Amou Haji, el hombre iraní que no se bañó por más de medio siglo, murió a los 94 años.Su extraño estilo de vida lo convirtió en un fenómeno viral.
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La falta de higiene siempre estuvo asociada con una menor esperanza de vida. Esta información fue avalada tanto por la ciencia como por las cifras de defunciones. Sin embargo, existe una excepción: Amou Haji, el iraní conocido como el “hombre más sucio del mundo”, que falleció a los 94 años y estuvo medio siglo sin ducharse.
Este hombre, del pueblo de Dejgah, en la provincia de Fars, al sur de Irán, se había hecho conocido en todo el mundo por sus hábitos sucios y poco comunes: no bañarse por miedo a enfermarse, fumar cinco cigarrillos a la vez e incluso aspirar estiércol de una tubería de metal.
Además de lo que se podía ver en videos, diferentes mitos recorrían su vida: algunos decían que comía animales que habían sido atropellados o carne podrida, otros aseguraban que bebía litros de agua que recolectaba en un balde oxidado.
Su extraño estilo de vida lo convirtió en un fenómeno. Miles de turistas viajaban exclusivamente para conocerlo y publicaban sus videos que rápidamente se convirtieron en virales. Incluso fue el protagonista de un documental filmado en 2013 llamado “La extraña vida de Amou Haji”.
Para sumar más interrogantes a su vida, Haji hace unos meses se bañó por primera vez en 60 años. “Los aldeanos lo llevaron a un baño para que se bañe”, dijo la agencia IRNA de Irán, y “al poco tiempo, el hombre de 94 años, murió”.
Por lo que se pudo conocer de este personaje tan peculiar, hace décadas decidió aislarse luego de sufrir problemas emocionales, y poco a poco comenzó a no querer bañarse por miedo a enfermarse, asegurando que sufría verdadera aversión al agua y al jabón.
A pesar de llevar este estilo de vida, los últimos estudios médicos realizados por especialistas británicos, revelaron que su salud no tenía inconvenientes. Incluso había desarrollado un sistema inmunológico muy fuerte.
Esta fue la primera canción folclórica que recuerdo haber escuchado y, también, es el primer cover realizado de un tema de Violeta Parra. En 1955 el director de orquesta norteamericano Les Baxter hizo una versión orquestal con el título de "Melodía loca". Los derechos de autora, le permitieron a Violeta Parra comprar un terreno y construirse una casa.
Lo cotidiano, lo moderno y lo humanizador
Para hablar de modernidad, es necesario atender a algunas reflexiones sobre el contexto de la construcción de la nación chilena inmersa en la modernidad de mediados del siglo XX. Con ello poner en valor la trascendencia significativa del instante en el que aparece en escena el parabién "Casamiento de negros" de Violeta Parra, momento en el que también ya han ocurrido en Chile y para Chile, el nóbel de Gabriela Mistral, su posterior premio Nacional de Literatura, el voto femenino, la consolidación de la industria cultural que le da forma a una noción de lo típico chileno, y la aparición de Violeta Parra con su fuerza ancestral, que la instala como una de las voces más respetadas y representativas del ser chileno, aunque se haya forjado sin más cuestionamientos luego de su muerte en febrero de 1967.
La creación de Casamiento de Negros parte de una anécdota curiosa, cuenta el mito que Margot Loyola, intentó enseñarle a Violeta una tonada campesina, que definitivamente no le gustó a Violeta: “Pero que cosa tan fea, mañana te traigo una mejor que esa”; al otro día Violeta le cantó su versión, con mucho asombro y molestia por tal arrogancia, Margot le contestó: “Entonces no tengo nada más que enseñarte”, desde ese momento se transforman en iguales, comadres y amigas entrañables.
La grabación tiene lugar el año 1955, del catálogo de Odeón, la información de carátula respecto de la canción es la siguiente: Estilo parabién. Es esta una forma de canto y “toquío” que se interpreta en los matrimonios campesinos. Aquí la flauta y la guitarra son los instrumentos centrales, a los que empuja un acompañamiento conocido con el nombre de “chicoteado” o “chicoteo”. El primer verso de este canto es del folklore, y tanto impresionó a Violeta Parra, que decidió escribir los siguientes y ponerles música de parabién. Estos versos los recitaba un poeta popular ciego, en la Vega antigua, hace más de cien años. La flauta representa en este caso a los muchachos que con pitos rústicos suelen acompañar las melodías que se interpretan en estas fiestas.
