El mundo de J. R. R. Tolkien vuelvió a la pantalla con la serie de Amazon Prime Video que funciona como precuela y expansión de las películas de Peter Jackson. Dos realizadores fanáticos pero sin mayores credenciales, un presupuesto gigantesco y un elenco internacional son algunas de las claves de la ambiciosa ficción, que reveló parte de sus secretos en la Comic-Con de San Diego.
FUENTE
Mismo universo, caras totalmente nuevas. Es lo que propone El señor de los anillos: Los anillos del poder y lo que pudieron atestiguar este viernes los asistentes a la primera presentación en sociedad de la serie original de Amazon Prime Video, en el marco de la edición 2022 de la Comic-Con en San Diego.
Aunque quizás haya al menos una figura familiar para aquellos seguidores más acérrimos de la Tierra Media. Respecto al año 2014, cuando en el mismo evento se presentó Peter Jackson en compañía de los actores de la tercera y última parte de El hobbit (La batalla de los cinco ejércitos), se repite la presencia de Stephen Colbert.
Reconocido fanático de la obra de J. R. R. Tolkien (fue invitado a realizar un cameo en la segunda entrega de El hobbit), el célebre animador de televisión estadounidense también ejerció como anfitrión del panel dedicado a la producción que llega este 2 de septiembre a la plataforma de streaming, bajo la batuta creativa de J. D. Payne y Patrick McKay, showrunners de la serie.
A los convencidos, a los expectantes y a los que esperan lo peor de esta nueva encarnación, Colbert les dedica palabras tranquilizadoras. De fan a fans. “Por supuesto puede ser difícil tener algo que amas tanto como El señor de los anillos, y todo su mundo, a cargo de alguien nuevo”, señala ante las más de seis mil personas reunidas en el Hall H del Centro de Convenciones de San Diego, instancia a la que asistió Culto (Suplemento de el diario La Tercera).
“Estoy sorprendido por su sinceridad y su amor por este mundo”, afirma sobre los creadores, una dupla con la que almorzó y con la que comprometió -medio broma, medio en serio- una participación en futuras temporadas de la producción. El sueño de todo enamorado del universo tolkieniano.
El tándem de realizadores (cuyo título más conocido es haber sido guionistas no acreditados de Star Trek: Sin límites) se defiende a su manera. Antes de cumplir sus primeros minutos sobre el escenario, Payne pronuncia unas palabras en lengua élfica, la misma creada por Tolkien para construir su ambiciosa obra durante la primera mitad del siglo XX.
Ese sólo gesto basta para empezar a ganarse a la audiencia, compuesta por fanáticos de El señor de los anillos y amantes de la cultura pop en general. Pero luego describen su declaración de intenciones, un punto indispensable para una serie que encara un reto enorme, no recomendable para quienes le tienen aversión al riesgo: la historia que abarca no existe como novela. Tolkien simplemente jamás la escribió, marcando una diferencia importante con la empresa que enfrentó Peter Jackson con su extraordinaria trilogía de películas.
El espacio temporal del proyecto de Prime Video es el de la Segunda Edad, miles de años antes de que Frodo emprendiera rumbo al Monte del Destino para intentar destruir el anillo único. Ese pasaje de la Tierra Media sólo está documentado, con hitos bien marcados pero en general sin entrar en mayores detalles, en los apéndices que el autor publicó al final de El retorno del rey.
Allí se habla de cómo habitaban el mundo humanos, elfos, enanos y otras criaturas y de la trama que llevó a la forja de los anillos, por lo que la nueva serie se puede leer como una suerte de precuela compuesta de versiones jóvenes de personajes familiares (Galadriel, Elrond), otros nuevos (como los llamados harfoots, los ancestros de los hobbits) y unos cuantos inventados para la pantalla.
“Como fanáticos, espectadores y amantes de la Tierra Media y de Tolkien, no queríamos contar algo que fuera secundario o un spin-off, o una historia de origen, u otra cosa. Queríamos hallar una enorme mega epopeya tolkieniana. Y Amazon estaba maravillosamente lo suficientemente loco como para decir ‘sí, hagámoslo’”, aclara McKay. “Nos dejaron hacer la serie que queríamos hacer”, agrega su dupla.
