El 29 de diciembre de 1566: en Rostock (Alemania), el astrónomo danés Tycho Brahe (1546-1601) se bate en duelo con un aristócrata que se burló de su predicción astrológica acerca de la futura muerte de Solimán el Magnífico, que había muerto el 6 de septiembre.
A finales de 1566, el 29 de diciembre, una disputa con otro aristócrata danés (según una de las versiones provocada por las burlas de este a una predicción astrológica de Tycho sobre la muerte de Solimán el Magnífico cuando el sultán ya había fallecido) culminó en un duelo en el que un golpe arrancó a Tycho la parte superior de la nariz. A partir de entonces, para ocultar la herida, debió utilizar siempre una prótesis especialmente fabricada en oro y plata.
Tuvo gran influencia en la corte de Federico II de Dinamarca, que le cedió la isla de Hven, donde construyó el gran observatorio de Uraniborg. Tantas envidias despertó el trato favorable del monarca que, a su muerte, debió buscar refugio en Wandsbaek y luego en la Praga del Emperador Rodolfo II, donde pudo concluir su gran obra.
Murió de uremia el 24 de octubre de 1601, por retener "sus aguas más allá de lo que exige la cortesía" en la fiesta de un noble, como recuerda Kepler en su diario personal.
Sus últimas palabras fueron "Que no parezca que he vivido en vano". Kepler se encargó de publicar su obra en versión definitiva.
Tycho Brahe y la astrología
Al igual que otros astrónomos de su tiempo, Brahe admitía la astrología, creyendo que el movimiento de los planetas influía sobre los sucesos terrestres. Muchos hombres de ciencia -él incluido- seguían entonces a Paracelso, quien consideraba que el cuerpo humano estaba directamente influenciado por los cuerpos celestes.
Escribió cartas astrales para sus patronos -Federico II y Rodolfo II- y la Corte de éstos.
No debe sin embargo sorprendernos que en la filosofía de Tycho Brahe astrología y alquimia fueran partes esenciales; recordemos que hablamos del siglo XVI, cuando ciencias naturales, religión y astrología permanecían íntimamente relacionadas.
Existe además otra razón prosaica: elaborar horóscopos personalizados a figuras destacadas constituía para los hombres de ciencia una fuente de ingresos habitual.
No obstante, rechazaba la práctica de la charlatanería y expresó su escepticismo sobre la multiplicidad de sistemas astrológicos. Prefería un trabajo astronómico basado en el empirismo y todo indica que perdió la fe en la astrología de horóscopos en el transcurso de su carrera.
Tycho y su nariz de oro.
El debate sobre la muerte del astrónomo Tycho Brahe
Mucha gente se sintió decepcionada con el resultado, hasta el punto que si visita Praga y pregunta por la tumba del astrónomo, todo el mundo insistirá que murió por aguantarse las ganas de orinar
El astrónomo danés Thyge Ottesen Brahe (1546 – 1601), también conocido como Tycho Brahe, está considerado como el padre de la astronomía observacional moderna. Este noble danés fue reconocido en su tiempo por sus aportaciones en la observación de las estrellas (el llamar Novas a las estrellas fue una aportación suya). En 1556 viajó a Rostock para ampliar estudios en la universidad que allí tenían. La noche del 10 de diciembre cenó con unos amigos, entre ellos su pariente Handerup Parsberg, con quien discutió sobre cuál de los dos era mejor matemático.
Como no se pusieron de acuerdo, y estaban hasta arriba de copas, decidieron solucionar el asunto con un duelo. Para hacerlo más emocionante se eligió que el duelo fuera a espada y los dos encerrados en una habitación completamente a oscuras. Nadie perdió la vida en el lance, pero nuestro astrónomo perdió la nariz a consecuencia de un tajo que le largó su pariente y contrincante. Solucionó el problema sustituyendo el apéndice perdido por otro de oricalco (latón), lo que aportó mayor brillo a su nariz que no a su persona.
Brahe murió a los 54 años de edad en la ciudad de Praga, siendo enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de Tyn en la misma ciudad. Durante muchísimo tiempo la causa de la muerte del astrónomo fue motivo de fuertes discusiones. La teoría más aceptada afirmaba que Brahe cenó el 13 de octubre de 1601 con su amigo Peter Vok von Rosenberg. Durante la velada, el astrónomo sufrió dolores de próstata y retuvo la orina en lugar de aliviarse en algún excusado.
Todo ello por consideración a su amigo, a quien no quería interrumpir su conversación y dejarle solo mientras miccionaba en algún lugar adecuado para tal fin. Esta idea –bastante absurda, para qué nos vamos a engañar– concluía que debido a su cortesía y gentileza Brahe acabó por hacer que le estallase la vejiga y muriendo a consecuencia de ello.
En 1901 se abrió la tumba donde reposaban sus restos y se tomaron muestras de uñas, tejido y pelo de la barba para su análisis. Los resultados mostraron una alta concentración de plomo y otra, aún mayor, de mercurio. Rápidamente, se corrió la noticia de que había sido envenenado y la figura del pobre Rosenberg pasó de alegre amigo y compañero científico a siniestro sicario, títere de oscuros intereses políticos. Incluso se llegó a afirmar que quien había envenenado a Brahe había sido el astrónomo y padre de las Leyes y Conjetura que llevan su nombre, Johannes Kepler.
En el año 2010 se reabrió la tumba con el objeto de conseguir más muestras que llevaran a la solución del enigma. Los resultados de los diferentes análisis e investigaciones fueron comunicados el 15 de noviembre de 2012. Tycho no fue envenenado con mercurio ni la concentración de este mineral en su organismo era tan alta como para haberle ocasionado la muerte. El motivo del fallecimiento fue una infección del tracto urinario.
Mucha gente se sintió decepcionada con el resultado, hasta el punto que cuando se visita Praga y se pregunta por la tumba del astrónomo, todo el mundo insistirá en que murió por aguantarse las ganas de orinar. (F)
Tycho Brahe y Johannes Kepler.
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