El 6 de agosto de 953 en el monasterio de San Pedro de Cardeña (España), los musulmanes martirizan a sus 200 monjes (que serán canonizados en 1603).
Los mártires de Cardeña fueron doscientos monjes benedictinos del Monasterio de San Pedro de Cardeña (actual provincia de Burgos, España), asesinados por las tropas musulmanas omeyas de Al-Ándalus durante la guerra de Reconquista.
La tradición
Según la tradición aceptada en Cardeña, en una expedición militar organizada en el año 872 por el Emirato de Córdoba contra el Reino de León, las tropas musulmanas llegaron hasta el monasterio de Cardeña, que ya por entonces habría sido fundado, y conminaron a los monjes benedictinos del cenobio a renunciar a su fe cristiana y a abrazar el islamismo. Ante la negativa de éstos, los árabes pasaron a cuchillo al abad Esteban y a sus doscientos monjes, y destruyeron el monasterio. Se cree que en esta misma ocasión las monjas del cercano Monasterio de San Salvador, conociendo que los árabes se encaminaban en su dirección, se cortaron la nariz "para ser antes incendio de furiosa cólera que desahogo de torpe concupiscencia".
Los mártires de Cardeña fueron sepultados en el claustro del monasterio, en el mismo lugar en el que fueron asesinados. Durante años, todos los aniversarios, el suelo de este claustro se empapaba milagrosamente de sangre, según expresa un privilegio otorgado por el rey Enrique IV en 1473, hasta que el prodigio cesó a finales del s. XV, coincidiendo con la expulsión de los árabes de la península ibérica.