Les Baxter - Casamiento de negros (Melodía loca)
Un dato muy interesante es que el director Les Baxter, incorporaría la melodía de Casamiento de negros al repertorio de su orquesta en Estados Unidos; pieza que fue grabada en un single que contenía la canción bajo el nombre de The Drive-You-Crazy Song (Melodía Loca) por el lado A, para el sello Capitol. Que más tarde formaría parte del álbum “Round the world with Les Baxter”. Transformándose en la primera canción versionada de Violeta Parra, tocada y grabada por un tercero, que no es chileno, ni forma parte de la cofradía Parra. (Fuente)
Casamiento de negros
Se ha formado un casamiento
Todo cubierto de negro
Negros novios y padrinos
Negros cuñados y suegros
Y el cura que los casó
Era de los mismos negros
Cuando empezaron la fiesta
Pusieron un mantel negro
Luego llegaron al postre
Se sirvieron higos secos
Y se fueron a acostar
Debajo de un cielo negro
Y allí están las dos cabezas
De la negra con el negro
Amanecieron con frío
Tuvieron que prender fuego
Carbón trajo la negrita
Carbón que también es negro
Algo le duele a la negra
Vino el médico del pueblo
Recetó emplasto de barro
Pero del barro más negro
Que le dieron a la negra
Zumo de maqui de cerro
Ya se murió la negrita
Que pena p´al pobre negro
La echó dentro de un cajón
Cajón pintado de negro,
No prendieron ni una vela
Ay, qué velorio más negro
Violeta Parra
Milton Nascimiento
Duo Caplanacu
Tintura madre
León Gieco
Miguel Piñera
Los trovadores
Stop Motion - Academia ArteVida
León Gieco y la Banda Sinfónica de Ciegos
Mariel Barreña - Nehuén Ércoli - Esteban Álvarez
Pascuala Ilabaca
DJ Who
Dúo Manzanares
Leonard Bernstein y "Casamiento de Negros"
La primera versión de esta canción es grabada en Europa, en Suiza, Ginebra. En 1953, la folclorista graba su primer disco como solista para el sello Odeón. Ya antes había grabado con su hermana Hilda varios discos con cuecas, valses y corridos. En ese primer disco solista, Violeta Parra graba el vals tradicional "Que pena siente el alma" y una composición basada en una cuarteta tradicional, el parabién "Casamiento de negros".
En 1971, el director y compositor estadounidense Leonard Bernstein (1918-1990) recibe el encargo de componer una pieza musical para la inauguración del "John F. Kennedy Center for the Performing Arts".
Bernstein, hijo de inmigrantes ucranianos, es considerado uno de los músicos norteamericanos más importantes del siglo veinte, y posiblemente uno de los más populares y queridos.En 1951 se casó con la actriz chilena Felicia Cohn Montealegre, con quién tuvo tres hijos.
Cuando en 1971 recibió el encargo de Jacqueline Kennedy para la pieza inaugural del Kennedy Center, concibió una obra monumental, de marcado acento pacifista y humanista, a la vez que religioso, a la que denominó "Misa: Pieza teatral para cantantes, actores y bailarines". En ella emplea coro masculino y femenino, coro de niños, cantantes callejeros, actores, bailarines, orquesta sinfónica, banda de marchas y banda de rock.
Posiblemente influido por los gustos musicales de su esposa chilena, o tal vez por haber escuchado el arreglo de Baxter, Bernstein emplea nuevamente la melodía de "Casamiento de negros" esta vez en la epístola "La palabra de Dios", hermoso pasaje de la misa, estrenada en el Kennedy Center Opera House, el 8 de septiembre de 1971, cuatro años después de la trágica muerte de Violeta Parra.
La interpretación de Rosa León con Ana Belén sigue la segunda versión de Violeta, pero cantan en la última estrofa: "la pusieron en su caja / caja pintada de negro".
