Continuamos en Colombia con esta serie que nos lleva a conocer cuáles son los 10 pintores de la "gran familia realista". No es necesario que estén radicados en su país de origen, pero sí que aun conserven su nacionalidad y estén vivos.
Con la ayuda de un amigo colombiano, he logrado seleccionar a estos diez, lo que de ninguna manera son los únicos y definitivos mejores pintores figurativos, realistas, surrealistas o hiperrealistas de Colombia.
Con la ayuda de un amigo colombiano, he logrado seleccionar a estos diez, lo que de ninguna manera son los únicos y definitivos mejores pintores figurativos, realistas, surrealistas o hiperrealistas de Colombia.
Por Rubén Reveco - Editor
Desde luego que puede ser arbitrario dejar a pintores afuera de esta selección sólo porque ya han fallecido, como es el caso de Luis Caballero, Darío Morales, Fernando Devis y Alberto Iriarte, entre otros. Pero nos propusimos hacer este sencillo reconocimiento con los artistas aun en vigencia. Los homenajes se deben hacer en vida.
Del mismo modo, reconocemos que por falta de espacio no pudimos incluir a varios artistas, todos excelentes exponentes del realismo colombiano. Toda selección es parcial e injusta.
Del mismo modo, reconocemos que por falta de espacio no pudimos incluir a varios artistas, todos excelentes exponentes del realismo colombiano. Toda selección es parcial e injusta.
1) Gregorio Cuartas
Gregorio Cuartas nació en San Roque, Antioquia, en 1938, y emigró de Colombia en 1962, luego de pasar por Bellas Artes, en Medellín y de dictar clases en el instituto del mismo nombre en Cali. Estuvo en España e Italia antes de radicarse definitivamente en Francia donde vive y trabaja actualmente.
El pintor es uno de los paisajistas y pintores vivos más importantes del país. Según Santiago Londoño, curador de arte, “los paisajes carecen de personajes. Son paisajes vacíos con una escueta edificación en el centro del horizonte, con uno que otro árbol, envueltos en una atmósfera deshabitada que les es propia. Simétricos y en disposición estricta, no cabe el desorden, la equivocación humana o el azar. Ocurren a una hora indefinida del crepúsculo o la alborada, cuando emanan una luz propia fuera del tiempo”.
Gregorio Cuartas siempre ha mostrado interés en remontarse a sus orígenes; su formación en internados y su permanencia durante varios años en el monasterio benedictino Pierre-qui-Vire en Francia han influenciado su obra, de manera que su preocupación por lo religioso, es una constante. El mismo artista ha dicho que su obra se identifica con la tipología regional de Antioquia, Caldas y el Valle del Cauca, regiones donde pasó parte de su niñez y adolescencia. (Fuente)
2) Alfredo Guerrero
Alfredo Guerrero nació en Cartagena de Indias, en 1936. Alumno fundador de la Escuela de Bellas Artes de Cartagena, en el año de 1958.
En 1960 se trasladó a Bogotá a continuar estudios en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional. En 1965 viajó a Europa, continuando sus estudios en el Circulo de Bellas Artes de Madrid.
Viaja a Florencia (Italia) y se inscribe en la Academia del Desnudo, de la Escuela de San Marcos; Estudia las obras del Renacimiento. Se radica en París y estudia en la Escuela de Bellas Artes en el Taller de Gustave Singier.
"(...) la verdad es que la representación exclusiva y en primer plano de las cosas comunes, con excepción obvia de los bodegones y paisajes, es contemporánea. Desde el Pop Art de los años cincuenta, la avalancha objetal ha sido abrumadora. Ninguna cosa, por más trivial o vulgar que sea, se ha escapado de la nueva imaginería moderna." Escribía Germán Rubiano a propósito de la muestra individual de dibujos de Alfredo Guerrero, en la Galena Belarca en septiembre de 1971, cuando presentó 18 dibujos trabajados con puntos sobre papeles de colores, que denotaban un particular realismo cuyos encuadres, según Germán Rubiano, tienen la impronta de la publicidad. Estas características con variantes importantes van a ser comunes al grupo de artistas que en los setenta encuentran en el dibujo y la gráfica un medio apropiado para recrear su visión inmediata del mundo que los rodea.
