Durante dos días y bajo un sol tremendo, la banda filmó el icónico video de "Sin documentos" haciendo playback en una colina de Colmenar Viejo, en Madrid. Vilella recuerda la experiencia con cierto disgusto: "Yo me quemé la cara por el sol. Malas quemaduras, ya que estábamos maquillados, y hubo alergias...".
El exitoso ritmo de rumba-rock de Sin Documentos fue copiado por muchos grupos de rock españoles. Una de las pocas cosas que no estaban planificadas y sucedieron en este disco fue el característico grito "¡Ahí vamos!" de Calamaro, en la intro. El año siguiente de su estreno fue para Los Rodríguez el de la consagración definitiva.
A mediados de 1992, Los Rodríguez era una banda caótica con fecha de vencimiento que deambulaba por bares y garitos madrileños de mala muerte, noche tras noche. No tenían bajista, ni contrato con una compañía discográfica, ni agenda de shows programada. Además, la relación con su manager estaba totalmente deteriorada, y Andrés Calamaro ya había empezado a pensar seriamente en volverse a Buenos Aires para continuar su carrera en solitario. "El año olímpico fue una mierda", dice Calamaro a Rolling Stone, a 25 años de la salida del disco que posicionó a Los Rodríguez en la cima del rock en español. La crisis económica golpeaba a España elevando el índice de desempleo después de la inversión pública que había demandado la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y la Exposición Universal de Sevilla, sumergiendo al país en una recesión que desencadenó la quiebra de varias empresas de la industria discográfica. "Mientras tanto en Argentina", continúa Calamaro, "nuestros amigos estaban teniendo mucho éxito: grababan discos en los Estados Unidos y llenaban estadios".
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A comienzos de 1994, mientras la banda alcanzaba su pico máximo de popularidad, el diario El País de España les propuso posar desnudos.
Nos vemos el próximo domingo con otra canción que me gusta
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