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sábado, 9 de marzo de 2024

Las siete pinturas más feas y famosas del siglo XX

1) «Las señoritas de Avigñon», pintada por Pablo Picasso, entre 1906 y 1907. En las dos figuras de la derecha se nota ya un primer intento de lo que sería el cubismo.


A aquellos que critican que solo publico "caras bonitas", que la vida real no es así y que los rollitos son parte de la hermosura, les confirmo que están en lo correcto. Por ello, hoy les presento las pinturas más feas del siglo XX, reconocidas y costosas, según lo dicta el siempre presente y poderoso mercado. Aquel que establece que "cuanto más feo, mejor".



Por Rubén Reveco - Editor revista Machete

Durante la primera mitad del siglo XX, los artistas lograron un hito importante al romper con los estándares estéticos tradicionales en el arte. Ya no se limitaban a la belleza convencional, sino que exploraban nuevas formas de expresión. Esta liberación de los cánones estéticos permitió ampliar los límites de la belleza y fomentar una explosión creativa sin precedentes. No se trataba de apreciar lo feo o lo vulgar, sino de abrirse a nuevas posibilidades creativas y combinaciones innovadoras. Este cambio en la percepción del arte marcó un antes y un después en la historia del arte, dando lugar a una diversidad de enfoques y estilos que enriquecieron el panorama artístico de la época.

2) «Mujer que llora», otra de Pablo Picasso. El dolor y angustia del llanto llevado al extremo de la deformación.

Está de más aclarar que las obras expuestas no son feas porque el artista no supiera pintar o dibujar. Lo deliberadamente feo da tanto o más trabajo que lo deliberadamente hermoso, pero lo feo, parece ser mejor para desarrollar ciertos conceptos y estados de ánimo. 


Durante las nuevas manifestaciones artísticas, surgieron distintas expresiones que desafiaron las normas tradicionales de belleza. Muchas obras, caracterizadas por su estética fea y grotesca, lograron captar la atención de los espectadores y generar un impacto adicional. Este enfoque en lo feo y lo grotesco permitió a los artistas explorar nuevas formas de expresión y desafiar las expectativas del público. Aunque estas obras pueden resultar perturbadoras para algunos, su capacidad para provocar una reacción emocional intensa demuestra su poder y relevancia en el mundo del arte contemporáneo.


3) «El sueño», de Salvador Dalí. Lo peor del subconsciente convertido en pesadilla.

Hay obras - pinturas en este caso - deliberadamente feas. Esto significa que la estética de lo feo fue lo que el artista buscaba y era lo que mejor expresaba lo que en ese momento le preocupaba. 


La belleza siempre ha sido un objetivo en el arte, pero ¿qué hay de la fealdad? Algunos artistas han optado por explorar lo feo de manera deliberada en sus obras. Esta elección no se debe a una falta de habilidad técnica, sino a la intención de expresar ciertos conceptos y estados de ánimo de una manera más impactante.
Crear una obra deliberadamente fea requiere tanto esfuerzo y habilidad como crear una obra hermosa. Sin embargo, lo feo tiene la capacidad de transmitir emociones más intensas y provocar una reflexión más profunda en el espectador. A través de la fealdad, los artistas pueden desafiar las normas estéticas y explorar temas tabú que de otra manera serían difíciles de abordar.
Es importante reconocer la importancia de lo feo en el arte y celebrar su capacidad para generar debate y cuestionar las percepciones tradicionales de la belleza. Así que ¡viva lo feo en todas sus formas!

4) «Acuarela», pintada por Wassily Kandinsky, 1910. Considerada como la primera pintura abstracta de la historia del arte.

Es fácil caer en la tentación de crear una pintura de formas agradables. Hay tantos motivos para ello: paisajes y rostros hermosos, temas religiosos e históricos, composiciones armoniosas y de colores alegres...


En el arte, representar la fealdad es un desafío que requiere valentía y renuncia a la adulación. En la primera mitad del siglo XX, los artistas que se aventuraban en este terreno debían estar preparados para el rechazo y la burla. ¿Por qué sucedía esto? ¿Acaso la fealdad no es también parte de la vida, al igual que la belleza? Lo feo puede tener un valor estético y ser una obra de arte legítima.


5) «La violación», de René Magritte, pintada en 1934. 


Para crear una pintura fea, es necesario romper con las convenciones de belleza establecidas a lo largo de los siglos. El tema debe ser desagradable, la composición inexistente, los colores sucios y desordenados. El objetivo es provocar una reacción visceral en el espectador, una sensación de repulsión.

6) «Mujeres», pintada por Willem de Kooning.

La obra debe ser rechazada de manera inmediata y persistente, sin buscar complacer al espectador. A pesar de todo, debe ser reconocida como una obra de arte. Algunas de estas características se pueden apreciar en las pinturas reproducidas en esta página, consideradas las más feas del siglo XX, aunque quizás aún conserven cierta belleza.


7) «Tríptico de Santa María Egipcíaca», pintada por Emil Nolde. Más que un tema religioso, parece una fiesta dionisiaca.


En definitiva, la fealdad en el arte es un desafío que pone a prueba los límites de la percepción estética y nos invita a reflexionar sobre la diversidad de formas y expresiones que pueden ser consideradas arte.



1 comentario:

  1. La primera no es tan fea. Tal vez porque es un cubismo que apenas empieza. Si lo son las demás.
    Me gusta lo dionisico. O me gustaría de no ser por lo desastroso de la anatomía.

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