Después, cuando las enfermeras revisaron sus míseras pertenencias, encontraron una carta. Su calidad y su contenido impresionaron a todo el personal.
¿Qué ven hermanas?
¿Qué ven?
¿Qué piensan cuando me miran?
Una vieja malhumorada, no demasiado inteligente, de costumbres inciertas, con sus ojos soñadores fijos en la lejanía.
La vieja que escupe la comida y no contesta cuando tratan de convencerla "...venga mujer, haga un pequeño esfuerzo..."
La viejecita, que ustedes creen que no se da cuenta de las cosas que ustedes hacen y que continuamente pierde el guante o el zapato.
La viejecita, que contra su voluntad, pero mansamente les permite que hagan lo que quieran con ella; que la bañen, la alimenten, le regañen...
¿Es esto lo que piensan?
¿Es esto lo que ven?
Si es así, abran los ojos hermanas, porque esto que ustedes ven no soy yo!
Aunque me vean aquí sentada tan tranquila, haciendo todo tal y como me ordenan, les voy a contar quien soy yo:
Soy una niñita de 10 años que tiene padre y madre, hermanos y hermanas, que se aman.
Soy una jovencita de 16 años, con alas en los pies, que sueña que pronto encontrará a su amado.
Soy una novia de 20, mi corazón da brincos, cuando hago la promesa que me ata hasta el fin de mi vida.
Ahora tengo 25, tengo mis hijos, quienes necesitan que los guíe, tengo un hogar seguro y feliz.
Soy una mujer a los 30, los hijos crecen rápido, estamos unidos con lazos que debería durar para siempre.
Cuando cumplo 40, mis hijos ya crecieron y no están en casa, pero a mi lado está mi esposo que se ocupa de que no esté triste.
A los 50, otra vez, sobre mis rodillas juegan los bebés; de nuevo conozco a los niños, a mis seres amados y a mí.
Sobre mí se ciernen nubes oscuras, mi esposo ha muerto, cuando veo el futuro me erizo toda de terror!!
Mis hijos se alejan, tienen sus propios hijos; pienso en todos los años que pasaron y en el amor que conocí.
Ahora soy vieja... Qué cruel es la naturaleza!
La vejez es una burla que convierte al ser humano en un alienado.
El cuerpo se marchita, el atractivo y la fuerza desaparecen. Allí, donde una vez tuve el corazón, ahora hay una piedra.
Sin embargo, dentro de estas viejas ruinas, todavía vive la jovencita.
Mi fatigado corazón, de vez en cuando, todavía sabe rebosar de sentimientos.
Recuerdo los días felices y los tristes... En mi pensamiento vuelvo a amar y vuelvo a vivir mi pasado...
Pienso en todos esos años que se fueron demasiado rápido y acepto el hecho inevitable de que nada puede durar para siempre.
Por eso, gente, abran los ojos, abran sus ojos y vean!!
Antes ustedes no está una vieja malhumorada, antes ustedes estoy YO!!
Mariano Fortuny estuvo muy interesado en la representación de ancianos, asunto que abordó en numerosas ocasiones en óleos, acuarelas, dibujos y grabados. La atracción por estos modelos, de marcado carácter, le llevó a pintarlos en sus figuras de casacas y en los estudios del natural, algunas veces como mendigos y otras, las de mayor interés, con el torso desnudo. El recuerdo de las obras de José de Ribera, a quien Fortuny había estudiado con detalle, estaba en la raíz de su predilección por el asunto.
La vejez en el arte
La vejez es una etapa de la vida en la que cada vez se encuentra más gente. Todos caminamos hacia ella, aunque no lo queramos asumir. La esperanza de vida se prolonga y, al mismo tiempo, se nos exige ser eternamente jóvenes. En el mundo occidental, los viejos son casi invisibles en los medios y su imagen parece proscrita en una sociedad en la que predominan el culto a la salud y la juventud.
Pero los viejos existen, siempre han existido y diversos artistas los han retratado. Esta no es "la" mirada del arte a la vejez, sino aquella que yo he elegido, algunos cuadros de viejos que me parecen bellos de una u otra manera. Porque, no lo obviemos, la vejez también ha sido maltratada en sus representaciones artísticas. (F)
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