¿Fue acaso, una señal de lo que estaba por venir?
Sin duda. En muchos sentidos, para el medio chileno, Themo Lobos fue un general de la creatividad, un estratega que hizo del cómic su bandera y de sus personajes el ejército que le permitiría, en compañía de otros grandes, poner a esta pequeña nación en lo más alto.
Nunca hubo una industria editorial más grande que en los años del Themo, y aún cuando la dictadura de Pinochet se ocupó de atomizarla, casi hasta la desaparición, el astuto general se las arregló para estar siempre allí, de pie, continuando con su labor aún hasta hoy, en que su existencia mortal se ha apagado y su leyenda comienza a crecer.
Desde siempre, Themo Lobos asumió la responsabilidad de ser un referente. Como autor, sabía que tenía a su cargo un sinnúmero de lectores que depositaban en él su confianza, su esperanza de recibir una obra de calidad. Themo se esmeró siempre en dar lo mejor de si. Como buen estratega, eligió a los niños, porque sabía que en ellos estaban los adultos del mañana. Nunca los subestimó, pues sabía que la mejor forma de generar lealtad es en base al respeto. Los niños no son tontos, no necesitan que se le expliquen las cosas, sino que se les informe. “La creatividad es informada, investiguen” era una de sus máximas. Un llamado a la proacción, a salir de la espera, de que otros entreguen en bandeja lo que, por deber, nos corresponde develar. Sin importar la edad. Nunca era tarde para el Themo, ni tampoco demasiado pronto.
La obra del Themo es un corpus impresionante de trabajo, una especie de medallero de general cubierto de gloria. Mampato, obviamente, es el máximo referente, una obra de aventuras y viajes en el tiempo histórico que, de haber nacido en un país más grande, sería un referente mundial. Y sin embargo, justamente por esa condición, es que sí lo es. Themo nunca habría desarrollado su obra de no haber nacido en Chile. Las carencias de una industria como la nuestra lo motivaron, justamente, a romper con esos moldes.
Compartió con su generación el anhelo de hacer grande a Chile y a sus lectores, con un hambre que sólo pueden comprender aquellos que, por siempre, han sido pequeños, postergados, imposibilitados. Ni la falta de recursos, ni la falta de mercado, ni las restricciones de una dictadura que los menospreciaba los amilanó.
Themo Lobos hizo por la historia de Chile más que dos siglos de aulas escolares. Una idea expresada por Francisco Ortega que no deja de ser cierta. El Themo nunca dejó que los valores que consideraba esenciales fueran disociados por ningún modelo educativo. Sentía genuino orgullo de su historia patria y supo reivindicarla de la mejor manera: conectándola con la gente. En ese sentido, su legado permanece porque no ocultó su ideología, cosa que bajo el prisma del mercado actual parece un descalabro. Themo siempre estuvo con el más débil, con el oprimido, con el explotado y con las minorías; siempre estuvo ligado al valor esencial de la justicia. Themo creía en la igualdad y por ello, no tenía problemas en perdonar y acoger al que antes fue opresor. No necesitaba ser políticamente correcto, pues era honesto. Hoy en día, cuesta mucho entender eso. Se hace mucho más fácil cuando lo lees.
La notable reinterpretación de Santa Claus de Themo Lobos
Themo fue mucho más que Mampato. Martín Conejín, Ferrilo, Ñeclito, Máximo Chambónez, Nick Obre, son sus personajes más clásicos. A ellos se adjunta su gestión editorial, su apego a la ciencia ficción con la revista Rocket, sus décadas ligado a la picaresca y humor para adultos en El Pingüino y otras publicaciones, e incluso sus trabajos por encargo como biografías de personajes con un trazo sorprendentemente realista. Hoy, en un primer vistazo, muchos sentirán que su obra no es original; encontrarán trazos del Ásterix de Uderzo y Goscinny, del Tintín de Hergé, de las funny strips americanas e incluso de Disney. Pero en la lectura se descubre lo que es el mayor legado del Themo: su capacidad de reinterpretación informada y coherente.
Muy lejos de la mera copia, Themo aplicaba conceptos perennes a la realidad que le tocase interpretar. Ello implicaba conocer dichas realidades como objetos de estudio y manejar en profundidad sus leyes lógicas. Si un niño chileno de los años sesenta viajaba hasta el siglo 40, ¿como habría de comportarse? Mientras Astérix actúa con la lógica de un francés moderno, lleno de sarcasmo y relajo, Mampato reaccionaría diferente. A sus personajes los mueven valores, pautas de conducta que son reconocibles para los lectores y que generan identificación. Esa genuina representación de la realidad es la clave de su éxito y de su constante renovación. Actuar fuera de las modas y ser fiel a su relato es, sin duda, su gran legado.
Don Themo nos mostró una realidad de la cual sentirnos orgullosos, y ese sentimiento no se va ni en un millón de años.
Y es para ti, para mi, para todos.
