidad, parte fundamental en la campaña que descubrió estas piezas en la zona de "La Invernada" cercana a la localidad petrolera.
Los primeros análisis sugieren que estos animales herbívoros de cuellos largos y cabezas pequeñas podrían haber tenido un complejo sistema social. Aunque es temprano, Filippi señala que "estaban conviviendo de alguna manera juntos y por alguna razón murieron todos juntos", presumiblemente arrastrados cerca de un antiguo río.


Con huesos de escasos centímetros en excelente preservación, el número inédito de piezas recuperadas, más de cien, permite la recolección detallada. La teoría de que los ejemplares más jóvenes estaban agrupados sugiere un comportamiento de cuidado similar al de animales actuales que viven en manada, desafiando las expectativas y enriqueciendo la comprensión de estos fascinantes gigantes del pasado.
Un hallazgo inusual
En declaraciones radiales, Carlos Fuentes, secretario municipal de Gobierno de Rincón de los Sauces, expresó su satisfacción y lo consideró un hallazgo "inusual".
"Rincón se caracteriza por tener abundancia en lo que son restos fósiles, pero teníamos poco evidencia de estos ejemplares, herbívoros de cuello largo, colosales, muy grandes. En esta oportunidad, se encontraron huesos muy pequeños, de unos 40 centímetros aproximadamente, que probablemente sean de dinosaurios bebés", manifestó el funcionario municipal.

La zona de "La Invernada" dio grandes frutos paleontológicos se encuentra a unos 40 kilómetros de la ciudad, por Ruta Provincial N°5. Es una zona de difícil acceso. Muy rica en fósiles. Los últimos hallazgos publicados en el museo se circunscriben a ese lugar. "Más ahora con este hallazgo que dejó sorprendido a más de uno, no es común encontrar huesos tan pequeños. Habíamos podido encontrar en otra retrospección un fémur de unos 50 centímetros que nos daba el parámetro de que por ahí podíamos encontrar otros huesos. Así que la verdad estamos bastante contentos por eso", agregó Fuentes.
El hallazgo esconde una historia. Todo comenzó en 2012, cuando se inició un relevamiento de la zona junto con una empresa petrolera. Trabajaban sobre una picada ya existente, con máquinas. Personal municipal fue a monitorear el trabajo y encontró restos fósiles.
Desde entonces, el lugar quedó marcado para estudiarlo más a fondo. "Cada vez que vamos encontramos algo novedoso. Hemos visto restos fósiles de tortugas, peces, dinosaurios, cocodrilos; es una zona muy importante", destacó.
Al museo de Rincón llegan especialistas e investigadores de todo el mundo para consultar los materiales que se encuentran en la zona.

Fuente: LM Neuquén

4) Curiosidades que probablemente no sabías sobre los dinosaurios

A pesar de la fascinación que despiertan los dinosaurios, lo cierto es que aún desconocemos muchas cosas sobre ellos, y entre las que conocemos hay algunas que pueden resultar curiosas o que el gran público suele pasar por alto.

Una historia muy larga


Una historia muy larga

Entre la aparición de los primeros dinosaurios y su extinción pasó más tiempo -en concreto, casi el triple- del que ha pasado entre dicha extinción y nosotros. El animal más antiguo conocido con características de dinosaurio es el Nyasasaurus parringtoni, que vivió hace unos 243 millones de años; mientras que los últimos dinosaurios se extinguieron hace alrededor de 66 o 65 millones de años. Aunque tendamos a verlos como un conjunto uniforme, la verdad es que estos animales vivieron en condiciones climáticas y ecosistemas muy diversos, lo que explica su gran diversidad de formas y características.

El Tyrannosaurus rex, de más de 1.000 kilos, podía alcanzar los 12 metros de longitud y los tres metros de altura.

FOTO: ISTOCK

Brazos diminutos, grandes colas

En realidad, estas extremidades diminutas -que podemos ver en muchos dinosaurios gigantes- lo son por una buena razón: reducir el peso en la parte delantera del cuerpo. Estos animales caminaban encorvados a dos patas y, en consecuencia, cargaban una gran parte de su peso en la mitad anterior de sus cuerpos. Por la misma razón, tenían colas largas y gruesas que hacían de contrapeso cuando trotaban y corrían, impidiendo que cayeran de bruces.