La versión de Milton Nascimento y León Gieco de "Corazón americano" sigue la primera versión de Violeta, pero dicen en la última estrofa "y la fueron a enterrar / en cajón pintado de negro" y añaden al final una estrofa de inspiración propia: "Y ya partió la negrita / levitando para el cielo. / Era un día muy nublado, / todo se veía negro. / Y abrió la puerta San Pedro / y era de los mismos negros".
Todos los intérpretes no chilenos (Mercedes Sosa, León Gieco, Milton Nascimento, Ana Belén y Rosa León) corrigen la pronunciación de Violeta de pairinos, mesmos y jueron. Mal hecho.
Esta es una de las canciones más emblemática de Violeta Parra. Cantada en todo el mundo y traducida a muchos idiomas. Más que una simple canción, es un bello e inspirador poema.
Su letra asoma como una suerte de reverso de Gracias a la vida, ya que exalta la juventud y la mirada más plena de sentimientos como el amor.
Para Jorge Coulon, músico y fundador de Inti-Illimani, se trata de “la más bella canción chilena. Volver a los 17 es un texto de increíble hermosura, con una música simple y sublime que armoniza y no compite con la gran lírica de Violeta”.
"Volver a los 17" es una sirilla-canción que figura como el segundo tema del lado B de su álbum Las últimas composiciones (1966), considerado como uno de los mejores discos chilenos según varias personalidades de la música.
Proscrita dentro de los repertorios musicales durante la dictadura de Augusto Pinochet junto a "Gracias a la vida", la letra de "Volver a los 17" tiene un carácter poético reivindicatorio para "el valor del sentimiento por encima de la razón" con una retórica que pretende describir "los efectos depuradores, ardientes, del amor logrado".
Como parte de los temas clásicos del cancionero latinoamericano, ha sido interpretada, versionada y remezclada por diversos artistas en varios escenarios del mundo, entre los que se encuentran Mercedes Sosa, Milton Nascimento, Joan Manuel Serrat, Franco Simone, Víctor Manuel, Rosa León, Paloma San Basilio, Charly García, Caetano Veloso, Myriam Hernández, Chico Buarque, Zélia Duncan, Gal Costa, Antonio Domínguez Hidalgo, Dúo Coplanacu entre otros.
Run Run se fue pa´l norte es una de las canciones más queridas de Violeta Parra Es un tema de amor autobiográfico. Se refiere al que fuera uno de los hombres de su vida, sino el más importante.
No muchos saben que detrás del sobrenombre de ‘Run Run’ se escondía Gilbert Favré, un enigmático antropólogo suizo que en 1960 conoce a Violeta, coincidiendo con su estadía por tierras de Chile para conocer la música andina. En ese momento, ambos inician una intensa y compleja relación sentimental que les llevará a vivir juntos durante varios años, tanto en Europa como de regreso a América. Sin embargo, en cierto momento, aquel suizo que también sabía tocar la quena y el clarinete decidió dejar todo y marcharse a Bolivia. En la propia letra de la canción, Violeta Parra plasmaría sus sentimientos de nostalgia y dolor por la ausencia del ser querido.
A cien años de su nacimiento Violeta Parra, pareciera que su música está viviendo su mejor momento. Sus canciones aparecen día a día grabadas por diferentes grupos y estilos musicales que reflotan sus temas y refrescan el folklore, acercándolo a las nuevas generaciones.
Las primeras canciones que escuché de Violeta fueron "Qué dirá el Santo Padre", "La carta" y "Porqué los pobres no tienen" grabadas por el Quilapayún, sin tener idea que era ella la autora de aquellas canciones de un fuerte contenido social político.
Cuando después escuché su voz me resultó muy familiar; una voz cruda, campesina; muy parecida a la voz de mi madre que también era cantora de guitarra traspuesta y bailadora de cuecas al estilo sureño. Los caminos siempre llegan a un mismo lugar y nuestra madre, cuando nos hacía dormir sacaba esa voz sureña, que yo cuando escuché a la Violeta la relacioné de inmediato con la voz de mi vieja y dije para mis adentros: esas son las voces de nuestro pueblo.
