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viernes, 6 de octubre de 2023

Cuando la Unesco ordenó tapar las partes íntimas de esculturas

Si tuviese que ser suspicaz, creería que al escultor realizó con deliberado agrado esta "censura". No digo que la sugerencia de la Unesco no existiera, pero el artista sabía que de esa forma su obra se convertiría en noticia mundial.
Las esculturas del artista francés Stephane Simon fueron expuestas en la sede de la Unesco en París con las ‘partes íntimas’ tapadas con tangas. No eran parte de la obra sino una imposición del organismo para “no herir la sensibilidad del público”.

La exhibición 'In Memory of Me' (En memoria mía) no tiene connotaciones eróticas y expone una colección de esculturas de desnudos que simulan estar haciéndose un selfi. Según detalla Le Figaro, el ente internacional había hablado con Stephane Simon y le exigió que tapara el sexo de las figuras.

La Unesco, que ha pedido a un artista plástico, Stéphane Simon, que cubra el desnudo integral de algunas de sus estatuas con braguitas y tangas para “no ofender” la sensibilidad del público visitante. 

Se refería la institución a la instalación Memory of me, que se presentaba en los pasillos de la sede de la Unesco en París. Lo problemático, supuestamente, serían las figuras humanas desnudas, a pesar de que su intención no es erótica ni lúbrica. Por ejemplo, algunas aparecen en posición de hacerse un selfie, con el móvil mirando hacia la cara y el brazo estirado, para reflexionar sobre esta nueva tendencia: ¿es vanidad? ¿Es autoconocimiento? ¿Es amor propio? ¿Formará parte de nuestra memoria futura? ¿Por qué ya no necesitamos siquiera compañía para inmortalizarnos? 

Cuando se instó al artista a censurar su propia obra, él respondió que prefería estar presente de forma continua en la muestra y atender a aquellos espectadores que se sintieran ofendidos: si así sucedía realmente, él cubriría con sus propias manos las zonas corporales ‘provocativas’ de las esculturas. Pero el responsable de la Unesco insistió y a Simon no le quedó más remedio que aceptar. Ahí están cubiertas las nalgas y los órganos genitales de su obra con minúsculos slips y tangas… en un golpe maestro del artista -aunque no parece voluntario-, con el que ha recordado a la institución que ahora “la obra sí tiene un efecto evidentemente obsceno”.

Es una forma de demostrar que el cuerpo humano desnudo, en sí mismo, no ha de ser erotizado, sino vivido con naturalidad. Pero en su nueva forma, con esas pequeñas y juguetonas prendas, pretendidamente sexys, su trabajo sí ha adquirido un relieve lúbrico. Entre las redes sociales y algunos medios como Le Point o Le Figaro se han hecho eco de la anécdota. Las masas han acribillado tanto al artista como a la institución. A la segunda, por intentar censurar; al primero, por ceder a esa ridiculez. Ahora los responsables de la organización cultural de Naciones Unidas intenta reducir la polvareda y pasar página alegando que se ha tratado de un “error lamentable”. 






Antes de la censura.

2 comentarios:

  1. Algunas actitudes de censura como la quema de libros, o de discos musicales por parte de líderes de iglesias, que tildan de satánico todo lo que no les agrada. La censura contra el desnudo natural de los pueblos aborígenes de África que no podían comprender en su inocencia, por que los obligaban a vestirse antes de ser fotografiados o filmados. Más la censura que sufrieron obras del renacimiento y otras más modernas como las de la escultora Lola Mora, en mi país. Y ahora, este hecho que mencionas, me hace pensar si no estaremos asistiendo al germen de un talibanismo occidental. Pero sólo es la idea de un viejo de 60...

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  2. Un mundo que se vuelve neopuritano, donde llaman pornografía al arte, ya son capaces de censurar incluso al propio Miguelangel.

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