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sábado, 27 de julio de 2024

¿Cuándo dar por terminada una pintura?

 

Esta fue una pintura que arruiné un montón de veces. De lo que alcanzan a ver no quedó casi nada. Horas y horas de trabajo perdidas por no saber detenerme en el momento justo o creer que siempre una obra se puede mejorar.


El proceso creativo se desarrolla de un modo muy lento y un artista muchas veces  trabaja a ciegas. No sabe dónde dar el próximo paso y eso muchas veces lleva a un callejón sin salida.


NOTA DE LA REDACCIÓN:

Este fue un debate entre artistas dado hace, más o menos, 
12 años atrás en Facebook. Época en que las redes sociales 
generaban otro entusiasmo y se consideraban un buen vehículo 
para compartir ideas. En esta oportunidad, he agregado un comentario 
de ChatGTP a cada párrafo. Veamos cómo resumen todo esto la IA.

¿Qué podría faltarle a esta pintura? se preguntarán ustedes. Por el momento no lo tengo muy claro, y ese es un problema delicado para cualquier artista. Pero en esta actividad siempre hay más dudas que certezas. Lo importante es reconocer esa insatisfacción y que instigue a la superación.
Si yo pudiera darle un consejo a los pintores jóvenes sería que nunca se sientan conforme. Siempre un trabajo se puede mejorar y muchas veces no importa fracasar. Lo importante es saber qué se aprende de ese fracaso. Es más o menos como la vida misma ¿vieron?
La consigna fue: "Un consejo para los pintores realistas. Nunca den por terminada una pintura. Siempre se puede mejorar un poco más". Y se armó otra vez el debate vía facebook. Conclusión: siempre se aprende escuchando a los demás.
Leonardo decía: "Una pintura no se termina, se abandona".



Pintura de Beti Alonso.

Reflexiones sobre el proceso creativo

Beti Alonso  
Del diario íntimo de Gauguin: "No retoquen demasiado sus trabajos. Una intuición no es bastante duradera como para que su frescura inicial sobreviva a una larga búsqueda de excesivos detalles; de este modo se enfría la lava y se transforma sangre hirviente en piedra. Aunque se trate de un rubí , arrójenlo lejos de ustedes".
Mauro Cano 
Son artistas diferentes, con tiempos diferentes y con búsquedas muy distintas! Cada artista sabe que necesita su obra y la de Rubén es genial! 
Paifocles de Eirís 
Sin ofender, pero me parece que Gauguin y Van Gogh hacían unas muy buenas pinturas diarias, en general.
Trabajar menos tiempo y más lentamente no me parece que signifique a la fuerza trabajar mejor. 
R. R.
Que se entienda bien, por favor. Cada pintor debe saber en qué momento detenerse. ¿Qué les puedo yo aconsejar a Gauguin y Van Gogh, genios de mi juventud? 
Beti Alonso
Hay que trabajar mucho pero no necesariamente en un mismo trabajo. 
Paifocles de Eirís
Yo es que creo que hay mil formas. El artista que ha pintado mucho y tiene además talento, es una gozada. Puede ser un torbellino creativo que no para de parir, o bien un obsesivo retocador del mismo cuadro. En el impresionismo y aledaños encontramos esto en artistas como Van Gogh y Cézanne, que con formas de trabajar opuestas han dejado grandes obras. 
R. R.
Pero que también se entienda que estamos transitando otro momento. El neorrealismo del siglo XXI exige otra actitud ante la tela. 


Mauro Cano

Interpretación del debate según ChatGTP

La actividad artística, en sus múltiples formas, es un territorio donde la intuición y la técnica a menudo colisionan y se entrelazan. La diversidad de enfoques en la pintura, como se refleja en las palabras de Beti Alonso y los diálogos que surgen entre artistas contemporáneos, pone de relieve la complejidad intrínseca del proceso creativo. Cada artista enfrenta un desafío único: encontrar el equilibrio entre la espontaneidad y la perfección, entre la pasión y la reflexión.
Beti Alonso hace una afirmación contundente al referirse a la advertencia de Gauguin sobre el peligro de retocar demasiado una obra, señalando que la frescura de una intuición puede perderse en la búsqueda excesiva de detalles. Este concepto resuena en la práctica artística de muchos pintores, donde la esencia inicial de una obra tiende a desvanecerse si se somete a un escrutinio prolongado. Una obra concebida en el fervor del momento puede, al ser enfrentada a interminables ajustes, transformarse de una exuberante lava creativa en una fría y rígida piedra.
Mauro Cano complementa esta visión al destacar la genialidad de cada artista y la singularidad de su proceso creativo. En su opinión, la búsqueda expresiva de un artista no debe ser medida por un estándar uniforme, ya que cada creador encuentra su voz y su ritmo en el lienzo. Esta idea se alinea con la perspectiva de Paifocles de Eirís, quien propone que tanto Gauguin como Van Gogh produjeron obras valiosas, a pesar de sus distintas maneras de trabajar. Así, encontramos la riqueza en la diversidad de técnicas; el torbellino creativo puede ser tan productivo como la meticulosa atención al detalle.
Por otro lado, R. R. introduce una premisa importante: la capacidad del artista para saber cuándo detenerse. Este momento critico en el inacabado de una obra puede ser vital para el resultado final. La interacción de diferentes épocas y estilos crea un diálogo enriquecedor; el neorrealismo del siglo XXI, tal como menciona R. R., requiere una nueva actitud ante la tela que debe contemplar la realidad contemporánea y su relación con la tradición.
El arte, en última instancia, es un campo en constante evolución. La reflexión sobre la cantidad de trabajo y la calidad de la producción artística es un tema recurrente. Beti Alonso sugiere que, aunque el trabajo puede ser extenso, no necesariamente debe concentrarse en una sola pieza. Esta flexibilidad en la producción creativa permite a los artistas explorar diferentes ideas y enfoques sin la presión de la perfección en un único trabajo.
La conversación entre estos artistas nos invita a considerar que no hay un único camino hacia la grandeza en el arte. Cada uno aporta su visión personal y su técnica al vasto paisaje creativo, enriqueciendo el campo con su diversidad. En consecuencia, es esencial, tanto para el creador como para el público, abrazar esta pluralidad y reconocer que la calidad de una obra no se mide solamente por el tiempo que se le dedica, sino por la autenticidad y la conexión emocional que es capaz de evocar. El arte, en su más pura forma, seguirá siendo un reflejo del alma humana, manifestándose de innumerables maneras y continuando su búsqueda de significado en cada trazo y color.