Pocos años después, Alfredo Guerrero, aborda el tema de los retratos en unos dibujos de gran formato que rebasan el tamaño del pliego, en los que aparecen personajes corrientes, "personajes anónimos, tomados de viejos archivos fotográficos" como una monja, una empleada doméstica, un hombre de mediana edad, todos ellos con unas facciones y expresiones tan corrientes, tan propias de nuestra idiosincrasia que todos ellos nos resultan conocidos y tenemos la sensación de haberlos visto en cualquier lugar. A la colección del museo le pertenece el dibujo de un joven policía trabajado con grafito con una técnica depurada que captura cada detalle y que busca ante todo la veracidad. En 1974 recibe Mención de honor en Dibujo, en el XXV Solón Nacional de Artes Visuales, por un autorretrato en el que a través de su técnica se acerca al verismo del fotorrealismo: "La mención dada a Alfredo Guerrero, señala el esfuerzo de este artista por afinar su obra. (...) El autorretrato que tiene en el Salón es una suma de aspectos minuciosos, interminable en su riqueza y en la sorpresa que causa con cada nuevo examen que de él se realiza." Alfredo Guerrero ha seguido practicando el dibujo trabajando especialmente el desnudo femenino. (Fuente)
3) Heriberto Cogollo
Heriberto Cogollo nació en 1945 en Cartagena de Indias. Vivió en París desde 1967 hasta 1996, año en que regresa a Colombia y se radica en Cartagena, ciudad en la que realizó su primera muestra individual en el Palacio de la Inquisición en 1963.
Heriberto Cogollo parpadea con picardía cuando le pregunto por la negra descomunal que aparece en todas sus pinturas, a veces como maga de circo, equilibrista y domadora de caballos.
Desliza su mano por sus cabellos plateados y me mira por encima de sus lentes, con un brillo que parte en dos el aire de la conversación.
Y es que por su mente ha cruzado otra vez Fela, la negra babilónica que dejaba en vilo a todo el mundo en la Loma del Diamante, cuando era un muchacho. “Todos nos íbamos detrás de Fela cuando pasaba al frente de nuestra casa en la Loma del Diamante”.
Heriberto tiene que devolverse en el tiempo para precisarme en qué momento empezó a pintar. “Yo empecé dibujando los comics: El Halcón Negro, Mandrake, Batman y Robin, hasta que dejé de hacerlo para dibujar a los compañeros de mi colegio. Me la pasaba dibujando todo el tiempo y me empezó a ir mal en el colegio. Así que un amigo de mi madre le sugirió que me matriculara en Bellas Artes. Yo no tenía la menor idea de que en Cartagena existiera una escuela para aprender a pintar. Mi madre y Fernando Velásquez me llevaron a matricular.
La escuela había permanecido cerrada mucho tiempo y reabierta por el gobernador Eduardo Lemaitre. Fue una época muy especial. Había mística y dedicación. Creo que éramos muy apasionados en aquellos años. Todos estábamos creando cosas.
Un día Martín Alonso Pinzón Ramos, que era el Secretario de Educación del departamento, me dijo: Tienes que irte de aquí. Tú eres un gran artista. Te vamos dar una beca para que te vayas a Europa”.
Fue el artista chileno Roberto Matta, quien le sugirió que firmara con su apellido materno: Cogollo, y no con el apellido paterno: Cuadrado. Heriberto Cogollo (Cartagena, 1945) es el más grande pintor viviente de Cartagena, dotado de un mundo personal y una imaginación excepcional. (Fuente)
Fue el artista chileno Roberto Matta, quien le sugirió que firmara con su apellido materno: Cogollo, y no con el apellido paterno: Cuadrado. Heriberto Cogollo (Cartagena, 1945) es el más grande pintor viviente de Cartagena, dotado de un mundo personal y una imaginación excepcional. (Fuente)
4) David Manzur
David Manzur nació en 1935 en Neira, Caldas. De padre libanés y madre colombiana, estudió con monjas francesas en África (Guinea ecuatorial, Camerún) a los cuatro años de edad, luego de la guerra civil española estuvo interno en un colegio de España y a los 18 regresó a Colombia. Realizó estudios en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, en el Art Student´s League de Nueva York y en el Instituto Pratt de la misma ciudad. Conocido por sus monumentales murales de Bogotá, Calí y Miami. Vive y trabaja en Bogotá.
"Contados pintores de nuestros días reúnen la imaginación creativa, precisión en el dibujo, la capacidad de observación y la destreza técnica de David Manzur. Únase a esto un tratamiento sensible y suculento del color, que no elude ninguna gama ni matiz, y un acervo cultural que no excluye tema alguno como extraño a su universo pictórico.
