Dueño de una inquietante pintura atravesada por el estudio del cuerpo el artista -médico de profesión- se refiere aquí a las grandes paradojas que atraviesa su arte. Se trata de uno de los más consagrados pintores de nuestro tiempo.
Fuente revista
El pintor español Dino Valls (Zaragoza, 1959) es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la figuración contemporánea y, a través de su arte, nos introduce a un dialogo revelador entre lo alegórico y lo poético.
Distanciado de las tendencias contemporáneas, muchas de ellas, pobres en oficio y carentes de imaginación, el español tiene una obra sólida –totalmente alejada de cualquier tipo de improvisación-. Valls le presta atención tanto a la técnica, como al concepto y lo hace de forma precisa y minuciosa.
“Mi trabajo, mi atención y respeto por soportes y técnicas tradicionales, son sentidos por mí como un deber de honestidad deontológica”, explica.
En su caso, nos referimos a un concepto denso, insondablemente psíquico y a su vez intrigante: sus cuerpos están atravesados por la angustia y el dolor, conviven allí patologías físicas y mentales donde puede olerse una densa atmósfera que incomoda y a su vez interpela.
Al artista no le interesa, de ninguna forma, ser complaciente. Su trabajo es fuerte, intenso, agudo y está vivo, aunque nos haga agonizar por las “zonas oscuras de (nuestra) mente”. Allí están sus cuadros para recordarnos nuestras propias miserias, nuestras más profundas contradicciones, y para ponernos delante los fantasmas que todos llevamos dentro.
-En la actualidad hay mucha facilidad para acceder a conocimientos anatómicos, pero no siempre fue así: la Iglesia durante siglos lo prohibió y a partir del siglo XVI la curiosidad por el estudio del cuerpo propició el hurto de cadáveres ¿Qué impresión le causa ese momento de la historia?
– A lo largo de la historia del ser humano siempre ha convivido con lo desconocido, un ámbito cuyas fronteras han ido retrocediendo lentamente. Pero una característica fundamental del ser humano ha sido también su constante esfuerzo por saber, entender y conquistar terrenos a lo desconocido. Quizás la esencia última de esa pulsión radica en la constante consciencia de nuestro destino en la Tierra, y la búsqueda de un sentido o trascendencia a esa finitud física es la que nos impulsa a seguir indagando lo que nos es desconocido, sea del macrocosmos o del microcosmos. La estructura interna del cuerpo humano ha sido también uno de esos ámbitos que ha permanecido inexplorado hasta la historia reciente, pero incluso actualmente continuamos igualmente avanzando en ese proceso, aunque la estructura macro física del ser humano nos es más conocida y accesible, hay todavía mucho por descubrir. Hace poco se ha publicado el descubrimiento de una nueva área cerebral hasta ahora desconocida.
-¿Qué más nos queda por descubrir?
Queda muchísimo por descubrir en la estructura profunda de la materia, en los procesos bioquímicos, en las interrelaciones psicosomáticas, y muchísimo en la propia psique, nuestro ámbito más desconocido. Por no hablar del nuevo e inmenso campo que se abre con los avances en biotecnología y la inteligencia artificial en simbiosis con el organismo humano. Para mi trabajo ya no necesito conseguir cuerpos para diseccionar. Pero mediante mi actividad artística también intento desvelar nuestro interior oculto. El proceso de imaginación activa, como el que va generando y desarrollando visualmente los temas de mis pinturas, me lleva a deambular por las oscuras criptas de la mente, donde yace también la estructura psíquica heredada de todos nuestros antepasados.
-Su trabajo oscila entre lo clásico y lo moderno, podríamos decir es que atemporal. ¿Qué piensa usted sobre el hombre contemporáneo?
El momento actual es fascinante y a la vez inquietante, porque estamos llegando a otro radical cambio en la evolución del ser humano. En la historia reciente hemos desarrollado la pertenencia a un concepto del humanismo que está alcanzando su rápida e inminente transformación hacia un post-humanismo, que cambiará radicalmente nuestra identidad como especie y dará lugar a un nuevo planteamiento bioético, filosófico e incluso metafísico para enfrentarnos a un nuevo sentido de la existencia. Para asomarnos a esta nueva dimensión, debemos conocer y asumir necesariamente una parte básica de nuestra psicobiología que ha sido sistemáticamente olvidada tras la Ilustración, pero que estructura nuestro ser sobre las bases que lo han precedido en su filogénesis, y que conservamos genéticamente conformando nuestra estructura psíquica profunda. Todo lo que hemos heredado en la evolución desde los primeros compuestos orgánicos, forma también parte de nuestra identidad personal y colectiva. Por eso en mi pintura trato de interrelacionar la perspectiva de un ser contemporáneo con los equivalentes pretéritos de anteriores periodos del ser humano.
–Hablo en una oportunidad de “Alicia” de Lewis Carroll como un personaje literario referencial para usted ¿qué es lo que más le conmueve de esa figura?
-En mi pintura surge continuamente la paradoja, el contraste entre lo racional de mi carácter y formación académica como médico, y el mundo irracional que nos aporta la imaginación, el pensamiento simbólico y la esencia destilada de la herencia cultural de la Humanidad. La obra de Carroll, publicada en plena época victoriana, tan rígida en sus esquemas morales y sociales, contrasta con más ímpetu con la distorsión de la realidad que nos aporta su narración. Es conmovedor como su protagonista intenta conciliar estos dos ámbitos, creo que se ha transformado en un nuevo arquetipo, plenamente contemporáneo, del enfrentamiento del ser humano ante los nuevos retos que lo desconocido siempre ha provocado.
-La suya es una obra que no descuida el oficio y la técnica, y tampoco deja de lado la Belleza ¿Qué imagina que dirán los libros de historia del arte dentro cien años, acerca del arte de este tiempo, que es tan variado?-
La historia del arte contemporáneo del siglo XX que perdurará, ya está escrita y registrada, pero lamentablemente obviando un importante corpus artístico que también se fue desarrollando paralelamente, aunque sin recibir el mismo protagonismo, y frecuentemente ni incluso el reconocimiento de su pertenencia misma a la actividad contemporánea del Arte. Afortunadamente, en este siglo está cambiando paulatinamente esta visión sesgada y parcial de lo que es válido en Arte. Mi trabajo, mi atención y respeto por soportes y técnicas tradicionales, son sentidos por mí como un deber de honestidad deontológica, y debe ser respetado al menos como cualquier otra alternativa de búsqueda de nuevos lenguajes o técnicas artísticas.
-¿Le teme a la muerte? ¿Piensa con frecuencia en ella?
-Como he comentado antes, un rasgo fundamental del ser humano es la perpetua consciencia de su fragilidad y destino, por lo que es imposible prescindir de su presencia. Es verdad que para poder enfrentarnos cotidianamente a la propia existencia, tenemos que saber poner distancia a ese vértigo metafísico. Pero hay ciertas profesiones y actividades humanas que exigen de forma vehemente ese enfrentamiento que nos define como Homo Sapiens. Creo que el verdadero Arte, desde las pinturas rupestres del paleolítico, siempre ha sido una actividad centrada en esa eterna incertidumbre.
Nació en España, Zaragoza en 1959 y está radicado, desde 1988 en Madrid. De niño se interesó por la pintura. Se recibió de Licenciado en Medicina por la Universidad de Zaragoza. Entrevista publicada en Revista Ophelia el 30 de diciembre de 2018
Se pueden utilizar las imágenes para un trabajo que sería publicado en YouTube?
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