Temístocles Nazario Lobos Aguirre, conocido como Themo Lobos (Santiago, 3 de diciembre de 1928-Viña del Mar, 24 de julio de 2012) fue un dibujante e historietista chileno, creador de personajes como Ogú, Máximo Chambónez, Ferrilo, Nick Obre y Alaraco, entre otros, y fue el principal continuador y desarrollador de Mampato.
Biografía
Nació en la comuna santiaguina de San Miguel y estudió en la Escuela de Artes Aplicadas. Lobos se inició desde pequeño en los cómics: a los 16 años ya creaba sus propias historietas. Entre sus referentes se encontraban los dibujantes Hergé y Coré. A los 21 años comenzó a publicar en el diario La Nación las historias de dos de sus personajes: Ferrilo, el autómata y Homero, el piloto.
Después se desarrolló en la revista El Peneca, donde creó a los personajes Michote y Pericón, Sapolín, el niño rana, y Adita (su hija se llama Ada). Durante la década de 1950 trabajó en la revista Barrabases de Guido Vallejos, donde creó a los personajes Cicleto, Cucufato y Ñeclito. Durante su paso por la revista El Pingüino creó a los personajes Alaraco y Dolchevito. En 1965 lanzó Rocket —la primera revista de historietas de ciencia ficción en Latinoamérica—, de la cual fue director y dibujante. Además trabajó en las revistas Pobre Diablo, Flash, Humor de Hoy, Topaze y Humanoide.
En 1968, Eduardo Armstrong fundó Mampato. En ella, Óscar Vega empezó una serie con el personaje del mismo nombre, creado por Amstrong. Sin embargo, tras la primera edición dejó en manos de Lobos al personaje, que se convirtió en el más memorable y popular de toda su historia de dibujante. En la revista, Lobos publicó más de 25 aventuras completas de Mampato.
Después del golpe militar de 1973 y la instauración de la dictadura encabezada por el general Augusto Pinochet, el cómic chileno empezó a decaer y la revista Mampato se dejó de publicar en 1978. Muchos de sus colegas partieron al exilio, pero Lobos decidió quedarse en Chile.
Durante la década de 1980 empezó a publicar en la prensa diaria, partiendo por el diario La Tercera y continuando en los periódicos El Espectador y Última Hora. A principios de los ochenta, trabajó además ilustrando álbumes como Los Superamigos y Los Pitufos, así como en la efímera revista Dos Puntos.
En esta época, la Televisión Nacional de Chile realizó, en el programa humorístico Jappening con Ja, una fiel adaptación de su personaje Alaraco con actores reales y con Fernando Alarcón como protagonista. En 1986, comenzó a publicar Cucalón, revista quincenal que salió hasta 1994. Allí fue saliendo una recopilación de todas las historietas realizadas por Lobos hasta la fecha, pero con el tiempo se agregaron algunas otras, así como también personajes nuevos y cómics de otros artistas.
En 1989 presentó algunos bocetos dibujados para un especial de televisión llamado Pablito aprende a transitar, y que fue exhibido por el Canal 10 Universidad Austral de Chile de Valdivia en conjunto con la Asociación Chilena de Seguridad y Video Chile (que la distribuyó en ese formato a todo el país).
Después de Cucalón, Lobos sacó Pimpín, que solo tuvo cuatro números. Durante la década de 1990 trabajó realizando ilustraciones para diferentes tipos de instituciones, con temas como la ecología, la energía atómica, la contaminación y el Padre Hurtado.
La Editorial Dolmen publicó en 1996 las aventuras de Mampato en formato comic-book, que llegaron al público chileno, latinoamericano y europeo. En 2002 se estrenó Ogú y Mampato en Rapa Nui, película animada basada en una de las aventuras del célebre personaje.
Debido al tabaquismo contrajo complicaciones en los bronquios, Lobos decidió mudarse desde un contaminado Santiago a Concón. Algunos años antes de su muerte sufrió una insuficiencia pulmonar que lo obligó a ocupar un tubo de oxígeno. Falleció el 24 de julio de 2012 debido a una insuficiencia respiratoria en el Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar.
Obra y personajes
Personajes de Mampato
A pesar de haber tenido gran parte de la autoría de la personalidad de Mampato, no fue su creador, sino Eduardo Armstrong, quien le cedió sus derechos después del segundo capítulo. Dentro del universo de Mampato, hay personajes muy importantes que sí fueron creados por Lobos.
Ogú: Compañero fiel de Mampato.
Rena: Compañera de aventuras de Mampato, proveniente del siglo 40.
Xsé: Extraterrestre, quien le regala a Mampato el cinto espaciotemporal, el cual le permite viajar en el tiempo y conocer a Ogú y a Rena.
Hay muchos otros, puesto que cada aventura tuvo su coprotagonista:
Agú: Hijo de Ogú, participa en varias aventuras.
Tinalín: Esposa de Ogú, también tiene participación en las historias.
Marama: Es una niña de la Isla de Pascua, se hizo muy conocida por la película.
Guiguá, Bromisnar, Ojo Mágico, Wamba, Le Fromage, Loco Denny, Corzo, Fitus Sapiens, Kuka, etc.
Otros personajes
Themo Lobos dio vida a un centenar de historietas. A continuación sólo se mencionan los protagonistas de estas.