Paifocles de Eirís

El acabado en la pintura: Entre la maestría y la mediocridad

Juan Muro
¿El precioso debate sobre cuándo se acaba una obra, sepultado?, No, la obra sobrepintada es como la comida quemada.
Mauro Cano 
Decile a los grandes maestros que trabajaban con veladuras, capas tras capas, meses y meses! a ver si lo consideraban como comida quemada! disculpame el atrevimiento Juan Muro y sin animo de ofender...pero que ignorancia!
Paifocles de Eirís 
Supongo que el talento del pintor es definitivo para saber cuándo acabar. 
Entre los menos talentosos abundan los cuadros relamidos. Para evitarlo, algunos han optado por dejarlos sin acabar. 
Mi opinión no es exactamente que el cuadro pueda siempre continuarse. Yo creo que el "acabado" tiene que ser un paso consciente. Se retocan para armonizar y contrastar si es necesario ciertas partes, para matar algunas y destacar otras con la intención de mejorar el aspecto general de la obra. Evidentemente eso no significa que no se pueda "continuar" o "retomar" un cuadro, y aunque estuviera acabado, modificarlo y volverlo de nuevo a acabar. Pero para mí el acabado es un momento consciente, cuando uno se pone y dice: "A ver. Manos a la obra."
Hay cuadros de veladuras magníficos pintados durante meses como dices, y otros con veladuras pintados en el mismo tiempo y que resultan ñoños. Y también hay maravillas con veladuras pintadas en poco tiempo. Es un mito eso de que el mejor arte es el arte hecho lentamente.
Y sí creo que hay cuadros sobrepintados. Quizá son más fáciles de arreglar que la comida quemada. Pero algunos en su estado actual son rebuscados y hasta repulsivos por lo relamidos que han quedado.
Creo que el error está en creer que un cuadro por tener muchas capas, etapas, o veladuras es un cuadro "relamido" como tu lo llamas! Es un proceso y nada más, nada tiene que ver la comida quemada, o lo relamido o lo que sea. Es como si un gran musico no pueda reestructurar su obra hasta que se sienta a gusto y conforme con ella. La palabra "relamido" es lo mas alejado del "arte" que he escuchado, pero respeto las opiniones de todos.
Supongo que es cuestión de gustos. A mí también me gustan cosas muy acabadas, pero para mí sí existen las cosas relamidas, las ñoñas y tontorronas. Y la pintura está llena, como todas las artes, de mediocridad. Para mí lo que está más alejado de lo que es el arte es creer que una técnica concreta (como las veladuras) garantiza sí o sí un resultado de alta calidad. Pues no, no lo creo. ¡Si no somos capaces de diferenciar el arte de calidad del mediocre, podemos ir enterrando ya la pintura!

