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miércoles, 21 de agosto de 2024

Poeta soldado escribe versos en el frente


Cuando empezó la invasión rusa, Pavlo Vyshebaba se alistó en el ejército y su familia se fue del país. Varios meses después, su hija de seis años aprendió a escribir. Lo llamó y le dijo que iba a redactar una carta, la primera de toda su vida, y que quería que fuera para él. Pavlo se emocionó y su hija le dijo que tenía un problema: no sabía sobre qué tenía que hablarle. Él pensó unos segundos y le respondió: “Simplemente no me escribas de la guerra”.

Ese mismo día, pensando en su hija, Pavlo escribió este poema:



Simplemente no me escribas de la guerra,

dime si hay un jardín en las cercanías,

si puedes oír saltamontes, cigarras y grillos,

y si los caracoles se arrastran por la enredadera.

¿Cómo llaman a los gatos en esas tierras lejanas?

Sobre todo, corazón, me gustaría que no hubiera tristeza en tus líneas

¡llénalas de las canciones de pájaros y ranas!

¿Los cerezos y los albaricoques florecen allá todavía?

Y si te regalan un ramo de flores fragantes,

no les cuentes cómo te escapaste de los misiles,

cuéntales lo bien que vivíamos aquí.

A todas las personas que conozcas en el exilio

invítalas a Ucrania a visitarnos,

les mostraremos lo agradecidos que estamos

—después de la guerra—, por la paz de nuestros hijos.




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Apocalipsis


El fin del mundo (o de la Tierra) es un tema recurrente en los cómics de los ´80. Nada más entretenido que leer cómo nos hemos destruido unos a otros.

Los años '80 fueron una época dorada para los cómics, un período en el que la creatividad y la innovación florecieron en las páginas de las viñetas. Entre las tramas más fascinantes y provocativas de esta era, el apocalipsis y el fin del mundo se erigen como temas recurrentes que capturaron la imaginación de lectores de todas las edades. ¿Quién no se ha sentido atraído por la idea de un mundo en ruinas, donde la humanidad se enfrenta a sus propios demonios? La destrucción mutua, la lucha por la supervivencia y la exploración de lo que queda de nuestra civilización son elementos que no solo entretienen, sino que invitan a la reflexión.
En un contexto marcado por la Guerra Fría, el miedo a la destrucción nuclear y las crisis sociales, los cómics de los '80 se convirtieron en un espejo de las ansiedades colectivas de la época. Historias como "The Dark Knight Returns" de Frank Miller no solo presentaron un Gotham en decadencia, sino que también exploraron la moralidad y la desesperación de un héroe que se enfrenta a un mundo que ya no reconoce. La narrativa apocalíptica se convirtió en una forma de catarsis, donde los lectores podían sumergirse en un universo donde el caos reinaba, pero donde también surgían destellos de esperanza.
Otro ejemplo emblemático es "Watchmen" de Alan Moore y Dave Gibbons, que, aunque no se centra exclusivamente en el fin del mundo, plantea preguntas profundas sobre el poder, la responsabilidad y la naturaleza humana en un contexto de inminente destrucción. La narrativa compleja y los personajes multifacéticos nos obligan a cuestionar no solo el destino de sus mundos, sino también el nuestro. ¿Qué haríamos si estuviéramos al borde del abismo? ¿Seríamos capaces de redimirnos o caeríamos en la desesperación?
Los cómics de esta época no solo se limitan a la destrucción física; también exploran el colapso de las relaciones humanas y los valores sociales. En "The Last Man", por ejemplo, se plantea un escenario donde un virus extermina a toda la población masculina, dejando a las mujeres al mando. Esta premisa no solo es intrigante, sino que también invita a reflexionar sobre las dinámicas de poder y la resiliencia humana en tiempos de crisis.
La fascinación por el apocalipsis en los cómics de los '80 también refleja una curiosidad innata sobre el futuro. ¿Cómo nos hemos destruido unos a otros? Esta pregunta resuena a lo largo de las historias, ya que los personajes enfrentan no solo amenazas externas, sino también sus propios miedos y prejuicios. La violencia, la traición y la lucha por el poder son temas omnipresentes que nos recuerdan que, a veces, el enemigo más temible reside dentro de nosotros mismos.
Estas historias nos invitan a reflexionar sobre nuestros propios miedos y aspiraciones mientras nos ofrecen un escape emocionante de la realidad. Al leer sobre cómo nos hemos destruido unos a otros, encontramos una oportunidad para cuestionar nuestra propia humanidad y, quizás, encontrar un camino hacia la redención en medio del caos. ¡Viva el cómic y su poder para desentrañar los misterios de nuestro tiempo!