Representación artística de una pareja de oviraptores en su nido.

FOTO: © ZHAO CHUANG

No sabemos cómo se reproducían los dinosaurios

Bueno, no exactamente: sí sabemos que eran ovíparos, lo que desconocemos es cómo se apareaban. Han pasado casi dos siglos desde que se acuñó el término dinosaurio y la biología reproductiva de estos animales es todavía un misterio: la razón es que los genitales carecen de estructuras que dejen un rastro fósil, como huesos o queratina. A principios de 2021 se encontró la cloaca excepcionalmente bien preservada de un Psittacosaurus, lo que puede ayudar a reconstruir la anatomía y el comportamiento reproductivo de los dinosaurios.

Allosaurus europaeus

FOTO: ISTOCK

No se conocen carnívoros de tamaño mediano

Una cuestión que durante mucho tiempo ha llamado la atención de los paleontólogos es que la mayoría de dinosaurios carnívoros que se conocen eran o muy grandes -más de una tonelada- o relativamente pequeños -de menos de cien kilos-, al contrario de lo que pasa en los carnívoros modernos, que presentan una escala de tamaño mucho más regular. La razón puede estar en que los grandes carnívoros tenían un ritmo de crecimiento muy rápido, por lo que los ejemplares juveniles ocupaban los nichos ecológicos que habrían correspondido a los cazadores de tamaño medio. En la actualidad existe una escala mucho más regular de tamaño porque no hay cazadores gigantes: el carnívoro terrestre más grande que existe es el oso polar.

Y apenas se conocen omnívoros

FOTO: MARCIN POLAK

Y apenas se conocen omnívoros

La gran mayoría de los dinosaurios conocidos eran herbívoros, pero en cambio se han identificado con certeza muy pocos omnívoros, alrededor de un 2% de las especies conocidas. Tres grupos de dinosaurios en particular parecen haber sido omnívoros: los ornitomimosaurios, los oviraptorosaurios y los troodóntidos. La mayoría de estos tenían una dieta parcialmente vegetariana e insectívora, que podían complementar con peces o animales pequeños. En la era mesozoica esto podía suponer una ventaja importante, puesto que los modelos climáticos reflejan una tendencia a los fenómenos extremos, como sequías intensas o largas lluvias estacionales, que podían modificar mucho un hábitat y, por lo tanto, la disponibilidad de diversos tipos de comida en diferentes épocas.

Recreación de Timurlengia euotica en su habitat

ORIGINAL PAINTING BY TODD MARSHALL

Ni sangre fría ni caliente

Uno de los debates históricos en el campo de los dinosaurios ha sido si eran de sangre fría o caliente. La respuesta, según las investigaciones más recientes, puede hallarse en un punto intermedio: los dinosaurios habrían sido capaces de mantener su temperatura interna estable, pero no poseían todos los mecanismos que tienen los animales de sangre caliente para regular su temperatura corporal en condiciones de temperatura extrema. La respuesta tiene más importancia de la que podría parecer, ya que los animales de sangre caliente necesitan consumir mucha más comida que los de sangre fría: esto implica que los dinosaurios carnívoros cazaban más y, por lo tanto, que debía haber una mayor abundancia de presas.

No eran tan tontos como se pensaba

FOTO: ISTOCK

No eran tan tontos como se pensaba

Durante mucho tiempo se creyó que la mayoría de los dinosaurios eran animales primitivos, lentos, torpes y estúpidos. Dicha suposición se debe a que el tamaño de sus cerebros era muy pequeño en relación a su cuerpo: el del estegosaurio, por ejemplo, habría sido del tamaño de una nuez. Sin embargo, estudios recientes sugieren que podían tener comportamientos igual de complejos que algunos mamíferos actuales: por ejemplo, se ha afirmado que los tiranosaurios podrían haber sido carnívoros sociales que cazaban en manada, como las orcas o los lobos.

