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sábado, 3 de junio de 2023

Los piratas de Barataria (1) Nueva Orleans


                                                                                        
En una noche de abril de 1812, una nave corsaria abandona subrepticiamente La Rochelle. En ella viaja una joven que guarda un secreto. Huye de temibles espías venidos de Inglaterra y Prusia. Su destino: la novelesca y peligrosa Luisiana, en cuyos pantanos es acogida por Jean Laffite, el último de los grandes piratas de leyenda.
                                                                                        

BARATARIA: Uno de los lugares imaginarios que aparecen en el Quijote, del que Sancho Panza fue nombrado gobernador.




Historia de la piratería (2)


"La historia de la piratería" fue una publicación de la revista Mampato en 1969. Ilustrada magistralmente por Themo Lobos.


                                                                                        

La historia de los vikingos sigue hoy fascinando y mereciendo muchas sagas de cómics y televisión. Sin embargo, hay que recordar que no fueron más que feroces piratas que asolaron gran parte de Europa.

                                                                                        



Los vikingos

Estos crueles piratas fueron el terror de las costas europeas durante varios siglos. Con sus “drakars”, sus veloces veleros terminados en una alta proa curva, venían de Noruega y Dinamarca a saquear las aldeas costeras, a asesinar y esclavizar a sus habitantes.
Mientras los señores feudales luchaban por apoderarse de los restos del Imperio Romano, los vikingos invadían el norte de Inglaterra, la mitad de Irlanda y el norte de Francia. Para evitarse problemas, el Rey Carlos el Simple de este país les cedió el terreno de Borgoña y Normandía a Rollon y su gente. Desde entonces los normandos se convirtieron al catolicismo y se transformaron en los peores enemigos de los piratas.
Los vikingos fueron feroces guerreros, pero también valientes navegantes. En sus livianos navío y viajando en la intemperie atravesaron el Atlántico. En el año 999, Leif Eriksson arribó a las costas de Norteamérica siglos antes que Colón descubriera el Nuevo Mundo.



Los sarracenos

Los árabes eran pacíficos pastores y comerciantes, pero después de la muerte de su profeta Mahoma (632), les bajó el fanatismo religioso y con el grito “¡Muerte a los infieles!” se lanzaron a la lucha, saqueando toda la costa mediterránea y llegando a dominar hasta la España Meridional.
Cuando en 1055, el Imperio Turco sometió al poderío árabe, los piratas sarracenos continuaron la guerra religiosa por su cuenta, porque, después de todo, los saqueos les producían abundantes ganancias. Recién a fines de 1300, las flotas veneciana y genovesa logran derrotar definitivamente a los sarracenos, pero en el siglo XV, los piratas turcos berberiscos aprovecharían los ex puertos árabes en Sicilia, Córcega, Las Baleares, Túnez y Algeria para continuar provocando dolores de cabeza a los cristianos. Sin embargo, los caballeros católicos tampoco lo hacían nada de mal. También se aprovecharon de la Guerra Santa para saquear las aldeas árabes regresando a sus tierras cargados de riquezas.



La mano de plata de Harudi, El Barbarroja

Cuando en 1492, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla lograron expulsar a los moros de España después de 700 años de dominación, los piratas berberiscos continuaron recorriendo, en venganza, las costas del Mediterráneo durante más de tres siglos. Contando con todo el apoyo del Imperio Turco, asaltaban cuánto navío cristiano encontraban a su paso.
Harudi fue el pirata berberisco más famoso por su crueldad y astucia, llegando al extremo de apoderarse de dos galeras del Papa cargadas de oro en el río Elba. Sus correrías lo convirtieron en nombre inmensamente rico, por ello, cuando perdió un brazo durante un combate, se hizo uno de plata moviendo la mano mediante un complicado sistema de correas y con eso estrangulaba a los que se atrevían a enfrentársele. Pero la ambición lo llevó a la muerte queriendo unificar a toda África bajo su mando, “el terror de los mares” murió entre las dunas del desierto.



La bandera pirata

Los piratas fueron siempre gente caprichosa y usaban como insignia de bandera lo que se les ocurría. Los sarracenos y berberiscos enarbolaban generalmente los estandartes de los jeques que los “protegían”. Otros usaron banderas rojas con una insignia que iba desde una simple cimitarra hasta un musculoso brazo enarbolando una espada. Otros cambiaban de banderas según la ocasión, pero uno de los primeros piratas en izar la típica bandera negra con la calavera y las dos tibias cruzadas fue Edward Teach, alias Barbanegra, la cual fue adoptada más tarde por todos estos aventureros del mar. En la jerga marinera la llamaban “Jolly Roger” (alegre Roger), pero el origen de este nombre se desconoce.



ANEXO

Los vikingos



viernes, 2 de junio de 2023

Pirata, corsario, bucanero y filibustero. ¿Quién es quien?

 

Pirata, corsario, filibustero, bucanero, berberisco... En ocasiones tendemos a confundirlos y a usarlos como sinónimos, pero no lo son. Cada uno de estos grupos difieren en sus características según la época y también la zona donde llevaban a cabo sus pillajes marítimos.

Un error común que se acostumbra a cometer al hablar de la piratería de los siglos XVI, XVII y XVIII, es poner en el mismo saco a, por ejemplo, Sir Francis Drake, Henry Morgan y Edward Teach Barbanegra. ¿Qué hubiera pensado el primero, un noble marino leal siervo de la reina Isabel I de Inglaterra, al saber que lo comparaban con el tercero, un sanguinario delincuente del mar? Seguramente, no le hubiera gustado para nada. Esta equivocación tan común —incluso entre historiadores— proviene de la confusión de términos para designar actos delictivos en el mar, ya que, habitualmente, los términos pirata, corsario, bucanero y filibustero, se utilizan casi como sinónimos. Primero de todo, debemos tener en cuenta que estas cuatro palabras solo se pueden contextualizar a la vez en la historia marítima de América, sobre todo, del Caribe, ya que la piratería del Mediterráneo o del Mar de la China se regía por otros actores. Si bien existían piratas y corsarios, los bucaneros y los filibusteros eran exclusivos de la América Central. A pesar de que estos hombres y muchos de sus contemporáneos, así como los actos que cometieron, se agrupan bajo el gran paraguas que es el término piratería —por ser todos ellos actos de bandolerismo y pillaje a bordo de un navío—, existen diferencias suficientemente significativas entre ellos como para poder distinguirlos. 
















¿Y los berberiscos?

Los europeos llamaban Berbería a la región del norte de África que hoy conocemos como Magreb, y los berberiscos eran los piratas musulmanes que actuaban en todo el Mediterráneo desde sus bases en esa zona. Las principales eran la isla de Yerba (Túnez), Argel, el Peñón Vélez de la Gomera y Tánger. El Imperio otomano otorgó patente de corso a Kemal Reis, en 1487, y a los hermanos Barbarroja, los cuales convirtieron a los berberiscos en una temible amenaza para el tráfico marítimo del Mediterráneo. (Fuente)