martes, 20 de agosto de 2024

Relatos de ciencia ficción (3) Vault


Con todas las comunicaciones perdidas de un asteroide minero, la estación espacial Benson envía una nave de rescate para investigar. Lo que el equipo descubre no solo les amenaza, abruma y destruye, sino que puede llegar a ser una amenaza para toda la vida en la Tierra. ‘Vortex’ es la segunda historia de la antología mensual de John Carpenter ‘Tales of Science Fiction’.

Cinta negra (1)

 


Jack King era un dios del rock'n'roll que proyectaba un personaje en el escenario a la altura del diablo. Cuando Jack muere en el escenario, su viuda, Cindy, se enfrenta al dolor y lucha por proteger su legado, sin saber que está siendo rodeada por fuerzas oscuras que codician las cintas maestras del último álbum inédito de Jack, una obra maestra del heavy metal que podría abrir una puerta al infierno.


FUENTE


El crepúsculo de los dioses (2) Siegfried


Sieglinde y su pueblo adoptivo huyen de una horda monstruosa que ha conseguido entrar en Manheim desde la tierra de los gigantes. Su destino finalmente se vincula a Mime, el último de los nibelungos y hermano del rey Alberic. Wotan sigue sin poder escapar de la maldición del anillo, que cada vez le acerca más y más al Ragnarok. Loge continua intrigando para debilitar a Wotan. La suerte del Walhalla dependerá de Siegfried, el hijo de Sieglinde, el único que puede derrotar al dragón Fafner y acabar con la maldición.







Bernard Prince: La frontera del infierno


Cinco días con Bernard Prince: 3

Apenas desembarcados en Lao-Todang, un pequeño puerto destartalado del sudeste asiático, Bernard Prince y Barney Jordan fueron arrestados por robo e intento de asesinato. De hecho, es un truco de su antiguo enemigo, Wang-Ho, "General Satan", que desea vengarse de ellos. Son enviados a la siniestra penitenciaría de Suong-Bay, perdidos en medio de los pantanos, donde los presos son entregados al sadismo del director, el infame Igor Sarakelian, también a sueldo de Wang-Ho. Con la ayuda de Djinn, que ha logrado seguirlos en secreto, Prince y Jordan escapan en compañía de otros dos prisioneros. Pero para llegar a la frontera, tendrán que cruzar el corazón de los pantanos, infestados de miles de millones de mosquitos.


FUENTE:


Obra completa en





La Virgen que no les gustó

 


En 1601, el pintor italiano Michelangelo Merisi o Amerighi, llamado El Caravaggio (1573-1610), recibió el encargo de pintar un cuadro sobre la muerte de la Virgen. Para añadir realismo a la obra, el pintor recurrió a utilizar de modelo el cadáver de una mujer ahogada en el río Tíber. Al conocer este hecho, los clientes, escandalizados, rechazaron la obra.


La obra fue un encargo del abogado del papa para su capilla privada de Santa María della Scala.  Una vez concluida fue rechazada por irreverente.  Fue adquirida posteriormente por el duque de Mantua y finalmente acaba en el Museo del Louvre.

