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jueves, 25 de mayo de 2023

La Revolución de Mayo según la revista Billiken


Se conoce como Revolución de Mayo a la serie de acontecimientos revolucionarios ocurridos en mayo de 1810 en la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, dependiente del rey de España, y que tuvieron como consecuencia la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y su reemplazo por la Primera Junta de gobierno.

Los eventos de la Revolución de Mayo se sucedieron durante el transcurso de la Semana de Mayo, entre el 18 de mayo, fecha de la confirmación oficial de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta.
La Revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte. Aun así, dicha manifestación de lealtad, conocida como la máscara de Fernando VII, es considerada una maniobra política que ocultaba las intenciones independentistas de los revolucionarios. La declaración de independencia de la Argentina tuvo lugar posteriormente durante el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816.


A lo largo de los años, todos los 25 de mayo Billiken cubrió esta fecha tan especial con grandes ilustraciones en sus distintas tapas, notas y publicidades.


¿Cómo fueron los hechos del 25 de mayo de 1810? El día que cambió para siempre la historia de nuestro país

El viernes 25 de mayo de 1810 el Cabildo accedió (después de muchas presiones y amenazas) a formar una nueva Junta, esta vez sin el virrey. Y aunque quizá los protagonistas no se dieran cuenta, ese día nacía la Argentina.

24 mayo, 2022
En otra nota te contamos los hechos principales de los días previos, pero el viernes 25 se precipitaron los acontecimientos que llevarían a la Revolución de Mayo. Vamos a conocerlos.



Así empezó el día clave

El viernes 25 el Cabildo no quiso aceptar la renuncia de la Junta formada el día anterior. ¡Y se armó el lío! Los Infernales de French y Beruti, identificados con cintas blancas y un penacho rojo en sus sombreros, ocuparon la plaza a puro griterío. Los jefes militares quitaron su apoyo a las autoridades. Poco más tarde se conoció la renuncia de Cisneros. ¿Qué hacer?

Llovía y hacía frío. Apareció entonces una lista con nuevos miembros para formar gobierno. Pero había pasado el mediodía y casi nadie quedaba en la plaza. “¿Y el pueblo dónde está?”, preguntó entonces el síndico Leiva, desafiante. Los pocos que quedaban en la plaza eran los más exaltados. Al oír las palabras de Leiva, estallaron: “Si hasta ahora fuimos prudentes, será preciso pasar a la violencia”. No había margen.

Los capitulares (los miembros del Cabildo) así lo entendieron y anunciaron los nombres de la nueva Junta. El nuevo gobierno quedó integrado con nueve miembros: Cornelio Saavedra (presidente); Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Juan Larrea y Domingo Matheu (vocales); Juan José Paso y Mariano Moreno (secretarios).



El primer balcón famoso

Milicianos y vecinos, enterados de la novedad, acudieron ante el Cabildo para vivar al nuevo gobierno, cuyos integrantes salieron al balcón a saludar. Luego del juramento, que se hizo con mucha rapidez, la Junta asumió el gobierno ese mismo día en el Fuerte.

Muy pocos imaginaban que aquel 25 de mayo de 1810 nacería la Argentina. Pero nació nomás... Y empezó con todo: echando al virrey y eligiendo una Junta de Gobierno. No hubo tiros ni murió nadie, aunque tal vez algo así habría ocurrido si los señores del Cabildo y la Audiencia persistían en sostener al virrey Cisneros que se había quedado sin poder.

¿Soñaban aquellos hombres, los Saavedra, los Castelli, los Moreno, lo que seguiría después? ¿Lo sospechaban mientras salían del Cabildo, todos juntos, cruzaban la plaza bajo la lluvia y se embarraban las botas? Se dirigían al Fuerte para ocupar el gobierno. La gente les abría paso y los vivaba. Ellos se dejaban palmear los hombros y hasta saludaban quitándose el sombrero, pese a la lluvia. Y seguían caminando. La Recova los reparó del agua durante unos segundos, pero no se detuvieron. Dicen que Castelli hizo alguna broma, de puro nervioso nomás. Quizá fue otro. El Fuerte parecía más lejos que nunca. La Revolución comenzaba y dejaba de ser un sueño.













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