La tranquilidad no dura mucho, pues a lo largo del cosmos se extiende una noticia aterradora: los hunos han saqueado el planeta provincial de Aquincum, y dirigen su asalto a la capital del Imperio. Sumado a que el Emperador mismo muere antes de poder alistar sus legiones, Roma empieza a ceder más y más terreno ante los bárbaros espaciales.
Para calmar las aguas acceden entregarle 12 de sus jóvenes patricios como sacrificio a la diosa que los hunos adoran llamada Kerka, y estos son quemados en el altar del gran templo mientras todos los bárbaros gritan de felicidad. En ese instante un milagro ocurre: Kerka regresa reencarnada a la vida como uno de esas víctimas a sacrificar.
A partir de ahí se cuenta la batalla del patricio Flavio Aecio contra Atila, pero transportado a las batallas espaciales, con arquitecturas imposiblemente avanzadas, sumándole bestias mitológicas gigantescas y poderosas con toques de sci-fi en una historia de guerra sin cuartel que pone estrategia, superioridad numérica y tecnológica que contiene varias sorpresas en el camino que tocan las raíces históricas reales del conflicto y una reimaginación tecnológica de los mismos dioses del panteón griego.
Este volumen es más conciso y se centra en 3 arcos específicos que no pienso contar porque a diferencia del otro volumen donde la gracia está en la ejecución y el contenido dentro, por lo que no hay drama en detallar el contexto pues no se arruina nada; en este caso es mejor dejar la premisa poco detallada para que el lector lo disfrute al máximo.
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