Interpretación del debate según ChatGTP

El arte, en su diversidad y complejidad, ha sido objeto de intensos debates a lo largo de la historia. Uno de los temas recurrentes en este contexto es la cuestión del "acabado" de una obra. Juan Muro y Mauro Cano han abordado esta problemática, intercambiando opiniones sobre lo que implica realmente culminar una pieza pictórica. Cano, desafiando a la noción de que una obra sobrepintada pueda ser comparable a "comida quemada", plantea una defensa apasionada del proceso creativo, evocando la labor meticulosa de los grandes maestros. En este sentido, es fundamental explorar las distintas facetas del "acabado" en la pintura y su relación con la calidad artística, la técnica, y la subjetividad del espectador.
El acabamiento de una obra de arte no es simplemente un acto mecánico de aplicar pintura sobre un lienzo; es un proceso cargado de intencionalidad, donde el artista evalúa su creación en cada etapa. Paifocles de Eirís también se adentra en este debate, señalando que la maestría del pintor juega un papel decisivo en la determinación de cuándo una obra está "acabada". En este contexto, el término "relamido" surge como un juicio que critica a aquellas obras que han sido sobreproducidas hasta perder su esencia. Sin embargo, existe una delgada línea entre el exceso y la profundidad del trabajo artístico, que puede desdibujarse según la percepción individual.
Una de las principales falacias que surgen de este debate es la creencia de que la cantidad de técnicas aplicadas, como la técnica de las veladuras, garantiza per se la calidad del resultado final. Como bien argumenta Paifocles, no siempre el tiempo o el número de capas se traduce en una obra magistral. La historia del arte está repleta de ejemplos en los que la rapidez, la espontaneidad y la simplicidad han dado lugar a obras icónicas, mientras que otras, creadas con ostensibles complejidades, han caído en la mediocridad.
El concepto de "acabado" es, por tanto, subjetivo y depende de la visión y del criterio de cada artista. El "moño artístico", que algunos podrían identificar como "relamido", puede ser el resultado de una búsqueda estéticamente intensa y personal. Este proceso no debería considerarse un error, sino más bien un momento de descubrimiento donde el artista se encuentra a sí mismo respecto a su obra. En este punto, el acabado se convierte en una decisión reflexiva y consciente que puede abrir la puerta a revisiones y reinterpretaciones, incluso después de que se considera "acabado".
No obstante, es vital reconocer que el mercado del arte y la crítica poseen sus propios estándares e interpretaciones, que influyen en la valoración de una obra. Una obra que para un espectador puede resultar "relamida", para otro puede representar la culminación de un proceso creativo significativo. Esta diversidad de opiniones enriquece el panorama artístico, subrayando la importancia de la individualidad en la apreciación del arte.
En conclusión, el debate sobre cuándo se acaba una obra es tan multifacético como el mismo arte. Las afirmaciones de Juan Muro y Mauro Cano nos empujan a reflexionar sobre cómo abordamos el proceso creativo y su resultado final. Es crucial fomentar un entendimiento que trascienda la simple categorización de las obras, abogando por una apreciación que contemple la complejidad del viaje artístico y la riqueza que cada interpretación nos puede ofrecer. En última instancia, reconocer las múltiples dimensiones del "acabado" puede servir para elevar nuestro aprecio por el arte en todas sus manifestaciones.


(Imágen ilustrativa)

La controversia de las veladuras en el arte contemporáneo

Mauro Cano 
Nadie ha dicho que quién sepa lograr buenas veladuras es mejor artista que el que no! pero si han dicho que es mas fresco y mas interesante las que no poseen retoques ni veladuras. ¿quién es mas prejuicioso? Yo creo que la técnica no basta para ser un buen artista, pero la espontaneidad po si misma no es un valor, salvo que salgan de ellas cosas geniales como grandes artistas que hicieron y que hoy en día hacen cosas geniales.
Paifocles de Eirís 
¿Yo he dicho algo de eso? Creo que nunca.
Mauro Cano 
Yo puedo apreciar a un Damien Hirst (me encanta) como a un "Antonio López" de igual manera; pero siempre sabiendo que son dos artistas que buscan cosas muy diferentes y con tiempos distintos. No creo que uno sea mejor que el otro.
Paifocles de Eirís 
Las veladuras no tienen mucho misterio, en esa técnica lo importante es que lo que está debajo tenga valor, que esté bien hecho. Eso sí que es complicado. Y por ejemplo, un pintor absolutamente fantástico en sus cuadros de veladuras es El Greco, que precisamente no se paraba mil años a pintar las veladuras. O no lo parece.
Mauro Cano 
Si crees que las veladuras no tienen mucho misterio, me gustaría que nos des una charla de ello; porque me gustaría aprender, ya que me resultan complicadas.
Paifocles de Eirís 
Buf. A mí Hirst me parece una porquería. Es un timador profesional, y ni pinta ni inventa nada. López me gusta mucho, he visto bastante pintura de él en Madrid. Pero no así sus imitadores, que los hay en legión.
Mauro Cano 
López pasa años con sus obras "relamidas"!
Paifocles de Eirís 
El misterio que tienen es sobre todo el dibujo subyacente. Ahí es lo verdaderamente complicado. Luego, los barnices y aceites que quieras usar. Esas cosas se estudian si se tiene gana. 
No entiendes lo que significa relamido, por lo que veo. Antonio López es un muy buen dibujante y pintor, nunca -o casi nunca, porque supongo que no se lo permite- hace cuadros relamidos.


(Imágen ilustrativa)



Interpretación del debate según ChatGTP

El diálogo entre Mauro Cano y Paifocles de Eirís pone de manifiesto un debate recurrente en el ámbito del arte: la relevancia de las técnicas pictóricas, como las veladuras, frente a la espontaneidad emocional en la creación artística. Esta discusión no solo revela las preferencias personales de los artistas, sino que también invita a la reflexión sobre la naturaleza del arte mismo y su valoración.

Mauro Cano argumenta que el dominio de una técnica como las veladuras no garantiza una superioridad artística; sin embargo, reconoce que las obras sin retoques pueden resultar más frescas e interesantes. Esta afirmación sugiere que la autenticidad y la espontaneidad son valores significativos en el arte contemporáneo. La habilidad técnica es, sin duda, un componente esencial en la formación de un artista, pero como Cano destaca, la técnica por sí sola no proporciona suficiente fundamento para calificar a un artista de “mejor” o “peor”. Este planteamiento cuestiona la noción de que el virtuosismo técnico puede eclipsar la originalidad y la espontaneidad, características igualmente valoradas en el proceso creativo.

