El 19 de junio de 1945, en Chile fallecen 355 mineros asfixiados en la mina El Teniente, hecho conocido como la Tragedia del humo.
La Tragedia del Humo, o El Humo, fue un accidente ocurrido el 19 de junio de 1945 en la Mina El Teniente (Chile), en ese entonces propiedad de la Braden Copper Company, donde fallecieron 355 trabajadores. Es considerado el mayor accidente ocurrido en una mina metalífera a nivel mundial.
Según se pudo establecer en las investigaciones, la tragedia se originó debido a las emanaciones de monóxido de carbono producidas por el incendio de una fragua ubicada en uno de los portales de acceso a la mina, en el nivel Teniente 1. Este humo se propagó al interior de la mina, debido a las condiciones de ventilación existentes en esa época en El Teniente, asfixiando a 355 mineros. La mayor parte de los muertos se encontró en socavones y piques que se llenaron de este gas. Algunos mineros se salvaron abriendo las llaves de aire comprimido de las redes de la mina, y otros evacuando por el sector Fortuna, ya abandonado en ese entonces.
Las labores de rescate de los difuntos se prolongaron por tres días, hasta el 21 de junio de ese año. Los cadáveres fueron llevados hasta Sewell, donde sus familiares concurrieron a identificarlos. Posteriormente fueron trasladados a Rancagua, en donde se les sepultó, en medio de la conmoción de los habitantes de la ciudad y los deudos.
La mayor parte de las víctimas fueron sepultadas en el Cementerio N° 2 de Rancagua, con la presencia del Presidente de la República, Juan Antonio Ríos, Ministros y Autoridades de la Braden Copper. Cada 19 de junio, desde 1946, el "Sindicato de Trabajadores Sewell Mina" organiza una romería al Cementerio 2 en memoria de los fallecidos, donde concurren, además, los familiares de los fallecidos y representantes de la Administración. (W)
Catástrofe en Sewell (fragmento)
Sánchez, Reyes, Ramírez, Núñez, Álvarez.
Estos nombres son como los cimientos de Chile.
El pueblo es el cimiento de la patria.
Si los dejáis morir, la patria va cayendo,
va desangrándose hasta quedar vacía.(...)
Hoy es el humo del incendio, ayer fue el gas grisú,
anteayer el derrumbe, mañana el mar o el frío,
la máquina y el hambre, la imprevisión o el ácido. (...)
No es el gas: es la codicia la que mata en Sewell. (...)
Pablo Neruda en "Canto General"
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