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martes, 16 de septiembre de 2025

Las esculturas de Berit Hildre



Berit Hildre es una artista noruega nacida en 1964 en Alesund, Noruega. Vive en el sur de Francia con el pintor y fotógrafo Louis Treserras, desde hace unos treinta años. Como escultora, es conocida por sus obras figurativas que a menudo representan a niñas. 


Berit Hildre es reconocida por su capacidad única para transformar la materia en arte. Autodidacta, explora a través de su obra la esencia misma de la humanidad, en un enfoque profundamente espiritual. Su obra evoca cuerpos de niños, mujeres pensativas y una búsqueda de eternidad que se refleja en cada una de sus creaciones. Estas figuras, a la vez vulnerables y atemporales, encarnan temas recurrentes en su universo artístico.



Berit Hildre está fascinada por la fragilidad y la belleza del mundo, ilustrada por la imagen de las niñas, a quienes describe como flores maravillosamente frescas y hermosas, a merced de cualquier cosa que pueda romper este pequeño milagro. En su arte, las niñas creen en ángeles, hadas, príncipes y magos, creando así un universo mágico y poético.
Capta la inocencia y la pureza de la infancia al representar objetos cotidianos impregnados de magia, como piedras extrañas, plumas de ángeles, avellanas caídas de los árboles y secretos cuidadosamente escondidos en la palma de la mano. A través de su arte, Berit Hildre invita a los espectadores a reflexionar sobre la frágil y efímera belleza de la vida, mientras captura el espíritu de la infancia y la imaginación.
Su obra se enmarca en un enfoque artístico contemporáneo, donde las emociones humanas se transmutan a través de técnicas artísticas únicas. El artista, a través de su mirada poética y su profunda conexión con el alma humana, explora temas universales de vulnerabilidad, pureza y magia.


Expresa una visión poética de la infancia, donde se considera que las niñas creen en ángeles, hadas, trolls, príncipes y magos. Se los retrata como en sintonía con la naturaleza, conversando con animales, especialmente gatos, y coleccionando diversos objetos preciosos como piedras extrañas, plumas de ángel y secretos que guardan en la palma de sus manos. 



Para Berit Hildre, el proceso creativo es también asunto de larga duración.   Comienza por buscar actitudes, posiciones realizando pequeños proyectos en volumen. Cuando encuentra la inspiración, ataca un bloque de tierra más importante.  Su material preferido es una piedra de raku.  “Es una tierra muy resistente.   Puedo cocinar partes bastante gruesas. No tengo nunca problema de grietas con el secado o  la cocción.” En su trabajo, la escultora puede recurrir a un modelo que fotografió. “Estas fotografías me sirven de base para la exactitud anatómica. Pero se conciben numerosas partes sin modelo”Berit Hildre talla la tierra en lleno, sin palomina, ni refuerzo. “Encuentro así más libertad en la forma, no me gusta la idea que haya un hueco…” La artista trabaja a la vez sobre varias partes, para darse tiempo a la reflexión y la maduración. Algunas son de tamaño modesto, otras mucho mayores.   Pacientemente, retira los pedazos de tierra inútiles, hace nacer en el bloque una forma humana, lo precisa poco a poco…  Antes de cocinarlo, deberá vaciarlo y hacerle el secado. “La preparación es pues bastante larga. Entre el pequeño proyecto, la realización de la tierra, el évidage y la cocción, se tarda varios meses.” Las piezas resultantes se confían a un fundador para efectuar tiradas en bronce. Para Berit Hildre, estas piezas son como sus pequeñas hijas, una encarnación espiritual que reflejan su propia infancia.


Para Berit Hildre, estas piezas son como sus hijas pequeñas, una encarnación espiritual que refleja su propia infancia.



 






La pareja en su taller.



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