Por su parte, Paifocles de Eirís aporta una visión más centrada en la maestría técnica. Para él, el verdadero desafío de las veladuras radica en la calidad del dibujo subyacente y en los fundamentos que sustentan la obra. Destaca a El Greco como un maestro en esta técnica, enfatizando que la maestría en las veladuras no implica necesariamente un laborioso proceso de perfeccionamiento, sino más bien una comprensión profunda de los elementos subyacentes que hacen que una obra sea valiosa. Eirís parece defender la idea de que el verdadero arte se basa en un dominio técnico que trasciende la superficie, y que la complejidad de la técnica puede ser una manifestación de la genialidad del artista.

El contraste en las opiniones sobre artistas contemporáneos, como Damien Hirst y Antonio López, ilustra aún más las divergencias en la percepción del arte. Mientras que Cano aprecia la obra de Hirst como un ejemplo de innovación y genialidad, Eirís lo descalifica, considerándolo un "timador profesional". Este desacuerdo resalta la pluralidad de voces dentro del mundo del arte y cómo esas divergencias pueden reflejar distintos criterios para evaluar y valorar el trabajo artístico.

La noción de "relamido" que menciona Cano, en referencia a la minuciosidad con la que López trabaja sus obras, sugiere que la paciencia y el perfeccionismo también juegan un rol crucial en la práctica artística, aunque no sean del agrado de todos. Este concepto puede ser interpretado de varias formas: como un elogio a la dedicación y el esmero, o como una crítica a la falta de espontaneidad en el proceso creativo.

En conclusión, el diálogo entre Mauro Cano y Paifocles de Eirís no solo revela sus preferencias artísticas, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre la relación entre técnica y creatividad, autenticidad y perfección. La valoración del arte es inherentemente subjetiva y multifacética, y es precisamente esta diversidad de perspectivas la que enriquece el campo artístico. Al final, el verdadero mérito de un artista podría residir no solo en su dominio técnico, sino en su capacidad para conectar emocionalmente con el espectador.


Un diálogo sobre la sutileza y la satisfacción artística

Mauro Cano 
Pero sus veladuras son infinitas!
Paifocles de Eirís 
Un artista de talento no hace o no tolera mostrar obras relamidas. Sabe que hay ese peligro, el de pasarse, y lo evita.
Paifocles de Eirís 
No siempre usa veladuras, no son algo imprescindible. Al menos las veladuras en el sentido que yo me refiero. En un acrílico, por ejemplo, las veladuras son un mero concepto, no es posible pintar acrílico puro usando veladuras, porque no se vería lo que pintas. Yo lo he intentado con aceites solubles en agua, para no tener que recurrir al óleo. Y no va muy bien, el color es invisible hasta que se seca.
Mauro Cano 
Y quién dice si se pasa o no? cada artista sabe cual es su búsqueda y que tanto quiere ir! no es algo que puedas saber vos, ni yo!
Paifocles de Eirís 
No estoy de acuerdo. Si tienes experiencia y cierto gusto eso se ve a la legua.
Está claro que te puede gustar justamente lo relamido, pero en mi caso, desde luego, es algo que me resulta muy desagradable. Porque es basto. Al relamer la obra le quitas sutileza.
Y lo sé porque es algo que me ha pasado y he desechado dibujos por esa razón.
Cuando sucede casi siempre es por estar desconcentrado al acabar el cuadro o dibujo, o porque ese día estás embotado mentalmente, o torpe.
O simplemente porque se pierde la concentración al final. O se tiene prisa.
Mauro Cano 
Hay otros que piensan que le dá mas cuerpo y riqueza a la obra...entre otros Antonio López.
Paifocles de Eirís 
Pues no hablamos de lo mismo. Un cuadro relamido para mí es el que se ha pasado en el acabado y ha quedado todo por igual.
Mauro Cano 
Eso es otra cosa! para que agregar lo que no se necesita! estamos hablando de artistas, no de principiantes!
Paifocles de Eirís 
Bueno, me alegro de que nos entendamos finalmente. Un saludo, voy a acostarme que aquí es muy tarde ya ;)
Mauro Cano 
Dale, un gusto de todas formas el hablar contigo. Un abrazo!