Recreación artística de Tlatolophus galorum por Luis V. Rey

FOTO: LUIS V. REY

Eran de colores vivos y variados

Los métodos de análisis de fósiles han avanzado mucho y hoy en día se pueden detectar en ellos unos orgánulos llamados melanosomas, que contienen la melanina responsable del color de los tejidos. Esto es una pista de que los dinosaurios podían haber exhibido colores vivos y patrones en la piel, que tendrían diversas funciones: como reclamo para las hembras, colores de camuflaje, o para intimidar a los depredadores. Algunos van más lejos, como el paleobiólogo Jakob Vinther, quien sugiere que “tal vez un día descubramos que tenían plumaje estacional, como patrones coloridos para la época de apareamiento o un plumón blanco durante las nevadas invernales”, lo que abriría la ventana a un nuevo mundo de investigación en lo referente al comportamiento de los dinosaurios.

Fuente: National Geographic LA


 5) El dinosaurio más polémico vuelve a desconcertar a los paleontólogos: Así era el espinosaurio

Un nuevo estudio desmiente las especulaciones previas sobre la capacidad de natación de los espinosaurios.

Una pareja de los gigantes depredadores con velas en la espalda, Spinosaurus aegyptiacus, se adentran en aguas cercanas a la costa en busca de presas mientras pterosaurios surcan los cielos hace aproximadamente 95 millones de años en la costa norte de África.

Una pareja de los gigantes depredadores con velas en la espalda, Spinosaurus aegyptiacus, se adentran en aguas cercanas a la costa en busca de presas mientras pterosaurios surcan los cielos hace aproximadamente 95 millones de años en la costa norte de África. Daniel Navarro Eurekalert.

Los verdaderos aficionados a los dinosaurios disfrutan de estas noticias porque saben que, con ellas, nos acercamos un poquito más a saber cómo eran realmente estos “lagartos terribles”. Sin embargo, hay otro colectivo que se indigna cuando los paleontólogos dicen que los raptores tenían plumas, que los tiranosaurios tenían labios o que el espinosaurio no tenía el portentoso cuerpo que creíamos.

Estos últimos no son tanto amantes de los dinosaurios como amantes de la cultura pop, pero sea como fuere, las últimas noticias sobre el espinosaurio no han dejado indiferente a nadie, ni a un grupo ni a otro. La especie Spinosaurus aegyptiacus posiblemente no podía bucear, y ese era el último consuelo de quienes lo imaginaron como el predador más peligroso e implacable de la historia.

El mito

La mayoría de la gente conoció al espinosaurio gracias a Parque Jurásico III. Una película que ocurría en una isla diferente, no estaba ambientada en Nublar, sino en Sorna, y allí el mayor peligro no era el T-Rex, era el espinosaurio, con su morro alargado, su vela en la espalda y un cuerpo muy parecido al de cualquier otro dinosaurio carnívoro. Así lo representaban los expertos por aquel entonces (a grandes rasgos), y se sospechaba que podía tratarse del dinosaurio carnívoro más largo de la historia.

Sin embargo, el esqueleto estaba muy incompleto y, en esos casos, para reconstruir un espécimen se suele completar la información faltante con rasgos propios especies similares, por eso le atribuyeron un cuerpo similar al de un tiranosaurio. Porque, aunque no estaban estrechamente emparentados sí lo estaba con otras especies con cuerpos similares y se suponía que ocupaban un nicho ecológico similar, alimentándose de lo mismo y enfrentándose a problemas similares. Con ese físico y la épica de Parque Jurásico III, la leyenda del espinosaurio estaba servida.


El cuerpo equivocado

Si la película se estrenó en 2001, la polémica empezó en 2014, con un estudio publicado en la potentísima revista Science. Un equipo de investigación, liderado por la Universidad de Chicago, publicó una reconstrucción más precisa del cuerpo del espinosaurio basándose en hallazgos de partes de su esqueleto que no conocíamos hasta la fecha.

Según el estudio era paticorto y parecía que caminara a cuatro patas, con menos elegancia y poderío que en el ideario popular. Este nuevo espinosaurio de 2014, por su anatomía, sugería que la especie cazaba en entornos acuáticos, ya fuera acechando en la orilla como una garza o nadando en la superficie.


Un peligro subacuático

Pero la polémica solo había empezado. En 2020 un grupo de investigadores publicó en Nature nueva información sobre los huesos de su cola y sugirió que, con ellos y teniendo en cuenta el resto de su anatomía, lo más probable era que pudiera cazar buceando, impulsado como una anguila. Puede que su cuerpo no intimidara tanto como el de la cultura pop, pero al menos ahora cazaba bajo el agua, había recuperado parte de su épica perdida.

