Las pinturas de Adam Miller explora la intersección entre la mitología, la ecología y el humanismo. Visualmente inspirados en la pintura narrativa barroca y helenística que adoptan un enfoque politeísta con elementos folclore contemporáneo, preguntan sobre los progresos y la experiencia de la narrativa humana frente a los cambios tecnológicos y la lucha por encontrar sentido en un mundo en equilibrio entre la expansión y la decadencia.
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Nacido en 1979 en Oregón, comenzó su aprendizaje de arte a los trece años de edad y a los dieciséis años fue aceptado en la Academia de Arte de Florencia, continuando sus estudios con John Michael Ángel en Florencia. Durante los siguientes cuatro años Miller viajó por toda Europa estudiando el barroco y pintores manieristas.
El trabajo de Miller es manierista, usando de la forma humana como vehículo de expresión más allá de la representación literal de una persona en particular.
“Yo lo veo así: durante siglos el hombre ha hecho todo lo posible para destruir, profanar e interferir con la naturaleza. Cortar bosques, agujerear montañas, envenenar la atmósfera, despoblar los océanos, contaminar ríos y lagos, destruir pantanos… Así que cuando la naturaleza contraataca y golpea al hombre en la cabeza y en las pelotas, yo lo disfruto. No tengo ninguna simpatía por el ser humano. Ninguna. Y no importa el problema al que se enfrenten, ya sea natural o causado por ellos mismos, yo siempre espero que empeore.” (F)
El artista
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