La obra de David Manzur se establece sobre sí misma y alza sus banderas, como si reclamara una narrativa o una poesía que le siguiera los pasos. Una poesía que nos guiara para distinguir entre su realidad y estos sueños, entre lo que es delirio y lo que es revelación.
Este juego psicológico de Manzur, esta aventura entre lo concreto y lo imaginario, esta doble percepción de los sentidos nos hace concluir que ellos, los órganos mismos de los sentidos, independientemente, tienen su propia capacidad de registrar, catalogar y asimilar los hechos de la realidad y los datos recibidos.
Así Manzur nos hace ver, no con los dos ojos, la misma escena, sino con cada uno a la vez y simultáneamente, imágenes distintas. Imágenes a veces repujadas, a veces talladas a golpe de cincel, trabajadas como si fueran hechas a golpes de buril. Pero no hay nada táctil. Las imágenes se descomponen y se recomponen como en un calidoscopio, no de la retina, sino de la remota e interior región de los sueños. Y es que Manzur pinta la piel y el alma de las cosas.
Esta doble visión es nueva en el arte de la pintura, aunque no en el cine o el video en que con medios mecánicos es posible lograr esta simultaneidad. Pero la superioridad de la obra de Manzur radica en que esta es una pintura hecha con las manos. Y esa magia, ese duende, no es posible alcanzarlo con ningún medio digital o mecánico. Él sumerge a uno en la exquisita verosimilitud de la imagen, y "nos engaña" transformándola como un prestidigitador, siempre con la gracia e ironía del maestro.
La pintura de David Manzur no carece de detalles virtuosos y esto, quizás ha hecho que algunos observadores y críticos pierdan su formidable visión de conjunto, su acabada maestría y sobre todo su inagotable potencial creativo. (Fuente)
La obra de David Manzur se establece sobre sí misma y alza sus banderas, como si reclamara una narrativa o una poesía que le siguiera los pasos. Una poesía que nos guiara para distinguir entre su realidad y estos sueños, entre lo que es delirio y lo que es revelación.
Este juego psicológico de Manzur, esta aventura entre lo concreto y lo imaginario, esta doble percepción de los sentidos nos hace concluir que ellos, los órganos mismos de los sentidos, independientemente, tienen su propia capacidad de registrar, catalogar y asimilar los hechos de la realidad y los datos recibidos.
Así Manzur nos hace ver, no con los dos ojos, la misma escena, sino con cada uno a la vez y simultáneamente, imágenes distintas. Imágenes a veces repujadas, a veces talladas a golpe de cincel, trabajadas como si fueran hechas a golpes de buril. Pero no hay nada táctil. Las imágenes se descomponen y se recomponen como en un calidoscopio, no de la retina, sino de la remota e interior región de los sueños. Y es que Manzur pinta la piel y el alma de las cosas.
Esta doble visión es nueva en el arte de la pintura, aunque no en el cine o el video en que con medios mecánicos es posible lograr esta simultaneidad. Pero la superioridad de la obra de Manzur radica en que esta es una pintura hecha con las manos. Y esa magia, ese duende, no es posible alcanzarlo con ningún medio digital o mecánico. Él sumerge a uno en la exquisita verosimilitud de la imagen, y "nos engaña" transformándola como un prestidigitador, siempre con la gracia e ironía del maestro.
La pintura de David Manzur no carece de detalles virtuosos y esto, quizás ha hecho que algunos observadores y críticos pierdan su formidable visión de conjunto, su acabada maestría y sobre todo su inagotable potencial creativo. (Fuente)
5) Rosario Heins
Rosario Heins nació en Barranquilla. Hace más de 30 años, cuando estudiaba en la Escuela de Bellas Artes, una vendedora de frutas que pasaba por su casa llamó a tal punto su atención que desde entonces y hasta la fecha la artista, que reside en Francia hace 12 años, ha enfocado casi la totalidad de su obra en las mujeres afrodescendientes, palenqueras y caribes.
Mi pintura me representa y expresa en lo que quiero decir. Mi pintura es parte de mi misma, es la prolongación del Caribe que llevo dentro de mí y que se proyecta en mis propias vivencias, en mi cotidianidad, en la música, el color, el sol caliente, la humedad, los gritos callejeros, el carnaval, los colores explosivos y luminosos; hechos y elementos únicos e irrepetibles que me hacen también única y diversa.