Cristian Saksida 

Interpretación del debate según ChatGTP

El arte es un campo vasto y subjetivo que invita a la exploración y a la reflexión. Dentro de este ámbito, las técnicas y estilos pictóricos suelen ser motivo de intensos debates. En una conversación reciente entre Mauro Cano y Paifocles de Eirís, se abordó el tema de las veladuras en la pintura, así como las consecuencias de un acabado excesivo, conocido por algunos como “relamido”. Esta interacción no solo revela las diferencias en las percepciones sobre el arte, sino que también ilumina la búsqueda constante del artista por la autenticidad y la profundidad en su obra.
Paifocles de Eirís establece que un "artista de talento" debe ser consciente del riesgo de los acabados relamidos. En su opinión, el exceso de corrección puede llevar a una pérdida de sutileza, resultando en una obra que carece de la expresión emocional y del carácter necesario. Esta creencia enfatiza la importancia de la honestidad en el proceso artístico, donde la atención al detalle no debe convertirse en una mera obsesión por la perfección. Eirís comparte experiencias personales, como el desecho de dibujos que, al ser realzados excesivamente, le han parecido faltos de vida, indicando que a menudo es este exceso el que resulta en un trabajo que no logra resonar con el espectador.
Por otro lado, Mauro Cano propone un punto de vista más flexible sobre la aplicación de las veladuras. Sugiere que la noción de "pasarse" no es universal, y que cada artista posee una búsqueda única que define el ritmo y la forma de su trabajo. Esta perspectiva invita a considerar que el arte sigue siendo un foro de autoexpresión donde las intenciones y la sensibilidad de cada creador son fundamentales. La dificultad de las veladuras en técnicas como el acrílico es un ejemplo concreto de cómo la selección del medio puede influir en el resultado final, reforzando la idea de que la técnica elegida debe alinearse con la visión del artista.
El punto de vista de Eirís, que critica el acabado relamido, se ve contrastado por ejemplos de otros artistas que aprecian ciertas texturas y capas como un aporte a la obra. Este aspecto del diálogo introduce la noción de que el “relamido” no es inherentemente negativo; algunos artistas, como Antonio López, pueden ver valor en la densidad y la riqueza que tales técnicas traen a la obra. Eirís, sin embargo, mantiene su postura al argumentar que un acabado uniforme carece de la diversidad que, en su opinión, da vida a una pintura.
Al final del intercambio, la comprensión mutua y la cordialidad reflejan la esencia de las discusiones artísticas: la búsqueda del entendimiento a través de la diferencia. El arte, en su naturaleza diversa y subjetiva, es un campo donde las teorías y prácticas pueden chocar, pero donde la conversación siempre puede llevarnos a una nueva apreciación de las opciones y decisiones que enfrenta cada artista en su viaje creativo.
En resumen, la conversación entre Mauro Cano y Paifocles de Eirís ofrece una profunda reflexión sobre las veladuras y los acabados en la pintura. El arte, aunque personal y subjetivo, se nutre del diálogo y de la crítica constructiva, lo que permite a los artistas explorar las limitaciones y posibilidades de su técnica. Al final, lo que realmente importa es la conexión que se establece entre la obra y el espectador, así como la satisfacción del artista con su propia creación.


(Imágen solo ilustrativa)

La búsqueda del equilibrio en la creación artística

Cristian Saksida 
Yo, al menos en mi caso, he pasado muchas veces por esa situación que planteas Rubén, ¿cuándo dar por terminado un trabajo? antes era de pensar así: siempre le encontras nuevas cosas para mejorar, arreglar... pero con el tiempo fui cambiando esa mentalidad, y pienso que en cada trabajo nuevo aprendo muchísimo, así que al llegar a un punto en que mi idea original está "razonablemente materializada", prefiero hacerla a un lado, y empezar una nueva, mejor hecha desde el principio mejor composición, mejor dirección, enfoque, que seguir revolviendo la misma sopa... no se, por ahí me va tirando cada vez más esa posibilidad de ciertos artistas muy prolíficos que no paran de producir y producir y producir mucho arte, que producir poco y muuuy pulido y producido, pero creo que depende del gusto de cada uno.
Juan Muro
Por supuesto que hablo desde mi más absoluta ignorancia, ¡faltaría más!, de la que nunca me desprenderé por más años de estudio sobre la pintura que realice o por más maestros con los que haya trabajado. ¡Cuán torpe sería si no me creyese ignorante en el arte de la pintura, como me llama Mauro Cano!. Pero doy el debate por bien acabado con él pues suscribo completamente las palabras de Paifocles de Eirís. Este del momento final de la obra es un debate apasionante en el arte que he tenido el privilegio de mantener con autores como César Santos, Jacob Collins, Ángel Busca, Roberto Ferri y Jack Vettriano, entre otros, (lo que debo agradecer a mi blog www.eldibujante.com, que me ha permitido conocerles, departir y aprender de sus ideas). Y quiero reiterar, haciéndome eco de Cristian Saksida, que las diferentes versiones de un cuadro produce en muchas ocasiones resultados de más calidad que el trabajo reiterativo sobre una sola obra.
Y también deseo aclarar que varias de las cosas expuestas en esta charla sobre Don Antonio López García no se ciñen a la verdad: ni sus veladuras son infinitas, ni considera que las veladuras, de por sí, otorguen a la obra pictórica más cuerpo y riqueza. Me decía Don Antonio que los antiguos griegos llamaban Technique al proceso de anotación, mientras que la Musique era para ellos la visita de las Musas. Es muy cierto que un pintor que no domine las veladuras en el óleo tiene su campo de acción limitado, pero eso se cura estudiando, es mera technique. Y sin embargo solo el estudio de las técnicas no nos proporcionará la posibilidad de hacer obras geniales porque el arte es un viaje interior en busca de la comunicación con las Musas.
R. R.
Amigos todos, los pintores realista tenemos un cierto trastorno aún no estudiado por la psicología moderna. De otra manera no se explica que después del despelote que se armó en el siglo XX, todavía existan artistas dispuestos a estar meses y meses ante una tela en un diálogo íntimo, obsesivo y muchas veces enfermizo. ¡Un médico por aquí!
Mauro Cano
Que sean dos por favor! jaja!


