"Belleza revelada", autorretrato.
He aquí una curiosidad. Una miniatura de apenas 6,7 x 8 centímetros con un tema hipnotizador por su belleza, delicadez, sensualidad y factura. Los pechos de la pintora parecen mirarnos y son -como el título de la obra- una belleza revelada. Su autora es Sarah Goodridge, una pintora estadounidense nacida en 1788. Esta es su historia.
“Belleza revelada” (Beauty Revealed) es una miniatura realizada en acuarela sobre marfil por la miniaturista Sarah Goodridge. Se trata de un autorretrato de unos pechos al descubierto, rodeados por una gasa blanca que acentúa su delicadeza. Tan sólo destaca una peca sobre ellos, a modo de seña de identidad. Al utilizar marfil para su realización favorece la sutil gradación del color, así como su palidez y su tridimensionalidad. La obra se finalizó durante un período de gran popularidad de los retratos en miniatura, un medio que había sido introducido en los Estados Unidos a finales del siglo XVIII.
Medida original (8 cm de ancho). La presencia de una única peca sobre los pechos en la obra de Goodridge añade un toque de autenticidad y singularidad a la imagen, convirtiéndola en una representación más realista y humana. Esta pequeña imperfección se convierte en una seña de identidad que hace que la obra sea aún más memorable y conmovedora.
Sarah Goodridge tuvo una larga amistad con Daniel Webster, un político y buen orador, que fue senador de Massachusetts en 1827. Webster le envió más de cuarenta cartas entre 1827 y 1851, y con el tiempo, sus escritos hacia ella se hicieron cada vez más familiares; sus últimas cartas estaban dirigidas a “Mi querida y buena amiga”, que estaba fuera de la expresión normal en aquella época (desgraciadamente, todas las misivas escritas por Sarah a Daniel desaparecieron). Ella, por su parte, le retrató más de una docena de veces.
Belleza Revelada se terminó en 1828 justo cuando Webster quedó viudo de su primera mujer. Se presenta con una fisionomía fresca y lozana, aunque ella tenía ya 40 años. Parece que con ella intentaba salir del puritanismo de la época, reflejar una verdad que sale a la luz tras las capas de banalidad dentro de una sociedad conservadora. Fue un regalo con el que quizás intentaba un acercamiento más personal, hacerle ver que su amor podía hacerse público; sin embargo él, viudo y con tres hijos a su cargo, volvió a casarse en segundas nupcias con otra mujer de igual categoría social y mayor poder adquisitivo.
El original era parte de un pequeño estuche, que al ser abierto revelaba su contenido. Es interesante destacar que esta obra fue creada en un momento de gran popularidad de los retratos en miniatura, un medio artístico que había sido introducido en los Estados Unidos a finales del siglo XVIII. Estas pequeñas obras de arte eran muy apreciadas en la sociedad de la época, ya que permitían a las personas llevar consigo una representación íntima y personal de sus seres queridos.
Retrato de Daniel Webster (1825).
Webster conservó la miniatura hasta su muerte, y su familia mantuvo el retrato en propiedad hasta la década de 1980, cuando fue subastado en la sala Christie’s y adquirido un año después por Gloria y Richard Manney. La pareja donó o vendió las miniaturas de su colección de arte, incluyendo la “Belleza revelada“, al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York en el año 2006.
Sara Goodridge fallecía en 1853, un año después que lo hiciera Daniel Webster, dando fin a una historia de amor truncada, pero que quedó inmortalizada por esta exquisita miniatura que estaba hecha sólo para los ojos de su amado.
Sarah Goodridge
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