Lo que pinto es una prueba de la alegría de vivir. Es la metáfora de mi paisaje y mi sonrisa. Una ofrenda que dice todo de mí en cada tela. Es también la voluptuosidad de los colores fuertes que se mezclan sin vergüenza, el ardiente calor húmedo del trópico y la luz explosiva que estalla en mis lienzos para brindar alegría y afecto.
Por todo ello, en este mi trabajo más reciente, sigo apropiándome de todos los elementos naturales y culturales de mi Caribe, vertidos en la luz directa que cae sobre los vendedores callejeros ubicados en la playa; sobre las palenqueras que con su andar cadencioso ofrecen sus frutas dulces a la sed y la curiosidad de los turistas; sobre los vendedores de flotadores con su carga a cuestas haciendo de ellos mismos personajes especiales que desaparecen graciosamente bajo las formas y el volumen de su mercancía, como fantasmas que solo flotan a través de sus piernas, produciendo figuras extrañas a medida que caminan o se alejan.
Esa soy yo, la expresión Caribe impregnada en cada trazo de mi pintura”.
En Colombia hay poco más de ocho millones de personas en esta situación; es decir, dedicadas a el Rebusque, que no tienen salario fijo ni seguridad social, lo que constituye uno de nuestros más grandes dramas sociales en una población calculada en cuarenta y cinco millones de habitantes, con una tasa de desempleo cercana al 15%.
Pero como la belleza está en todas partes, aún en los sitios y situaciones más insospechadas, el Rebusque viste también al Caribe colombiano de color, de sabor y de alegría, inundando su paisaje urbano y humano y llenando nuestras playas de voces y risas y ritmos en un escenario de sol y de mar. (Fuente)
6) Fernando Maldonado
Fernando Maldonado nació en Bogotá, en 1962. Pintor, Dibujante y Escultor. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Representó a Colombia en el Salón Comparaisons de París, Francia (2008), y en la VI Bienal Internacional de Pintura de Cuenca, Ecuador (1994).
La orientación de su obra desde el principio estuvo marcada por el onirismo y el surrealismo con una etapa cercana al arte fantástico. El escepticismo frente a las últimas manifestaciones del arte moderno ha sido una constante en su obra, derivada del existencialismo de su pensamiento y de su interés por autores como Camus, Borges, Cioran; así como del chamanismo, el cine y el cómic de autor. (Fuente)
7) Ramiro Ramírez Cardona
Ramiro Ramírez Cardona nació en 1954. Nos propone siempre a la mujer como protagonista de sus pinturas, las que habitan en un espacio de cierto simbolismo y surrealismo muy medido. Es un pintor que se ha especializado en desnudos, con los que logra sugerentes imágenes.
Es un artista que deja en cada una de sus obras, un pedazo de su vida; trozos de energía impregnados en los poros de sus personajes y bocanadas de aire que salen desde sus pulmones en dirección a los de esos hombres viejos apostados en diversos escenarios por él inventados, pero que existen de verdad y de esos jóvenes y esas hermosas mujeres, que respiran eternamente para negarse a morir definitivamente.
El cuerpo humano más que un ser erótico o deseoso de fuga libido, es por sí mismo, por su esencia más inmediata, un soñador, un creador y es a través del cuerpo, de ese mismo cuerpo aporreado, que se ha convertido en un ser comunicante de sueños, de ambiciones, de dudas y soledades, que el hombre ha imaginado y que cada día nos asombra. (Fuente)
8) Dario Ortíz Robledo
Darío Ortiz Robledo (Ibagué, 12 de septiembre de 1968) es pintor y escritor. Se graduó del Colegio San Tarsicio de Bogotá en el año 1986. Artista neo-realista conocido por sus composiciones basadas en temas clásicos.
Pintor autodidacta, expone individualmente desde los 18 años en 1987 y de manera colectiva desde 1984. Ha realizado un centenar de exposiciones colectivas en más de 20 países y una treintena de exposiciones individuales.
"Como su arte es figurativo y sus temas tratan de los eternos dilemas que han representado siempre los pintores de la antigüedad, se dice de Darío Ortiz que es el gran clásico colombiano actual, pero no es solo eso: Ortiz representa a una parte de los pintores más actuales del momento, a una corriente del arte de vanguardia, pues la figuración se ha vuelto a incorporar a la cabecera pictórica que nunca debió perder y buena prueba de ello es la gran aceptación comercial que su obra tiene en los mercados actuales, que valoran tanto su sólida formación artística como su excelente calidad técnica.