Dos años después, otro investigaciones respaldaron esta idea tras estudiar la gran densidad de sus huesos, que podrían haber actuado como lastre. Sin embargo, ya por aquel entonces se publicaron otros artículos criticando esta idea, sugiriendo que el cuerpo de los espinosauridos no era estable como para nadar en superficie y que flotaban demasiado como para bucear.

Un giro final

Pues bien, tras mucho debate se acaba de publicar un estudio en PLOS ONE que desmonta las conclusiones del Nature de 2020. Por lo visto, las técnicas que utilizaron para deducir el comportamiento del espinosaurio a partir de su anatomía no se utilizaron de manera adecuada. Para que la técnica, conocida como Análisis filogenético flexible discriminante (pFDA) sea fiable la muestra ha de ser más grande, la variabilidad de los datos menor, los datos seleccionados deben ser completos y otra serie de requisitos que no se cumplieron en dicho estudio.

La conclusión de este último estudio está clara: Los muchos problemas con la aplicación de esta última técnica podrían haber llevado a interpretaciones erróneas sobre la naturaleza acuática del dinosaurio. Si dejamos a un lado nuestras apetencias y los resultados de 2020 y 2022, lo más plausible parece que el espinosaurio no fuera un predador capaz de perseguir a sus presas en el agua, sino, más bien, un cazador que esperaba en la orilla, acechante, preparado para cerrar sus fauces sobre algún incauto animal que se aproximara a él. Algo así como una garza del infierno muy alejada de lo que la sociedad querría que fuera. Pero bueno, la realidad es la que es, y tenemos que aceptar que, ni el cuerpo del espinosaurio ni el nuestro es tan espectacular como nos gustaría.

Fuente: La Razón


6) Descubren en mina de Marruecos un monstruo marino de la época de los dinosaurios

Un equipo internacional de paleontólogos encontró restos de un monstruo marino que dominó los océanos de la época de los dinosaurios.

monstruo marino de la época de los dinosaurios

Nuestro planeta no solo ha cambiado en sus masas continentales; los océanos prehistóricos también eran muy diferentes a los de estos días. El nuevo descubrimiento de un lagarto, que algunos denominan “monstruo marino”, y que vivió hacia el final de la era de los dinosaurios, sirve para seguir fortaleciendo la afirmación anterior.

El animal fue dado a conocer ante la comunidad científica a través de un artículo publicado en Cretaceous Research. Ahí, los paleontólogos y autores del trabajo documentan el estudio realizado en un cráneo y partes del esqueleto, que fueron recogidos en una mina de fosfato al sureste de Casablanca, Marruecos.

Crece la familia de los mosasaurios

Efectivamente, este lagarto marino cumple con las condiciones para ser clasificado como un miembro más de los mosasaurios, un género extinto de reptiles acuáticos que dominó los océanos de entre hace 70 y 66 millones de años.

El nombre científico de la criatura es Khinjaria acuta. Era del tamaño de una orca (7-8 metros). Destaca por sus poderosas mandíbulas y largos dientes en forma de daga. Y Formaba parte de una fauna de depredadores extraordinariamente diversa que habitaba el océano Atlántico frente a las costas de Marruecos.

Al igual que los dinosaurios, los mosasaurios, los plesiosaurios y las tortugas marinas gigantes, junto con familias enteras de peces, vieron su final a causa de las consecuencias del meteorito que impactó contra la actual península de Yucatán, México.


“Una época peligrosa”

En el comunicado oficial de la Universidad de Bath (Reino Unido), se señala que el cataclismo que terminó con todas esas familia abrió, al mismo tiempo, el camino a ballenas, focas y otros animales. Lo que subraya que los ecosistemas marinos de ese entonces eran muy diferentes de los actuales.

“Si hay algo en los reptiles marinos que hizo que el ecosistema fuera diferente, o la presa, o tal vez el medio ambiente, no lo sabemos. Pero fue una época increíblemente peligrosa para ser un pez, una tortuga marina o incluso un reptil marino” dijo en el comunicado el Dr. Nick Longrich, del Departamento de Ciencias de la Vida y del Centro Milner de Evolución de la Universidad de Bath, que dirigió el estudio.

Fuente: NG EN ESPAÑOL



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