Violeta Parra sin grandes afanes ni pretensiones de sobresalir como una soprano; ella sólo buscaba entregar todo su bagaje musical; todo lo que ella fue recopilando por campos y desiertos a la gente de la tierra; rescató lo más autóctono, lo más auténtico y lo metió dentro de su guitarra desde donde nacieron las más hermosas canciones y todo el sentimiento de un pueblo.
Fue tanto el "Efecto Violeta Parra" en nuestra generación de poetas y músicos del valle de Elqui que empecé a seguirle la pista a través de su apasionante vida que giraba en torno a sus creaciones. Una de las canciones que más me impactó su historia fue "Run run se fué pal' norte". Se cuenta que Gilbert Favre, un gringo suizo, antropólogo que llegó a Chile para estudiar las momias de San Pedro de Atacama, tocaba clarinete en sus ratos de ocio. De paso por Santiago conoció a Violeta y nació en ellos un romance. Ella con su espíritu dominante y posesivo le cambió el clarinete por una quena y le dijo: la Quena tiene un sonido ancestral y eso es lo que tú buscas como antropólogo y así comenzaron una aventura musical y romántica; pero como la Viola era demasiado dominante el gringo se le aburrió y se fue para Bolivia. Ella cuando supo la noticia entró en una depresión profunda y se fue detrás de él a buscarlo. Allá lo encontró tocando con un conjunto boliviano "los Choclos" y se trajo a él y al conjunto para Santiago para que tocaran en su carpa. Al tiempo Gilbert Favre se le fue de nuevo para Bolivia. Allí Violeta con todo el sentimiento y la impotencia escribe "Run run se fué pal' norte". Una hermosa canción de amor donde cuenta la historia y las peripecias de ese viaje para el norte. Canción que ha sido grabada por conjuntos de la talla de Intillimani, su hija Isabel Parra; después Los Jaivas graban un Tributo a Violeta Parra donde la incluyen y el virtuoso músico y luthiers Gato Alquinta fabrica una flauta de caña de bambú tacuara que consiguió en Argentina, especialmente para ese tema y con ella introduce con la magia de su sonido la canción que resulta un temazo al estilo de Los Jaivas. En la actualidad, la han grabado bandas de rock, bosanova, reggae, etc... las nuevas generaciones que ven en ella a un árbol gigante, hermoso y florido, fecundo y lleno de canciones donde nace y renace su voz infinita. Tal vez encuentren en ella la verdadera identidad de la música chilena y no dejan de tocarla porque Violeta es un fenómeno chileno que no fué reconocida en su momento; siendo ella además de cantora, autora , compositoora una gran instrumentista múltiple, poeta, recopiladora de canciones, ceramista, arpillerista,. dibujante, cocinera, bailadora de cueca; una mujer increíble; una artista en todas sus dimensiones.La única artista chilena que llegó a paris, con sus arpilleras y tuvo el honor y la valentía de exponerlas en el Museo de Lovre. Musa del poeta, cineasta y chamán chileno Alejandro Jodoroski, quién en uno de sus libros la destaca y queda a sombrado por las respuestas que Violeta le daba en ciertas conversaciones que tuvieron. Ella nunca se desmerecía porque sabía cuanto valía. Tenía una fuerza tremenda para ir hacia la aventura; nunca se quedó con las manos cruzadas frente a un desafío y eso la hizo grande frente a los grandes.Violeta es inacabable, una mujer que no termina nunca; una gran mujer, musa de poetas y músicos que se inspiran en ella. Violeta es la fuente del agua del canto y al poesía donde llegan a beber todos los pájaros libres que sentimos en ella una gran admiración y la vemos como la Madre Cósmica y telúrica del folklore.¡Felicidades Violeta, a tus saludables 100 años! (Fuente)
Análisis semántico Run-Run se fue pa´l Norte En un carro de olvido, antes de aclarar, de una estación del tiempo, decidido a rodar. Run-Run se fue pa´l Norte, no sé cuándo vendrá. Vendrá para el cumpleaños de nuestra soledad. A los tres días, carta con letra de coral, me dice que su viaje se alarga más y más, se va de Antofagasta sin dar una señal, y cuenta una aventura que paso a deletrear, ay ay ay de mí.
