Un auténtico blog de cómics debe incluir obligatoriamente al clásico de los clásicos, el pionero de los cómics modernos tanto en forma como en concepto, para el disfrute de sus lectores.
Little Nemo in Slumberland es un cómic de Winsor McCay, considerado el primer gran clásico de la historia del cómic. Se publicó, por primera vez en el New York Herald entre el 15 de octubre de 1905 y el 23 de julio de 1911. Aunque no se traduce al castellano, literalmente sería "El pequeño Nemo en el País de los sueños".
El protagonista del cómic era un niño llamado Nemo -"nadie", en latín-, y cada página dominical de la serie correspondía a un sueño suyo. El protagonista despertaba siempre en la última viñeta de la página, a veces entre llantos, cayendo de la cama, o debiendo ser atendido por sus padres. Los sueños de Nemo, sin embargo, tenían continuidad narrativa, lo que daba a la serie una estructura folletinesca muy adecuada para introducir numerosos personajes secundarios y mostrar un mundo de los sueños (Slumberland) de una gran riqueza narrativa.
Al comienzo de esta serie, visita a Nemo en sus sueños un emisario del rey Morfeo, con la orden de llevarle al País de los Sueños, donde deberá convertirse en compañero de juegos de la Princesa (cuyo nombre no se menciona en el cómic). Lo consigue, tras muchas vicisitudes, pero entonces su sueño es interrumpido por la aparición de un extraño personaje, Flip, que lleva un sombrero de copa con la frase "Wake Up" ("Despierta") escrita en él. Desde entonces, Flip se convierte en el principal antagonista de Nemo, pues, sólo con verle, manda al protagonista de vuelta a la prosaica realidad. Flip termina convirtiéndose en un compañero algo gamberro de Nemo, y aparecen otros personajes secundarios, como el Doctor Píldora, el Imp, el Niño Caramelo y Santa Claus, además de los anteriormente citados.
Estilo
McCay realiza en esta obra una exploración exhaustiva de las posibilidades del medio, empleando multiplicidad de encuadres, y jugando con el formato de la página de forma espectacular y sorprendente, además de ser uno de los primeros cómics en aprovechar el enorme potencial del color de las páginas dominicales (sunday strips). Con un alambicado estilo visual, inspirado en el art nouveau, pone en escena una gran variedad de personajes y escenarios. También se ha relacionado la obra de McCay con movimientos culturales posteriores, como el surrealismo, por la importancia que concede a lo onírico, llegándose a afirmar que se trata de una muestra perfecta de fantasía creíble gracias al virtuosismo gráfico de un dibujante. El polifacético talento de McCay hizo plausible un mundo imposible donde la única lógica existente era la de los sueños.
Publicación
La primera aparición de la serie Little Nemo in Slumberland en el periódico New York Herald tuvo lugar el 15 de octubre de 1905, y continuó apareciendo cada domingo, en páginas completas a todo color, hasta el 23 de julio de 1911. Debe tenerse en cuenta que, a diferencia de otros clásicos del cómic, Little Nemo no era distribuida por syndicates a otras publicaciones, por lo cual su popularidad se debió a su difusión por un solo periódico del área de Nueva York. Sin embargo, su éxito fue grande, como lo testimonia la gran cantidad de productos derivados del personaje que se comercializaron en la época.
El 3 de septiembre de 1911, Little Nemo pasó a publicarse en el New York American y otros periódicos propiedad de William Randolph Hearst, con el nuevo título de In the Land of Wonderful Dreams. Esta nueva etapa de la serie se prolongó hasta el 26 de julio de 1914. Muchos años después, McCay haría reaparecer a Little Nemo en las páginas del New York Herald entre el 3 de agosto de 1924 y el 26 de diciembre de 1926, sin alcanzar el éxito de la primera época del personaje.
Robert McCay, hijo del creador de Nemo y modelo en que su padre se inspiró para crear el personaje, intentó resucitar el cómic en dos ocasiones, en los años 30 y luego en los 40, sin conseguirlo.
Ediciones actuales
El cómic, y todas las obras de McCay, son de dominio público desde el 1 de enero de 2005. Esto es válido internacionalmente.
En inglés, existen dos recopilaciones de todo el material de Nemo realizado en el período 1905-1914: la edición en seis volúmenes de Fantagraphics Books (1989-93) y la de Taschen, en un solo volumen, Little Nemo 1905-1914.
