Giovanni Batista Velluti
El fanático puritanismo de los cristianos de siglos atrás hacía que, al exigir los cantos religiosos la belleza de la tesitura femenina, castrasen a los adolescentes cantores de las iglesias, ya que estaba prohibido por la jerarquía que este arte fuera realizado por mujeres.
Todavía a comienzos del siglo XX se practicaba este procedimiento para mantener la riqueza de voces del coro de la Capilla Sixtina de Roma. Este mismo procedimiento de la castración fue seguido también por los amantes de la ópera, que preferían más que ninguna otra las voces de los llamados castrati ("castrados"), es decir, muchachos emasculados en su adolescencia para conservar su voz de soprano o mezzosoprano. En España, por ejemplo, fue famoso el italiano Carlos Croschi, conocido como Farinelli, que dirigió el Teatro del Buen Retiro. El último castrado, Giovanni Batista Velluti, murió en 1861.
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