"La historia de la piratería" fue una publicación de la revista Mampato en 1969. Ilustrada magistralmente por Themo Lobos.
Los vikingos
Estos crueles
piratas fueron el terror de las costas europeas durante varios siglos. Con sus
“drakars”, sus veloces veleros terminados en una alta proa curva, venían de
Noruega y Dinamarca a saquear las aldeas costeras, a asesinar y esclavizar a
sus habitantes.
Mientras los señores
feudales luchaban por apoderarse de los restos del Imperio Romano, los vikingos
invadían el norte de Inglaterra, la mitad de Irlanda y el norte de Francia. Para
evitarse problemas, el Rey Carlos el Simple de este país les cedió el terreno
de Borgoña y Normandía a Rollon y su gente. Desde entonces los normandos se
convirtieron al catolicismo y se transformaron en los peores enemigos de los
piratas.
Los vikingos fueron
feroces guerreros, pero también valientes navegantes. En sus livianos navío y viajando
en la intemperie atravesaron el Atlántico. En el año 999, Leif Eriksson arribó
a las costas de Norteamérica siglos antes que Colón descubriera el Nuevo Mundo.
Los sarracenos
Los árabes eran pacíficos
pastores y comerciantes, pero después de la muerte de su profeta Mahoma (632),
les bajó el fanatismo religioso y con el grito “¡Muerte a los infieles!” se
lanzaron a la lucha, saqueando toda la costa mediterránea y llegando a dominar
hasta la España Meridional.
Cuando en 1055, el
Imperio Turco sometió al poderío árabe, los piratas sarracenos continuaron la
guerra religiosa por su cuenta, porque, después de todo, los saqueos les
producían abundantes ganancias. Recién a fines de 1300, las flotas veneciana y
genovesa logran derrotar definitivamente a los sarracenos, pero en el siglo XV,
los piratas turcos berberiscos aprovecharían los ex puertos árabes en Sicilia,
Córcega, Las Baleares, Túnez y Algeria para continuar provocando dolores de
cabeza a los cristianos. Sin embargo, los caballeros católicos tampoco lo
hacían nada de mal. También se aprovecharon de la Guerra Santa para saquear las
aldeas árabes regresando a sus tierras cargados de riquezas.
La mano de plata de Harudi, El Barbarroja
Cuando en 1492, Fernando
de Aragón e Isabel de Castilla lograron expulsar a los moros de España después
de 700 años de dominación, los piratas berberiscos continuaron recorriendo, en
venganza, las costas del Mediterráneo durante más de tres siglos. Contando con
todo el apoyo del Imperio Turco, asaltaban cuánto navío cristiano encontraban a
su paso.
Harudi fue el pirata
berberisco más famoso por su crueldad y astucia, llegando al extremo de
apoderarse de dos galeras del Papa cargadas de oro en el río Elba. Sus
correrías lo convirtieron en nombre inmensamente rico, por ello, cuando perdió
un brazo durante un combate, se hizo uno de plata moviendo la mano mediante un
complicado sistema de correas y con eso estrangulaba a los que se atrevían a
enfrentársele. Pero la ambición lo llevó a la muerte queriendo unificar a toda
África bajo su mando, “el terror de los mares” murió entre las dunas del
desierto.
La bandera pirata
Los piratas fueron
siempre gente caprichosa y usaban como insignia de bandera lo que se les ocurría.
Los sarracenos y berberiscos enarbolaban generalmente los estandartes de los
jeques que los “protegían”. Otros usaron banderas rojas con una insignia que
iba desde una simple cimitarra hasta un musculoso brazo enarbolando una espada.
Otros cambiaban de banderas según la ocasión, pero uno de los primeros piratas
en izar la típica bandera negra con la calavera y las dos tibias cruzadas fue
Edward Teach, alias Barbanegra, la cual fue adoptada más tarde por todos estos
aventureros del mar. En la jerga marinera la llamaban “Jolly Roger” (alegre
Roger), pero el origen de este nombre se desconoce.
ANEXO
Los vikingos
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