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Interpretación del debate según ChatGTP

En el ámbito de la creación artística, uno de los debates más frecuentes se centra en la idea de cuándo dar por terminado un trabajo. La complejidad de esta cuestión resuena en las reflexiones de diversos artistas, quienes comparten sus experiencias y pensamientos. Cristian Saksida, cuya perspectiva se destaca en este diálogo, resalta un cambio fundamental en su forma de abordar la finalización de sus obras. En el pasado, se sentía atrapado en una continua búsqueda de perfección, buscando siempre nuevos elementos para mejorar y refinar su trabajo. Sin embargo, con el tiempo ha llegado a una nueva realización: cada nuevo proyecto es una oportunidad de aprendizaje invaluable. En lugar de aferrarse a una obra ya "razonablemente materializada", prefiere dejarla de lado y dedicarse a crear una nueva, con una composición, dirección y enfoque frescos.
Este enfoque, que favorece la producción prolífica, contrasta con la metodología más meticulosa y perfeccionista que algunos artistas adoptan. Juan Muro, por su parte, enfatiza la importancia de la humildad en el proceso creativo, reconociendo su ignorancia en el vasto mundo del arte, independientemente de la formación que haya recibido. La riqueza de su trayectoria, marcada por intercambios con renombrados artistas, contribuye a su perspectiva sobre la evolución de una obra. Al igual que Saksida, él suscribe que las variaciones de un cuadro pueden resultar en resultados de calidad superior al esfuerzo por pulir en exceso una única creación. Este enfoque sugiere que la diversidad y la experimentación son esenciales para el crecimiento y la innovación en el arte.
El debate también toca la percepción de las técnicas en el ámbito pictórico. Muro defiende la idea de que no todas las obras maestras nacen de la técnica pura; el arte es, en esencia, un viaje interior en busca de la conexión con la inspiración, personificada en las Musas. La técnica, aunque fundamental, no es el único valor en la expresión artística. Es un medio que complementa la búsqueda más profunda de comunicación y autenticidad.
A lo largo de la conversación, también se hace eco de la complejidad emocional que muchos artistas, especialmente los del realismo, enfrentan en su proceso creativo. R. R. menciona de manera provocativa el "trastorno" que padecen esos pintores que, tras los tumultos del siglo XX, eligen pasar largos periodos inmersos en un diálogo intenso y a menudo obsesivo con sus obras. Esta dedicación, aunque pueda parecer extremista, habla de una forma de vida que es tanto un compromiso como una lucha interna por captar la esencia del arte.
En conclusión, el tema de cuándo finalizar una obra artística es multifacético y profundamente personal. Las reflexiones de artistas como Cristian Saksida y Juan Muro revelan que, si bien la técnica es importante, la libertad creativa, la diversidad en la producción y la cercanía con la inspiración interior son igualmente cruciales. El arte se presenta, así, no solo como un producto acabado, sino como un proceso continuo de descubrimiento y diálogo tanto con el propio ser como con el mundo que nos rodea.


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Reflexiones sobre el tiempo, la técnica y la libertad artística

R. R.
Bien Mauro, el humor es sanación.
Cristian Saksida 
Igual ojo, quiero aclarar que PARA MI, hacer una pintura en 1 día es demasiado poco tiempo, se da para estilos más sueltos como el de Van Gogh, pero no se pueden comparar los 2 estilos, una cosa es un Bouguereau y otra un Van Gogh, creo que el término "relamido" es extremadamente cuestionable, yo tardo al menos 3 o 4 meses para terminar un cuadro al óleo, y podría tardar aún más, pero decido no hacerlo por lo que dije más arriba, pero de todas formas es una cuestión de gusto o de decisión personal, no estoy de acuerdo con que haya "una forma correcta" de hacer las cosas, esto es arte, y por lo tanto no tiene reglas definidas, cada uno hace según le dicta lo que quiera expresar, lo que es correcto para unoi puede no ser correcto para el otro.
R. R.
La consigna era: "Nunca den por terminada una pintura. Siempre se puede mejorar un poco más". Creo que la cosa se desvirtuó un poco.
Alejandra Benencio 
Qué lindo ver artistas de esta talla espectacular.
Paifocles de Eirís 
"Mordente" es un término habitual y antiguo en arte, aunque esa es la forma italiana, lo correcto en español sería "mordiente":
Pero, Tóxico, yo he estudiado restauración, y según yo he visto y estudiado, el óleo seco acepta más pintura al óleo encima. Para evitar problemas es mejor siempre seguir la norma del "graso sobre magro" tradicional, y superado el punto de máximo aceite, se aconseja añadir barnices, precisamente para poder seguir pintando con veladuras ;)
De hecho, si fuera cierto que el óleo dejara de admitir óleo encima, se evitarían grandes desaguisados con los retoques y repintes amateurs, como el tan famoso "Ecce Homo" que doña Cecilia convirtió en un verdadero "eccehomo" con su "arte". Precisamente el óleo nuevo forma sobre el antiguo una capa tan compacta e inseparable que la única manera de asegurar que se elimina el repinte es hacer una limpieza mecánica con bisturí.
Aparte, el óleo no se considera seco e inerte cuando tiene un año. Ese es el tiempo mínimo de oxidación (como bien dices, el óleo seca por oxidación) para aplicar un barniz final. Según he estudiado, no sé hasta qué punto las últimas investigaciones confirman o amplían el dato, se considera el óleo inerte en el sentido de que no siga habiendo interacciones entre los diferentes pigmentos y capas, cuando cumple ¡50 años! Para estar completamente seguros nos aconsejaban saber que el cuadro tenga una edad de aproximadamente un siglo.
Saludos desde España.