Alaraco: Este personaje, que debutó en la picaresca revista El Pingüino, es un hombre de familia, casado con su esposa Tranquilina, con quien tiene dos hijos. Su mayor defecto es que tiene un temperamento bastante exagerado, que siempre se escandalizaba hasta por el más mínimo detalle. Themo aseguró siempre que se reflejaba él mismo en Alaraco. Popularizado por Fernando Alarcón en el Jappening con Ja de los años '80, fue también ícono de una promoción de los chocolates Sahne-Nuss así como de algunos anuncios del desaparecido juego de azar TincaZoo.
Pimpín, el aventurero: Es un mecánico de aviones que se convirtió en un aventurero alrededor del mundo. Luego de que el millonario Conde Naditti estrellara su avión, el magnate decide regalarlo. Pimpín se queda con el destartalado vehículo volador y, después de repararlo, se lanza a la aventura junto a su compañero O'Tuly. Tuvo su propia revista en 1988, de la que se publicaron solo 4 ejemplares.
O'Tuly: Exmarino y exboxeador que trabajó para el maléfico doctor Von Fidelkenstein; sin embargo, terminó siendo el inseparable amigo y compañero de aventuras de Pimpín.
Homero, el piloto: Una de las primeras creaciones de Themo, era un piloto de autos de carrera a quien un inconveniente siempre le impedía llegar a la meta. Se publicó a fines de los años 40 en el diario La Nación y luego en las revistas deportivas Estadio y Barrabases.
Máximo Chambónez: Un particular personaje que, como su apellido lo indica, se caracteriza por siempre realizar chambonadas. Es un metedor de pata por excelencia; proyecto en el que se embarca, siempre le sale mal. Debutó como parte de la revista Barrabases, para luego seguir en Mampato y Cucalón
Abuelo Chambónez: Abuelo de Máximo Chambónez, quien siempre lo acompañaba en sus aventuras. También tenía una historieta propia llamada Los cuentos del abuelo Chambónez, donde destaca una adaptación de la fábula de la tortuga y la liebre.
Nick Obre: Un detective al más puro estilo de James Bond, que resuelve diversos casos en compañía de su fiel perro, Watson. Debutó en Barrabases bajo el nombre de Nick Obre: detective privado, para, posteriormente, participar en las revistas Rocket y Cucalón.
Ferrilo: Un robot autómata creado por un científico loco. A pesar de tener varias historias de numerosas páginas, generalmente sus aventuras eran del estilo de tira cómica. Fue una de las primeras creaciones de Themo. Publicado en Mampato.
Michote y Pericón: Un gato y un ratón que vivían anécdotas juntos, al más clásico estilo de las parejas humorísticas del cine de los 50 y 60.
Sapolín: Un niño que gustaba mucho del mar y tenía aventuras submarinas, de allí su nombre.
Lokán: Un bárbaro de un mundo bastante extraño, donde se mezclaban armas bárbaras, con pistolas láser (Arma del Fuego Azul). Una de sus últimas creaciones, es el personaje más desconocido de Lobos.
Martín Conejín: Un conejito ecologista, personaje de corte infantil.
Cucufato: Un futbolista mediocre. Apareció en Barrabases y Mampato.
Ñeclito: Un niño demasiado flaco y débil, al que su abuelo sueña con convertirlo en deportista, pero jamás consigue nada, puesto que no tiene fuerza ni para mover una pelota de fútbol. Apareció en Barrabases.
Cicleto: Un ciclista al que le ocurren anécdotas.
Pirinches: Un ladrón que siempre salía con la suya. Destinado primero al público adulto de El Pingüino y Can-Cán, luego se lo editó para el público infantil en Mampato.
Juanito Etram: Un niño con poderes de telepatía, precognición, teleportación y telekinesis. Al final dice ser de Marte, como lo indica su nombre si se lee de derecha a izquierda.
Don Lalín: Caricatura del presidente Eduardo Frei Montalva y una de las pocas incursiones de Themo el humor político. Publicado en la revista Topaze.
Chicho el soldado: Un soldado del ejército muy distraído. Publicado en la revista El Pingüino
Juan Cucalón: Un explorador que es reconocible por su gran gorro tipo cucalón (de ahí su apellido y el título de la revista). Personaje creado exclusivamente para ser mascota de su revista Cucalón pero luego, tuvo su propia historieta seriada, que serían publicadas en varias antologías y libros.
Vasquito: Guitarrero español quien relata en su tira cómica diversas historias que le pasan, a modo de una canción española.
Boxito: Un fracasado boxeador. Apareció en Barrabases. (W)
También hoy 3 de diciembre día de San Francisco Javier y Dia internacional del euskera (probablemente la lengua viva más antigua, al menos en Europa, y a pesar de los intentos de reducirla y limitarla más).
ResponderEliminarEn "Efemérides destacadas de diciembre" hago mención (nuevamente) al Día Internacional de Euskera. ¡Felicitaciones!
EliminarUppps!!! Culpa mía por no leer antes de escribir. Perdón.
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