En español no existe ninguna edición completa de la obra, aunque sí una incompleta (1905-1908), realizada por Norma Editorial. A fines de los 1970 la tira fue publicada en español por el mensual "El Expreso Imaginario" de Buenos Aires. En 2014, la española Ediciones Kraken publicó una edición recopilatoria de las viñetas, aún incompleta, desde 1905 hasta 1914.
En catalán hay una edición realizada por Els Llibres de Glauco, S.A. en el año 1984 dentro de la colección Laertes Comic (actualmente Laertes, S.A. de Ediciones), que abarca desde octubre de 1905 hasta septiembre de 1906 (ISBN 84-7612-011-7), aunque según la base de datos del ISBN se encuentra actualmente agotada.
Adaptaciones
El éxito del cómic provocó la introducción del personaje en otros medios, con la finalidad de rentabilizarlo comercialmente: apareció en series de postales dibujadas por McCay, libros, juegos, y ropa para niños, ya desde 1906. En 1908, el autor Víctor Herbert estrenó en Broadway una obra teatral sobre el personaje.
La primera adaptación cinematográfica de Little Nemo fue realizada por el propio autor, Winsor McCay, en 1911, aprovechando la popularidad del cómic. Se trata de un cortometraje de solo tres minutos de duración, mitad animado, mitad en imagen real, en que aparece el propio autor dibujando a su personaje, que protagoniza un brevísimo sketch.
El francés Arnaud Sélignac dirigió en 1984 la película Nemo, también conocida como Dream One, producida por John Boorman. No se trata de una adaptación de la obra de McCay, sino de una película fantástica muy personal libremente inspirada en la misma. En 1989, los japoneses Masami Hata y Masanori Hata estrenaron la película de anime Little Nemo:Adventures in Slumberland, con la colaboración en los guiones, entre otros, del historietista francés Jean Giraud (Moebius) y del escritor norteamericano Ray Bradbury.
Hay también dos videojuegos desarrollados por Capcom, uno para la consola Nintendo Entertainment System basado en la obra de McCay llamado Little Nemo: The Dream Master y otro para máquinas recreativas llamado simplemente NEMO, basado en la trama de la película de 1989, ambos videojuegos lanzados en 1990.
La expansión del relato principal a otros relatos, formatos y plataformas permiten considerar Little Nemo in Slumberland como una de las primeras experiencias transmedia: fue "un relato que incluyó obras de teatro en las que incorporaron nuevos personajes, algunas películas de animación (entre ellas la pionera Winsor McCay, the Famous Cartoonist of the N. Y. Herald and his Moving Comics, estrenada en 1911), además de videojuegos y productos de merchandising".
'Little Nemo. Regreso a Slumberland', un homenaje al primer clásico del cómic
- Shanover, Rodriguez y Daniel vuelven al mundo soñado por Winsor McCay
- Un cómic que ha conseguido el Premio Eisner a la Mejor Serie Limitada del año
La primera reedición completa de todas sus páginas clásicas The Complete Little Nemo 1905-1927 (Taschen) consiguió el premio al mejor trabajo de archivo (tiras de por lo menos 20 años); Little Nemo: Dream Another Dream (Locus Moon) (el homenaje grandes artístas a la obra de McCay), logró los galardones a mejor antología y mejor diseño; y Little Nemo: Regreso a Slumberland (Planeta Cómic), ganó el premio a la mejor serie simitada. Este último cómic es el mejor homenaje posible a la inmortal obra de McCay.
Se trata de una espectacular actualización del personaje de Nemo y del mundo onírico de McCay, que cuenta con un estupendo guion de Eric Shanower (famoso por sus premiadas adaptaciones de las novelas de Oz), que nos recuerda a las grandes aventuras del personaje.
Pese a que el tamaño de este tebeo es más pequeño que el del periódico que utililzaba McCay, Gabriel Rodríguez (ilustrador de la premiada serie Locke & Key) se las apaña para sacar todo el paritido posible a su arte, dando forma a un mundo fantástico como pocas veces hemos visto en los cómics. Y embellecido por esos deslumbrantes colores de Nelson Daniel. Ambos recrean a la perfección el espectacular universo Art decó del original.
Además del premio Eisner a la Mejor Serie Limitada (que se han llevado), el cómic también optaba a los galardones a Mejor Serie para Niños y Mejor Colorista, siendo una de las más nominadas de esta edición de 2015.