Hablar de su serie como un proyecto gigantesco no es un despropósito: sólo para obtener los derechos televisivos (que también interesaban a Netflix y a otros gigantes del streaming) la compañía habría desembolsado US$ 250 millones, un acuerdo que le otorgó acceso a usar el material de la trilogía de El señor de los anillos aunque no otras obras del mismo autor y ambientadas en el mismo mundo, como El Silmarillion.
Y el costo de concretar el plan de hacer cinco temporadas superaría los US$ 1 mil millones. Cifras con las que la El señor de los anillos: Los anillos de poder se sitúa en la delantera de las series más caras de la historia, por sobre Game of thrones, el fenómeno de HBO que puso de moda los presupuestos desorbitados en la TV (y que irónicamente estrena semanas antes su primer spin-off, House of the dragon).
Manejar esa escala ha sido un reto monumental, así como dar forma a una historia sólida que respete el espíritu de la creación de Tolkien. Durante los últimos cuatro años y medio, el lapso de tiempo que llevan trabajando en el proyecto, dicen que han vuelto una y otra vez a los libros, aunque por razones evidentes muchas veces implique encontrar pistas y no necesariamente respuestas directas.
“Sentimos que la Segunda Edad es increíble. Es la impresionante historia no contada de Tolkien y es tan icónica. La forja de los Anillos de Poder. El ascenso del señor oscuro Sauron. El ascenso y la caída de la Atlántida de Tolkien, el mayor reino de hombres jamás creado, Númenor. Y luego, finalmente, la última alianza de elfos y hombres para unirse y derrotar a Sauron. Bueno, casi derrotarlo. El anillo sobrevive para que el mal pueda continuar en otra era”, explica Payne.
“Para esta primera temporada queríamos reintroducir la Tierra Media. Estamos miles de años antes de la Tercera Edad. Las sociedades, los reinos y los pueblos son muy diferentes. El mundo está en un estado diferente”, apunta McKay, agregando un matiz: “Se trata de reintroducir este mundo y del regreso del mal”.
¿Hasta dónde te adentrarías en la oscuridad para proteger las cosas que más te importan? Ese es el núcleo de lo que trata esta historia”, sintetiza Payne.
Los protagonistas del regreso
El señor de los anillos: Los anillos de poder apuesta a una extensa estadía en la TV. Si todo marcha bien, tendrá cinco temporadas que prometen revolucionar al medio. Primero, el proyecto abrochó a J. D. Payne y Patrick McKay pero luego tenía que encontrar a sus protagonistas. Los showrunners cuentan que vieron a miles y miles de postulantes, hasta hallar a la veintena de intérpretes que encabezan la producción.
“Teníamos dos criterios: uno, tenían que ser excelentes intérpretes, porque si vas a estar con estas personas durante un viaje de 50 horas, porque sabíamos desde el principio que iba a ser una historia de 50 horas, debían ser actores increíbles. Dos, teníamos que mirarlos a los ojos y decir: ¿tienen la Tierra Media en ellos? Si no la tenían, incluso si eran excelentes, no conseguían el papel”, cuentan los creadores.
El resultado es un elenco diverso y con múltiples procedencias. La galesa Morfydd Clarke se pone en los zapatos de Cate Blanchett al interpretar a Galadriel y el británico Roberto Aramayo hace lo propio con Elrond, el personaje antes encarnado por Hugo Weaving.
El puertorriqueño Ismael Cruz Córdova se pone en la piel de Arondir, un elfo creado para este proyecto, y Sophia Nomvete asume el rol de la princesa Disa, la primera enana en llegar a la pantalla. Y así, hasta copar de extremo a extremo esta nueva versión de la Tierra Media, que introducirá a Sauron, pero no mediante la forma en que el público lo conoció en los filmes de Jackson. Por ahora, es un misterio que J. D. Payne y Patrick McKay no están dispuestos a revelar ni siquiera ante la mayor convención del mundo del entretenimiento.
Pero hay certezas: más grande, más diverso, El señor del anillos vuelve a la pantalla y reclama su trono.
No hay comentarios:
Publicar un comentario