El 28 de junio de 1098, durante la Primera Cruzada, los cruzados lograron una victoria crucial en la Batalla de Antioquía, donde derrotaron a las fuerzas de Kerbogha. La batalla fue parte del sitio de Antioquía, y aunque los cruzados enfrentaron dificultades, lograron prevalecer y tomar el control de la ciudad.
Joseph-François Michaud (1767-1839) fue un historiador, escritor, periodista y panfletista francés. Llegó a ser miembro de la Académie Française. Su "Historia de las Cruzadas" es la única de sus obras que se recuerda en la actualidad, y sólo por bibliófilos, aunque principalmente por las 100 ilustraciones elaboradas por Gustave Doré que la ilustran y la han salvado del total olvido.
La obra se publicó en su primera edición entre 1812 y 1822. Entre 1830-1831 el autor viajó por Siria y Egipto con el fin de recopilar material adicional para su libro, que en su forma final en seis volúmenes se publicó en 1840 bajo la dirección de Jean Joseph François Poujoulat, amigo del autor. En 1875 se publicó originalmente en francés la edición ilustrada por Gustave Doré en 2 volúmenes, que es la que publicó Montaner y Simón en castellano en 1886/1887.
Tal vez la característica principal de las ilustraciones de Doré es que son muy arquitectónicas: en muchas hay vistas de ciudades con edificios de variado tipo, otras en interiores que dejan ver características arquitectónicas majestuosas. También, incluso en las mismas escenas al aire libre y en campo abierto, siempre hay una disposición que se diría arquitectónica de elementos componentes del paisaje: montañas, bosques, ejércitos...
La destreza técnica de Doré logra un efecto de tridemensionalidad impactante en las escenas: la profundidad espacial, el volumen de los elementos que se retratan, y un cierto carácter escultural que se aprecia en las personas en primeros planos presentes en las escenas.
Las armas: lanzas y espadas principalmente, tienen una presencia destacada en buena parte de las ilustraciones de esta serie. Y la presencia de la muerte, casi una constante en cada ilustración, marcando lo trágico de la empresa, tanto para los pueblos invadidos como para los mismos invasores.
Doré en las ilustraciones, no sé si en forma premeditada o inconsciente, transmite más que los aspectos supuestamente épicos o religiosos de las cruzadas, el horror sin nombre que llevaron los Ejércitos del Mal (los ejércitos de los cruzados) a las Tierras del Oriente Próximo. Las ilustraciones, lóbregas, transmiten ese horror entre inexorable, al estilo del horror lovecraftiano, y un horror kafkiano, absurdo, sin sentido, e inexorable también.
La visión de Doré, plasmada en sus ilustraciones, transmite más sobre las cruzadas que los textos de muchos libros de historia, en particular la faceta del sin sentido de las mismas: los europeos llevan la muerte y la devastación a los pueblos del Islam, con la excusa de hacerlo en nombre de la religión del amor al prójimo.
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