Bajo las estructuras de piedra, de plomo, de hierro, hay que imaginarse un prisionero que desafía, él sólo, la moral y las leyes de su siglo... Este hombre es Donatien Alphonse de Sade.
Él escribirá:
"¡Que deliciosos son los placeres de la imaginación!. Toda la tierra es nuestra, ni una sola criatura se nos resiste..." Sade o un espacio de libertad dentro de un espacio de encarcelación.
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