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miércoles, 24 de enero de 2024

Sahrazad: Un tiempo, un lugar

 


Sahrazad, fue su obra más personal de Sergi Toppi. La primera en la que exhibía total autoría. En ella daba rienda suelta a su interés por la investigación formal, por experimentar con la expresividad de su trazo y por hacer evolucionar tanto su dibujo como la técnica del comic.


Los cuentos que recoge Sergio Toppi son historias sangrientas conducidas por el fatalismo y el sentido trágico de la vida. Relatos de grandes pasiones, de venganzas y de ojo por ojo. Para ponerlos en imágenes, el artista recurre a magnificentes composiciones de página, viñetas laberínticas que a menudo ocupan una sola plancha congelando en un instante todo un lapso narrativo. Ese dibujo por sí sólo puede representar el paso del tiempo dejado discurrir la mirada por su trazo, intrincado y fundamental, y completando la información sugerida. Una maraña de líneas entrecruzadas y unas splash-pages sobrecogedoras en donde el autor perfilará la personalidad que le hará reconocible entre cualquier otro.
Toppi se documenta para caracterizar a una galería de personajes revestidos de un esplendor bárbaro tremendamente realista, y a la vez disparatadamente exagerado. Príncipes indios cubiertos de abalorios de bronce y ricas telas, esclavas de ojos tiznados, sirvientes enjutos, magos ajados, genios y gigantes.
Pero a pesar de beber directamente de la técnica del collage y del estilo del pintor Gustav Klimt, el Sahrazad de Sergio Toppi no supone una mera colección de cuentos ilustrados, sino una pequeña revolución narrativa que acusa la influencia de las vanguardias artísticas para realizar un comic maduro y para adultos. Una obra compleja y a la vez un recreo para la vista que Planeta De Agostini reunió en dos bonitos tomos, el segundo de ellos totalmente inédito.


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