La guerra, estrictamente hablando, es aquel conflicto social en el que dos o más grupos humanos relativamente masivos —principalmente tribus, sociedades o naciones— se enfrentan de manera violenta, generalmente mediante el uso de armas de toda índole, a menudo con resultado de muerte —individual o colectiva— y daños materiales de una entidad considerable.
La guerra es la forma de conflicto sociopolítico más grave entre dos o más grupos humanos. Se da tanto en sociedades tribales como en civilizadas, pero es más grave entre estas últimas ya que son más complejas, masificadas y tecnificadas. Es quizás la más antigua de las relaciones internacionales y ya en el comienzo de las civilizaciones se constata el enfrentamiento organizado de grupos humanos armados con el propósito de controlar recursos naturales o humanos (conflictos entre cazadores nómadas y recolectores sedentarios que sí desarrollaron el concepto de propiedad), exigir un desarme o imponer algún tipo de tributo, ideología, nacionalidad o religión, sometiendo, despojando y, en su caso, destruyendo al enemigo. Es más, este tipo de conducta gregaria es extensible a la mayor parte de los homínidos y se encuentra estrechamente relacionado con el concepto etológico de territorialidad.