El terror es un género poco habitual en "Los cómics de Machete", cosa que desde hoy vamos a reparar. Recomendamos leer estas historias por la noche y, si es posible, con luna llena.
Todo tiene un comienzo. House of Mystery fue el nombre que se le dio, allá por los años cincuenta del pasado siglo, a un cómic de DC centrado en relatos de terror y suspenso. La cabecera fue exitosa y generó a los pocos años una serie gemela titulada House of Secrets donde debutó nada más y nada menos que La Cosa del Pantano, y que fue rescatada para Vértigo con poca fortuna por Steven T. Seagle en 1996. Nada en particular hasta aquí. Pero mucho más adelante, cerca ya de la década de los setenta, las historias comenzaron a ser presentadas por dos personajes muy peculiares y conocidos, nacidos de un libro mucho más antiguo –y tanto– aunque de presencia notable en el panorama de cero de la época gracias al tebeo Plop!
Sus nombres: Caín –para los misterios– y Abel –para los secretos–. ¡Caín y Abel! Los personajes míticos del Antiguo Testamento y los mismos a los que más tarde Alan Moore primero (en La Cosa del Pantano) y Neil Gaiman después (como secundarios regulares en The Sandman) concedieron fama inmortal entre los amantes de DC en general y la línea Vértigo en particular. (Seguir leyendo)
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