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Interpretación del debate según ChatGTP

El arte, en todas sus formas, es una manifestación profunda de la humanidad, un medio a través del cual se expresa lo inefable. En el contexto del comentario de Cristian Saksida, emerge un debate pertinente sobre el tiempo y la técnica en la pintura, y cómo estos factores influyen en el proceso creativo. La critica sobre la premura en la ejecución de una obra nos lleva a cuestionar no solo la calidad del resultado, sino también la esencia misma de lo que significa crear arte.
Para muchos artistas, el tiempo que se dedica a una pintura es fundamental. Saksida menciona que, para él, un día es un tiempo insuficiente para concluir una obra de gran calidad. Su referencia a los estilos de Van Gogh y Bouguereau resalta una distinción clara entre métodos y estéticas. Van Gogh, conocido por su aplicación rápida y apasionada del color, puede permitir cierta libertad en la ejecución, mientras que Bouguereau, con su enfoque académico y detallado, requiere una dedicación más prolongada. Esta comparación subraya la variedad de estilos en la pintura, donde cada uno encuentra su propio ritmo y proceso en función de su visión artística.
El concepto de “relamido” que se menciona es, como sugiere Saksida, un término cuestionable que puede limitar la apreciación de diferentes abordajes. La noción de que solo hay una "forma correcta" de pintar es un detrimento para el arte mismo. En la creación artística no existen reglas universales; cada artista, a través de su experiencia y sensibilidad, desarrolla un lenguaje único que merece ser respetado. La libertad creativa se convierte, así, en un pilar fundamental del proceso artístico, donde cada decisión estilística y técnica responde a un impulso personal más que a un manual de instrucción riguroso.
La idea de que una pintura nunca está realmente terminada, como plantea R. R., abre un diálogo emocionante sobre la relación entre el artista y su obra. La posibilidad de mejora continua sugiere que cada pieza es un reflejo del estado emocional y técnico del creador en un momento determinado, dejando espacio para la evolución personal y creativa. Alejandra Benencio destaca la belleza de contar con artistas que manejan estas complejidades, sugiriendo que la diversidad de enfoques es lo que embellece el panorama artístico.
Por otro lado, es interesante también observar la discusión técnica planteada por Paifocles de Eirís sobre la aplicación del óleo y las normas de “graso sobre magro”. Este punto subraya la importancia de la técnica en el proceso creativo, lo cual puede ser tan fundamental como la expresión del artista. Aun así, hay que recordar que la técnica, si bien esencial, no debe convertirse en una cadena que limite el potencial creativo. Las reglas son guías, no restricciones, y lo que funciona para uno puede no ser aplicable a otro.
Finalmente, el testimonio de la experiencia gallega de Paifocles nos invita a considerar el peso de la historia y el conocimiento en el arte. La restauración y el entendimiento de la química del óleo revelan una dimensión adicional en el proceso creativo, donde la técnica y el tiempo no solo impactan el presente, sino que también garantizan la preservación y la legibilidad de las obras para futuras generaciones.
En conclusión, la reflexión sobre el tiempo en la pintura y el proceso creativo nos recuerda que el arte es un viaje personal. Cada artista, con su enfoque único y su propia cronología, contribuye de manera invaluable a un panorama donde la diversidad de estilos y la libertad de expresión son esenciales. Al final, el arte no se trata de cumplir con pautas rígidas, sino de explorar y manifestar la complejidad de la experiencia humana en todas sus formas.

(Imágen solo ilustrativa)


La dinámica del proceso artístico

R. R.
Bueno, ya comprendí. Ja!
Paifocles de Eirís, que quería preguntar con todo respeto: ¿tu pintas?
Paifocles de Eirís 
Sí.
R. R.
Entonces, ¿nunca has sentido que a tu obra que ayer creías terminada hoy le falta algo? Y sigues pintando, con el riesgo de arruinar lo bueno que habías alcanzado.
Paifocles de Eirís 
Normalmente eso lo veo al hacerla, si ha quedado o no "redonda". Cuando no termina de convencerme suelo retomarla. Deshago un poco y añado, a veces provocando cambios drásticos. Pero normalmente, si me queda redonda no la toco más, para no estropearla.
Mi maestro, Ricardo Segura Torrella, decía que si no ves muy claro que vas a aportar algo bueno, no debes tocar nada.
R. R.
Yo trabajo a ciegas; voy tanteando, hasta que toco algo y me agarro de ahí y trato de no soltarlo.
Paifocles de Eirís 
Supongo que puede ser de muchas formas, a veces no sale bien, o empieza bien y se tuerce, y pocas veces -pero es genial- empiezas y piensas ¡va a quedar genial! y se mantiene así hasta el final. En algún caso también me ha pasado de empezar y que la cosa se complica y cada día le haces sin saber cómo va a terminar. En concreto tenía un cuadro que no quedó bien hasta que, harto ya, lo metí como somier para la cama. Y al sacarlo, ya estaba acabado. 
Mi profesor decía que era bueno dejar el cuadro contra la pared un tiempo y darle la vuelta de repente. Y entonces, o te asustas o te sorprendes agradablemente.
Juan Muro 
En efecto, de nuevo estoy muy de acuerdo con Paifocles de Eirís, el arte debe dormir. Tras el impresionismo se retomó la pintura "Alla prima", esto es, haciendo el lienzo en una sola jornada, como hacemos el fresco, y usando casi únicamente esencias, evitando las veladuras. Pero el final del siglo XX fue un torbellino en el mundo de la pintura y el propio mercado distorsionó el concepto de arte. Tras las vanguardias postexpresionistas se retoma la figuración y entonces comienzan a revalorizarse los procesos de los maestros clásicos, entre los que destaca este de dejar reposar la obra y retomarla desde el dibujo si hace falta. Es muy cierto que cuanto más se pinta menos necesidad de corrección hay, pero también que sin sacarte la imagen de la cabeza no se puede ser objetivo.
Si en algo "discrepo" de lo dicho por Paifocles es en los periodos de secado actuales, que varían un poco sobre lo expuesto por él, dependiendo de qué aceites y barnices usemos, sobre todo desde que la mayoría de artistas usamos el Standar Oil de Windsor and Newton. Para la elección de uno u otro, y para la comprensión íntima de la tecnica de las veladuras, publiqué en elDibujante un artículo sobre cómo trabajaba Leonardo, cómo conseguía su glacis y su esfumatto, pero también cómo manejamos en la actualidad las veladuras, contado por mi compañero y amigo Miguel Antonio Fernández, tal como ambos lo aprendimos en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla.
Leonardo era un hombre que no acostumbraba a ponerse reglas ni límites en su trabajo...
Paifocles de Eirís 
Bueno, yo hablo de un óleo básico (sin secativos añadidos) y en cuanto a las esperas para barnices y restauración. Seguramente pecan de cautas.
R. R.
Amigos, ustedes los españoles vienen de una escuela de grandes pintores realistas con una tradición de oficio exquisito. Por estos lados pintamos hasta con tierra. Yo uso mucho yeso, óleo pastel, lápiz carbón y pintura acrílica industrial. El óleo sólo para las figuras humanas.