Al medio de un gentío que tuvo que afrontar, un transbordo por culpa del último huracán, en un puerto quebrado cerca de Vallenar, con una cruz al hombro Run-Run debió cruzar Run-Run siguió su viaje llegó al Tamarugal. Sentado en una piedra se puso a divagar, que si esto que lo otro, que nunca que además, que la vida es mentira que la muerte es verdad, ay ay ay de mí.
La cosa es que una alforja se puso a trajinar, sacó papel y tinta, un recuerdo quizás, sin pena ni alegría, sin gloria ni piedad, sin rabia ni amargura, sin hiel ni libertad, vacía como el hueco del mundo terrenal Run-Run mandó su carta por mandarla no más. Run-Run se fue pa´l Norte yo me quedé en el Sur, al medio hay un abismo sin música ni luz, ay ay ay de mí.
El calendario aloja por las ruedas del tren los números del año sobre el filo del riel. Más vueltas dan los fierros, más nubes en el mes, más largos son los rieles, más agrio es el después. Run-Run se fue pa´l Norte qué le vamos a hacer, así es la vida entonces, espinas de Israel, amor crucificado, corona del desdén, los clavos del martirio, el vinagre y la hiel, ay ay ay de mí.
Canta Violeta Parra
Francisca Valenzuela
Joe Vasconcellos
Los Jaivas
Karla Grunewaldt
Milena Salamanca y Bruno Arias
Zapallo
Camila Gallardo.
Lunes 4 de agosto de 1961
Gilbertito
Tengo frío; son las nueve de la mañana. Todas las mañanas tiemblo de frío. Cayó nieve y no hay sol, el frío penetra en mis huesos y en mi alma. Me falta mi Gilbertito. La casa está llena de flojos que duermen y comen. Yo soy débil y no resisto el peso de tanta gente. Tú eres mío y me ayudas con tu cariño. Pronto salgo a la calle más sola que nunca y volveré con más frío y más triste. Así he vivido años, fría muy fría y sola. Los meses contigo fueron más buenos que malos. Tú me quieres y me comprendes. Ven. Ya veremos cómo se arreglan las cosas entre los dos. Si tú me olvidas será terrible, si yo te olvido, peor. Si estamos juntos se puede salvar algo del todo. Es una tontería que no estés en casa. Es fea la casa sin ti. Yo no quiero recibir comida nada más que una vez al día. De repente no comeré nada más. Tengo una rabia con todo, trabajo poco. Se fue la alegría, se fue por el desierto. La casa de madera está llorando. No tiene sentimiento la guitarra. Estar separados es como estar muertos. Un día me canso y salgo a vivir. He estado muerta años de años. Esclava de trabajo y del país ¡Ven, te digo! después iremos por el mar y el desierto. La lluvia será dulce. ¿Qué hago sin tus manos feas? No tengo a nadie. Tú tienes a Vitervo. Que venga contigo. Quiero preparar un asado para él. ¡Vengan! les digo. Nunca supe que tenía un amigo en Arica.
"La jardinera" es una tonada compuesta por Violeta Parra en 1954, sin embargo, adquirió notoriedad en una segunda grabación en 1961. Es uno de los temas más populares y queridos de su repertorio.
Por Rubén Reveco - Editor revista Machete
Recuerdo en especial el inocente juego de niños desojando los pétalos de una margarita: "Me quiere - mucho - poquito - nada" y haciendo estragos en el jardín de mi tía. También fue y es una práctica muy extendida entre los adolescentes enamorados. Cuando se termina de deshojar la margarita, el último pétalo les da la respuesta. Los ecologistas de hoy han salido en defensa de la "pobre margarita", argumentando que no existiría la necesidad de destrozar una flor, sino que sería suficiente con contar los pétalos.
Lo cierto es que este juego (al parecer no tan inocente) se hizo mucho más popular desde 1954 al compás de una tonada entre alegre y triste, a la vez.
De estrada la autora deja claro que va a cultivar la tierra para olvidarse de un amor y encontrar remedio para una pena. A medida que la canción avanza, va destacando las propiedades curativas de las plantas, costumbre tan sabia de todas las zonas rurales del mundo.
Violeta canta desde la sabiduría popular y le da voz a los oprimidos y acongojados. En "La Jardinera" revela algunos secretos populares de sabiduría de la naturaleza, anclados en la íntima conexión con la tierra y sus frutos. Como la mayoría de sus canciones, ha sido interpretada por diferentes artistas del mundo.