A primera vista, lo que más nos llama la atención del cómic son esos espectaculares dibujos de Slumberland, un mundo en el que todo es posible porque es el mundo de los sueños. Pero hay que destacar el estupendo guion de Shanover, que recrea la magia del cómicoriginal desde el más profundo respeto. Sin apartarse de la alargada sombra de McCay pero dándole un toque un poco más moderno.
De esta forma, lo que podía haber sido un suicidio presuntuoso se convierte en un delicioso homenaje que se disfruta enormemente y, a la vez, nos hace querer redescubrir la magia del original. Un viaje a un mundo de belleza, audacia e imaginación.
El argumento del cómic es igual que el del original, un niño de diez años (al que han puesto el nombre de Nemo en homenaje a un famoso personaje de cómic) vive en sueños las más alocadas peripecias en un mundo fantástico (Slumberland) en el que no rigen las leyes de la razón ni de la física, hasta que se despierta. Un mundo en el que el único límite es la imaginación. A este respecto destacar el juego con los tamaños a los que era tan aficionado McCay y que pudo coger de Alicia en el País de las Maravillas.
También desfilan por estas páginas casi todos los personajes del cómic clásico: El Rey Morfeo, la Princesa, el doctor, el chico de caramelo... y, por supuesto, Flip Flap, un travieso diablillo que en los cómics originales solía despertar al protagonista poniendo en su sombrero la palabra "Despierta". Incluso los trámites para acceder a este mundo de los sueños están calcados del cómic original (en la plancha del 4 de marzo de 1906).
Como nos recuerda Javier Agrafojo en su excelente introducción, hay otras muchísimas referencias al cómic original. Por ejemplo, Nemo también vuela en un cohete de fuegos artificiales como en la plancha del 4 de julio de 1909, a su cama le crecen patas como en la plancha del 26 de julio de 1908 (la más famosa de toda la serie) o su cuarto es inundado repentinamente como en la plancha del 5 de noviembre de 1905.
Además, esta excelente edición de Planeta Cómic tiene interesantes extras como son las portadas originales, o fragmentos de guión con los bocetos del dibujante al lado, lo que nos permite ver cómo se pasa de la idea a la ilustración. Además de algunos artículos sobre el cómic y su época.
En fin, un homenaje casi a la altura del original. Y uno de los cómics más bonitos de los últimos años. Un libro ideal para disfrutar y para regalar. Un sueño hecho realidad.
Nacida en el New York Herald, que lo publicó entre el 15 de octubre de 1905 y el 23 de abril de 1911, Little Nemo in Slumberland, de Windsor McCay (1869-1934), está considerada la primera obra maestra del cómic y una de las obras cumbres del Noveno Arte por su imaginación desbordante, su perfección técnica, su afán de experimentación, su dominio del lenguaje y su influencia en los artistas posteriores.
La estupenda edición de Taschen, que mencionábamos al principio, The Complete Little Nemo 1905-1927, recoge, por primera vez a todo color, los 549 episodios de Little Nemo. Y en un formato gigante que permite apreciar el arte de Mccay. Eso sí, en inglés.
Todavía no hay una edición completa en español, aunque podemos destacar dos estupendos volumenes recopilatorios. El de Norma Editorial, que recoge una selección de páginas desde 1905 a 1910; y la de Ediciones Kraken, que recoge todas las páginas desde 1905 hasta 1914.
McCay (también pionero de los dibujos animados) creó un mundo fabuloso, inspirado en los sueños, que se adelantó al surrealismo y fue paralelo al estudio de los sueños de Sigmund Freud. Una obra de arte, que nos sigue fascinando más de cien años después.
La imagen de la cama del pequeño Nemo desarrollando unas patas larguísimas y andando sobre los rascacielos de Nueva York es una de las más famosas del Siglo XX y se adelantó a los experimentos de los surrealistas, ademas de influir a numerosos artistas como Dalí, Robert Crumb o Federico Fellini. Y es que Winsor McCay era un dibujante inquieto que experimentó con la composición de las páginas, la distribución de las viñetas, el ritmo, el color... aprovechando el enorme formato de las páginas dominicales y creando el mundo onírico en el que se movía Nemo.
Cada página dominical correspondía a un sueño del pequeño Nemo, un niño que despertaba siempre en la última viñeta cayéndose de la cama, entre lloros, o siendo consolado por sus padres. Aunque esas páginas tenían una continuidad narrativa, lo que le daba una estructura muy propia del folletín.