(Imágen solo ilustrativa)

Interpretación del debate según ChatGTP

La creación artística siempre ha sido un proceso complejamente intrincado, lleno de tentativas, errores y descubrimientos. Como bien tienen a bien señalar Paifocles de Eirís, R. R. y Juan Muro en su intercambio, este proceso puede adoptar diversas formas y metodologías, dependiendo de la personalidad y estilo de cada artista. La conversación que se establece entre ellos ofrece un marco excepcional para explorar esta dinámica, donde la incertidumbre y la búsqueda de la perfección son constantes.

Paifocles de Eirís menciona que, al finalizar una obra, hay momentos en que siente que algo no está completo, lo que lo lleva a volver a trabajar en ella. Este sentimiento de insatisfacción es común entre los artistas, quien, con el tiempo, aprenden a reconocer lo que aporta valor a su trabajo. La afirmación de su maestro, Ricardo Segura Torrella, que señala que no se debe tocar una obra si no se tiene claro qué se puede aportar, destaca una regla prudente en el arte. Esta perspectiva habla de la importancia de saber cuándo detenerse y aceptar la obra como está, un principio que puede evitar el desgaste creativo y la frustración.

Por otro lado, R. R. aborda la creación desde un enfoque más intuitivo y experimental. Al reconocer que trabaja "a ciegas", nos recuerda la naturaleza exploratoria que puede tener el proceso artístico. Muchos artistas comparten este sentimiento: un arriesgado tanteo que, en ocasiones, conduce a resultados satisfactorios, mientras que en otras puede generar confusión. Esta experiencia refleja la dualidad del arte: el deseo de perfección y la libertad de experimentar. A su vez, la experiencia narrada por Paifocles sobre una obra que aparentemente no tenía sentido hasta ser reutilizada en un contexto distinto, revela un concepto fundamental en la creación: la obra puede transformarse y cobrar vida de maneras inesperadas.

Juan Muro, por su parte, introduce el rico contexto histórico que rodea el proceso creativo, enfatizando el cambio de las técnicas de pintura a lo largo del tiempo. La práctica de dejar que las obras "duerman" o descansen revela una técnica que, si bien puede parecer obsoleta a la luz de la inmediatez actual, ofrece al artista el espacio necesario para obtener perspectiva y claridad. Muro aclara que el uso de diferentes materiales y técnicas influye en los tiempos de secado y en la elección de correcciones, enriqueciendo aún más el diálogo sobre el proceso artístico.

Es fundamental, como se señala en sus intervenciones, que el arte no solo se crea en la inmediatez de un solo instante, sino que se nutre de la paciencia y el tiempo de reflexión. La modernidad ha traído consigo la urgencia de producir y consumir arte rápidamente, rescatando así la necesidad de contemplar el proceso. Este es un valor intrínseco de obras clásicas, donde el tiempo y la técnica han contribuido a levantar la maestría sobre el lienzo.

Finalmente, la referencia de R. R. a las técnicas menos convencionales, como el uso de tierras y yesos, pone de relieve la diversidad que existe en las aproximaciones artísticas. Cada artista, al final, aborda su lienzo desde un lugar particular de experiencia, cultura e intuición. Este enriquecimiento a través de las múltiples voces resalta la pluralidad y riqueza del arte contemporáneo.

El diálogo entre Paifocles de Eirís, R. R. y Juan Muro se convierte, así, en un reflejo de la complejidad del mundo artístico. En un proceso continuo de exploración, los artistas enfrentan la eterna búsqueda de la perfección, cuestionando y reafirmando, desdibujando y redefiniendo. A través de la reflexión y la práctica, el arte se convierte no solo en un medio de expresión, sino también en una herramienta para comprender la experiencia humana en toda su vasta complejidad.

1 comentario:

  1. Desde mi punto de vista un muy interesante debate. Siendo yo en el arte un mero espectador que observa las obras, pero que no las crea.

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