"Como su arte es figurativo y sus temas tratan de los eternos dilemas que han representado siempre los pintores de la antigüedad, se dice de Darío Ortiz que es el gran clásico colombiano actual, pero no es solo eso: Ortiz representa a una parte de los pintores más actuales del momento, a una corriente del arte de vanguardia, pues la figuración se ha vuelto a incorporar a la cabecera pictórica que nunca debió perder y buena prueba de ello es la gran aceptación comercial que su obra tiene en los mercados actuales, que valoran tanto su sólida formación artística como su excelente calidad técnica.
Y a pesar de ello Darío no solo es el pintor colombiano más conocido en el mundo tras Fernando Botero, sino un metódico estudioso de la pintura de su entorno y todo un activista en asuntos artísticos que ha llegado a promocionar y presidir uno de los museos de pintura más activos de América Latina, el Museo de Arte de Tolima". (Fuente)
9) Alexandre Monntoya
Alexandre Monntoya nació en 1974 en Roldanillo (Valle).
En 1996 abrió una pequeña galería en la ciudad de Cali y empezó a involucrarse más en el dibujo al estar en contacto con los artistas de la zona.
En el año 2001 decide cerrar su galería en Colombia y trasladarse a España para crecer como artista.
"Desde el momento en que empecé a pintar he caminado por varios paisajes de color, al principio me expresaba con el colorido típico del clima tropical de mi país, luego sumido en el caos de no saber a donde ir, me interné en el mundo de los grises, y desde esa base he ido dando forma y calidez a los colores y formas que hoy enseño". Alexandre Monntoya es un artista que expresa que la pintura es mucho más que virtuosismo y trabajo laborioso. (Fuente)
10) Juan Carlos Suárez
Juan Carlos Suárez nació en Bogotá, pero desde los 5 años reside en Calarcá, hoy vive en Circasia, lugar de inspiración permanente para su obra, cuyos lienzos custodian el verdor del paisaje quindiano, el mismo que Juan Carlos recorre todos los fines de semana para luego entrar a formar parte de una serie.
Lo elegí, preferentemente, por su mirada puesta en la naturaleza exuberante de Colombia.
“Mientras sienta esa necesidad de agarrar un pincel y olvidarme del mundo, sus problemas y sus miedos y solamente hundirme en pensamientos que se transforman en colores e imágenes, voy a seguir disfrutando, pintando tanto, antes del fin....”. El pintor y muralista quindiano despertó a la pasión por el arte a muy temprana edad.
El creador que tiene en su haber la realización de cerca de 200 obras, ha cumplido en la región además una función pedagógica, con la Casa Taller Suárez, lugar donde ha contribuido a la formación de artistas como Nicolás Vasco Martínez y Germán Villegas.
Suárez, quien desde hace diez años se dedica al muralismo —motivado por el interés que le despierta recrear la diversidad natural de la región cafetera—, se prepara para viajar próximamente a México y Panamá, países donde exhibirá Bosques de Niebla, un serie compuesta por 20 obras de grande y mediano formato. Su objetivo, dar a conocer a través de la pintura la majestuosidad de la flora en elementos insignes como la palma de cera, árbol nacional de Colombia.
Inspirada en el valle del Cocora y los bosques de niebla, la obra de Suárez es elaborada bajo la técnica acrílico y óleo sobre lienzo, en la corriente paisajismo fantástico.(Fuente)
El creador que tiene en su haber la realización de cerca de 200 obras, ha cumplido en la región además una función pedagógica, con la Casa Taller Suárez, lugar donde ha contribuido a la formación de artistas como Nicolás Vasco Martínez y Germán Villegas.
Suárez, quien desde hace diez años se dedica al muralismo —motivado por el interés que le despierta recrear la diversidad natural de la región cafetera—, se prepara para viajar próximamente a México y Panamá, países donde exhibirá Bosques de Niebla, un serie compuesta por 20 obras de grande y mediano formato. Su objetivo, dar a conocer a través de la pintura la majestuosidad de la flora en elementos insignes como la palma de cera, árbol nacional de Colombia.
Inspirada en el valle del Cocora y los bosques de niebla, la obra de Suárez es elaborada bajo la técnica acrílico y óleo sobre lienzo, en la corriente paisajismo fantástico.(Fuente)
Este blog agradece a Miguel Arosemena por su asesoramiento.
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