Nemo visitaba al Rey de los sueños (Morfeo) y se convertía en compañero de juegos de su hija, la princesa (nunca se menciona su nombre). Y tendrá incluso un archienemigo, un misterioso personaje llamado Flip que lleva un sombrero de copa con la frase "Wake up" (Despierta), por lo que sólo con verle, mandaba a nuestro protagonista al mundo real. Al final se convertirán en compañeros de aventuras.
Según Alexander Braum: "Las antologías del surrealismo deberían empezar por Winsor McCay" Y es que, Mccay ya empezó a plasmar los sueños en 1904, casi a la par que la primera edición de la interpretación de los sueños de Sigmund Freud, que se publicó poco antes de 1900. Ambos autores se conocían y admiraban.
Por lo tanto este artista de imaginación desbordante empezó a ilustrar el subconsciente veinte años antes que André Breton (1896.1966), considerado el creador de este movimiento artístico.
Y es que, como nos recuerda Braum, "el cómic fue el primer medio visual de masas del siglo y contribuyó en gran medida a la democratización de la imagen". El cine permaneció mucho tiempo estancado por las limitaciones técnicas y la modesta cantidad de espectadores que podía congregar, pero el cómic llegaba a millones de lectores de periódicos. De hecho, Mccay usaría efectos visuales tipo zoom varias décadas antes de que se inventara ese tipo de lentes.
Era la época dorada del Noveno Arte, cuando los periódicos se compraban por los personajes de cómic y sus creadores ganaban auténticas fortunas. Además de que el cómic era el arte más libre de aquella época. Y en la vanguardia de todos esos artístas de cómics se encontraba Winsor McCay y su Litle Nemo. Una explosión de creatividad que no sólo era una fantasía surrealista sino también una de las mejores muestras del art decó de principios de siglo.
La mejor muestra del éxito impresionante que tuvo Little Nemo fue que, apenas un año después (1906), el personaje ya apareció en series de postales dibujadas por McCay, libros, juegos, y ropa para niños. Y en 1908, Victor Herbert estrenó en Broadway una obra teatral sobre el personaje. Una versión musical que fue la más compleja y cara de su época.
Además, fue el el primer personaje de cómic en ser animado, ya que el propio McCay desarrolló, a partir de la segunda década del siglo, una importante carrera como animador, que comenzó con un cortometraje titulado simplemente Little Nemo (1911), en la que McCay aparecía dibujantdo a Nemo. Luego realizaría otros cortos como How a Mosquito Operates (1912), Gertie el dinosaurio (1914), El naufragio del Lusitania (1918) y la inconclusa The Flying House (1921). según animadores tan importantes como Chuck Jones, su importancia en la historia del cine de animación es comparable a la de Walt Disney.
Sin embargo, tras pasar por varios periódicos, McCay puso fin a Little Nemo en 1926, en el New York Herald. El dibujante fallecería en 1934 a causa de un repentino colapso cerebral. Y aunque hubo varios intentos de resucitar a Nemo, sobre todo por parte de su hijo, no prosperarían.
Pero el personaje ha seguido fascinando a las generaciones posteriores como demuestra que, en 1984, el francés Arnaud Sélignac dirigió la película Nemo, producida por John Boorman (Excalibur), que se inspiraba libremente en el personaje.
Y en 1984, el mismísimo Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro), que por aquel entonces había llamado la antención con Lupin III y el castillo de Cagliostro, empezó a trabajar en una adaptación animada del personaje, en la que también colaboró el propio Moebius. Pero el proyecto naufragó, aunque hay un pequeño fragmento en el que vemos a Nemo volando en su cama.
Aprovechando parte del trabajo, en 1989, los japoneses Masami Hata y Masanori Hata estrenaron la película Little Nemo: Adventures in Slumberland, que convertía a Nemo en un personaje de anime, aunque no tenía mucho que ver con la obra original de McCay. Por cierto, que en el guión participó Chris Columbus (Solo en casa, Harry potter y la cámara secreta...).
Para muchos, entre los que me incluyo, Little Nemo es la gran obra maestra del cómic, la prueba de que este medio puede hacer realidad cualquier sueño. Y Little Nemo. Regreso a Slumberland es una impresionante continuación de ese sueño.
Que hermoso comic!
ResponderEliminarQue bueno verte por acá, Pablo.
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