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martes, 4 de abril de 2023

Estatua genera controversia en localidad italiana

La imagen ha sido calificada de descontextualizada y sexista. Su creador la defendió y el alcalde de Sapri, el lugar donde está ubicada, rechazó la posibilidad de retirarla.

FUENTE

La escultura de una campesina del siglo XIX generó una controversia en una localidad italiana, debido a que para algunos la imagen se parecen más a una estrella de cine que a una trabajadora del campo. La escultura de la "Spigolatrice di Sapri", basada en un célebre poema del mismo nombre, fue develada el 25 de septiembre en Sapri, en el sur de Italia, en presencia de autoridades locales y el ex premier Giuseppe Conte. 

Se ve a la "spigolatrice", o segadora de trigo, con un vestido que deja al descubierto sus hombros y está ajustado sobre sus glúteos. Los críticos dijeron que ninguna campesina del siglo XIX tendría ese aspecto, ni menos aún la heroína ficticia del poema de Luigi Mercantini, que abandona su trabajo agotador en el campo para sumarse a una insurrección siciliana contra la dinastía borbónica. 

"Es tergiversadora, y comete el error de retratar a una mujer con una pose contemporánea y un aspecto mucho más parecido al de una estrellita de cine que a una trabajadora del 1800". Teresa Macri, crítica de arte"



Es una estatua inapropiada, descontextualizada y también ofensiva", opinó la legisladora Laura Boldrini. "Se despoja a la mujer de su historia y su dignidad", agregó.

El escultor Emanuele Stifano, creador de la obra, defendió la escultura, argumentando que acostumbra crear figuras de ambos géneros con la menor cantidad posible de ropa. Dado que la estatua sería colocada frente al mar, concibió a su "spigolatrice" azotada por una brisa marina que ajustaría su vestido a su cuerpo, escribió en un mensaje en Facebook. 

Su objetivo -expresó- no era retratar fielmente a una campesina del siglo XIX, sino "representar un ideal de mujer, evocar su orgullo, el despertar de una conciencia, en un momento de gran patetismo". El artista dijo que estaba "estupefacto y desalentado" por las críticas, y destacó que la ciudad de Sapri, que le había encomendado la estatua, aprobó su boceto previo. 

En defensa de la obra, el alcalde de Sapri, Antonio Gentile, dijo que el sexismo "está en el ojo del espectador". "Creo que se han derribado estatuas solamente en países donde la democracia está suspendida", dijo Gentile al rechazar la posibilidad de retirar la escultura. Otras muestras de arte público moderno han provocado escándalo en Italia, cuyo patrimonio cultural incluye algunos de los mayores tesoros artísticos de Occidente. Cuando las autoridades romanas develaron la estatua de San Juan Pablo II frente a la estación ferroviaria central en 2011, el Vaticano dijo que se parecía más al dictador fascista Benito Mussolini que al difunto Papa. Finalmente, el artista volvió a hacer la cabeza para que se pareciera más a la de Juan Pablo II.


El poema

«Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!
Me ne andava al mattino a spigolare
quando ho visto una barca in mezzo al mare:
era una barca che andava a vapore,
e alzava una bandiera tricolore.
All’isola di Ponza si è fermata,
è stata un poco e poi si è ritornata;
s’è ritornata ed è venuta a terra;
sceser con l’armi, e a noi non fecer guerra.
Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!
Sceser con l’armi e a noi non fecer guerra,
ma s’inchinaron per baciar la terra.
Ad uno ad uno li guardai nel viso:
tutti aveano una lagrima e un sorriso.
Li disser ladri usciti dalle tane,
ma non portaron via nemmeno un pane;
e li sentii mandare un solo grido:
“Siam venuti a morir pel nostro lido”.
Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!
Con gli occhi azzurri e coi capelli d’oro
un giovin camminava innanzi a loro.
Mi feci ardita, e, presol per la mano,
gli chiesi: “Dove vai, bel capitano?”
Guardommi, e mi rispose: “O mia sorella,
Vado a morir per la mia patria bella”.
Io mi sentii tremare tutto il core,
né potei dirgli: “V’aiuti il Signore!”
Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!
Quel giorno mi scordai di spigolare,
e dietro a loro mi misi ad andare:
due volte si scontrâr con li gendarmi,
e l’una e l’altra li spogliâr dell’armi:
ma quando fûr della Certosa ai muri,
s’udirono a suonar trombe e tamburi;
e tra ’l fumo e gli spari e le scintille
piombaron loro addosso più di mille.
Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!
Eran trecento e non voller fuggire,
parean tre mila e vollero morire;
ma vollero morir col ferro in mano,
e avanti a loro correa sangue il piano:
fin che pugnar vid’io per lor pregai,
ma a un tratto venni men, né più guardai:
io non vedea più fra mezzo a loro
quegli occhi azzurri e quei capelli d’oro.
Eran trecento, eran giovani e forti,
e sono morti!»





Texto del poema

(Traducción de google)


"Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

y murieron!


Iría por la mañana a espigar

cuando vi un bote en medio del mar:

era un barco de vapor,

y levantó una bandera tricolor.

Se detuvo en la isla de Ponza,

pasó un tiempo y luego volvió;

ella regresó y llegó a tierra;

descenderá con las armas y no nos hará la guerra.

Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

y murieron!

Bajará con armas y no nos hará la guerra,

pero se inclinaron para besar la tierra.

Uno a uno los miré a la cara:

todos tenían una lágrima y una sonrisa.

Los ladrones dijeron que salieron de sus guaridas

pero no quitaron ni un pan;

y les oí gritar un solo grito:

"Hemos venido a morir por nuestra orilla".

Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

y murieron!

Con ojos azules y cabello dorado

un joven caminaba frente a ellos.

Me atreví y tomándolo de la mano,

Le pregunté: "¿A dónde vas, guapo capitán?"

Me miró y me respondió: "¡Oh, hermana mía!

Voy a morir por mi hermosa patria ”.

Sentí temblar todo mi corazón

ni le pude decir: "¡Ayuda al Señor!"

Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

y murieron!

Ese día me olvidé de espigar

y detrás de ellos me puse a andar:

dos veces chocó con los gendarmes,

y el uno y el otro los despojaron de sus brazos:

pero cuando la Certosa fûr a las paredes,

se escucharon trompetas y tambores;

y entre el humo y los tiros y chispas

más de mil cayeron sobre ellos.

Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

y murieron!

Eran trescientos y no huirán,

parecían tres mil y querían morir;

pero querían morir con hierro en mano,

y el plan corre sangre por delante de ellos:

hasta que vi pelear por ellos recé,

pero de repente me vine menos, ni miré más:

Ya no vi entre ellos

esos ojos azules y esos cabellos dorados.

Eran trescientos, eran jóvenes y fuertes,

¡y están muertos! "




El artista.


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