La jardinera
Para olvidarme de ti,
Voy a cultivar la tierra,
En ella espero encontrar,
Remedio para mi pena.
Aquí plantaré el rosal,
De las espinas más gruesas,
Tendré lista la corona,
Para cuando en mi te mueras.
Para mi tristeza violeta azul,
Clavelina roja pa' mi pasión,
Y para saber si me corresponde,
Deshojo un blanco manzanillón.
Si me quiere mucho, poquito o nada,
Tranquilo queda mi corazón.
Creciendo irá poco a poco,
Los alegres pensamientos,
Cuando ya estén florecidos,
Irán lejos tu recuerdos.
De la flor de la amapola,
Seré su mejor amiga,
La pondré bajo la almohada,
Para dormirme tranquila.
Para mi tristeza...etc.
Cogollo de toronjil,
Cuando me aumenten las penas,
Las flores de mi jardín,
Han de ser mis enfermeras.
Y si acaso yo me ausento,
Antes que tu arrepientas,
Heredarás estas flores,
Ven a curarte con ellas.
Para mí tristeza...etc.
Canta Violeta Parra
Nadia Szachniuk
Míriam Miràh
Isabel Parra
Grupo musical Zapallo
Tamborelá
Rosa incaica
Ligia Piro y Liliana Herrero
Carlos Sánchez Trío
Sindicato sonoro
Charo Bogarín
Los finellis
“La jardinera” reúne, entonces, varios elementos de Violeta Parra, como por ejemplo, el motivo del jardín, que es una fuente que reaparecerá en su lírica, al igual que la mujer como jardinera, locera, lavandera o hacedora; es decir, profundamente ligada a lo ancestral telúrico.
La tierra se convierte en material para trascender el dolor y el cultivo de la tierra, tan común en Violeta, se convierte en la fuerza transformadora o redentora.
Para olvidarme de ti voy a cultivar la tierra en ella espero encontrar remedio para mis penas.
Y es en la misma estrofa donde nuevamente aparece la ilusión a su propia reelaboración de la religión:
Aquí plantaré el rosal de las espinas más gruesas tendré lista la corona para cuando en mí te mueras.
El crucifijo del amor ya expresado en “Maldigo del alto cielo” también aparece aquí como una manera de intuir, de expresar la naturaleza de este dolor, pero es también junto a lo religioso-personal que aparece lo folklórico-colectivo que vendría a ser el deshojar las flores de su jardín, elaborando así la analogía de lo que ocurre con su propio cuerpo y con su dolor:
… y para saber si me corresponde deshojo un blanco manzanillón si me quiere mucho, poquito, nada tranquilo queda mi corazón.
Así como en las Décimas, Violeta reitera aquí constantemente el hecho de autodenominarse bajo la tercera persona, es decir, con versos y frases como “aquí llegó la Violeta Parra”, las cuales resultan de absoluto interés para este poema donde ella se anuda, metaforizándose en una flor e introduciéndose dentro del poema: “Para mi tristeza violeta azul…”. La última estrofa del poema es reveladora y pertenece a ese núcleo de poemas de Violeta donde existe el poder de que el bienamado regrese a ese mismo jardín y se nutra de la misma substancia que también revitalizará a Violeta:
Y si acaso yo me ausento antes que tú te arrepientas heredarás estas flores, ven a curarte con ellas.
Este final nos recuerda lo expresado por Violeta Parra cuando habla sobre el nudo de las alianzas que se unirán y se integrarán gracias a la capacidad reintegradora del amor. También en “La jardinera”, poema que adquiere una simbología poderosa y típica dentro de la creación poética de Violeta, se anuda la posibilidad de regeneración junto a la tierra, el jardín y el amor.
Después de muchos años de construcción, el 4 de octubre de 2015, abrió sus puertas el museo “La Jardinera” que contiene la vida y obra de Violeta Parra. Amplios espacios que exponen los elementos que Violeta Parra utilizó en su brillante carrera artística son acompañados de fotografías y recuerdos dentro de un contexto que abre las posibilidades de conocer profundamente la obra de esta chilena conocida y respetada en el mundo entero.