Los ocupantes de la celda XXVII de la prisión de Marmaekard tienen en común la promesa de una muerte tan inminente como cierta. Cuando les ofrecen la libertad a cambio de su compromiso en traer sana y salva a la heredera de una de las doce familias, eso les permite recuperar la esperanza. Pero el optimismo se revela prematuro cuando conocen la identidad de los secuestradores: un ejército de orcos que han tomado el camino de la guerra y a los que habrá que enfrentarse en lo más profundo de su propio territorio.
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