La Guerra Fría, con su constante amenaza nuclear y el clima de paranoia colectiva, generó una predisposición a creer en lo extraordinario. La posibilidad de que potencias extranjeras estuvieran desarrollando tecnologías avanzadas alimentó la especulación sobre aeronaves misteriosas, confundidas a menudo con OVNIs. Paralelamente, la conquista del espacio, con sus logros y fracasos, abrió la imaginación a la posibilidad de vida extraterrestre y, consecuentemente, a la idea de visitas a nuestro planeta.
Las publicaciones sobre OVNIs, que proliferaron en formato de libros, revistas y artículos periodísticos, ofrecían una narrativa alternativa a la realidad oficial. Desafiaban la ortodoxia científica y apelaban a la necesidad de creer en algo más allá de lo tangible. Autores como Erich von Däniken, con su controvertida teoría de los "antiguos astronautas," encontraron un público receptivo que anhelaba una explicación a los misterios del pasado y del presente.
El furor ufológico de los años 60 y 70 fue un fenómeno sociocultural complejo, impulsado por la incertidumbre política, los avances científicos y la búsqueda de significado en un mundo en constante cambio. Las publicaciones sobre OVNIs, aunque a menudo carentes de rigor científico, capturaron la imaginación colectiva y reflejaron la profunda necesidad humana de creer en lo desconocido y lo extraordinario.