I. Iconografía. 
El tema  procede  de los evangelios apócrifos. El pintor  recoge  el momento de la muerte de la Virgen rodeada de los apóstoles entristecidos y de María Magdalena desgarrada por el dolor.
El lienzo se divide en dos partes: la parte superior está ocupada por un cortinaje rojo como telón de teatro y función de evitar cualquier insinuación de otro espacio que distraiga  de la acción representada  y el resto del cuadro donde se representa el drama de la muerte de la Virgen.
El conjunto  representa el gusto por el naturalismo  por la pobreza del ambiente: los apóstoles con ropajes  humildes,  muy  desaliñados, descalzos,  Virgen yaciendo   en un  banco de madera, casi flotando,  con el vientre hinchado ( hecho que ha dado lugar a la hipótesis de que el modelo fue una mujer ahogada en el Tiber),  pies hinchados y  amoratados  y  piel verdosa.
Esta forma naturalista de representar a la Virgen provocó el rechazo de los  monjes de  Santa María della Scala.

lunes, 19 de agosto de 2024

Gérard Daran: Dibujos femeninos y masculinos






Gérard Daran (1946) es un pintor francés. 
Esta hermosa pintura me recuerda a los relieves egipcios. En su obra, lo sensual y lo erótico se entrelazan de una manera muy fina y delicada.


Un puente entre el arte contemporáneo y las reminiscencias clásicas

Gérard Daran, nacido en 1946 en Francia, se ha consolidado como una figura destacada en el panorama del arte contemporáneo. Su obra, caracterizada por una fusión única de sensualidad y delicadeza, invita al espectador a explorar un universo donde lo erótico y lo estético se entrelazan de manera sutil y armoniosa. En particular, su enfoque artístico evoca reminiscencias de relieves egipcios, cuyas formas y temáticas han influido en la percepción del cuerpo humano a lo largo de la historia del arte.
La pintura de Daran destaca por su capacidad de conjugar elementos clásicos con un lenguaje contemporáneo. Al observar sus obras, uno no puede evitar ver cómo la representación del cuerpo humano se asemeja a la estética de los antiguos relieves egipcios. Estos relieves, caracterizados por su frontalidad y su uso simbólico de la figura humana, encuentran un eco en la forma en que Daran aborda la figura. En sus pinturas, la sensualidad no es simbólica, sino que se manifiesta de manera palpable, convirtiendo cada trazo en un diálogo entre el artista y el espectador. Esta interacción permite que la experiencia estética se convierta en un viaje hacia la introspección y la apreciación de lo corporal.
El uso de colores vibrantes y texturas cuidadosas en su obra refuerza esta conexión con el mundo egipcio, donde los matices eran utilizados no solo para embellecer las imágenes, sino también para conferirles significado. Daran, al igual que los artistas del antiguo Egipto, entiende que la forma y el color son vehículos de expresión emocional y espiritual. Cada pieza suya parece ser un relato visual que explora los límites del deseo, la intimidad y el amor, todo ello envuelto en un halo de misterio que invita a ser descubierto.

El "Caupolicán" de Nicanor Plaza y "El último de los mohicanos"

 

Caupolicán, obra de Nicanor Plaza.

La escultura que el artista chileno estrenara en yeso en 1868 fue fundida en bronce al año siguiente y replicada en Europa y los Estados Unidos como la típica imagen del nativo norteamericano descrita por el novelista James Fenimore Cooper en su célebre obra de ficción.


Por Rodrigo Barra Villalón
PUBLICADO POR: CINE Y LITERATURA

En mayo de 1910, al celebrarse el Centenario de la Independencia de Chile, un consejo del Museo Nacional de Bellas Artes redactó un acuerdo en el que accedía a donar a la ciudad de Santiago: “la estatua en bronce del héroe más característico de la raza araucana… Caupolicán”. La pieza quedó instalada ese mismo año donde sigue hasta hoy en día, a unos cien metros de altura, sobre un peñón que se eleva a un costado de la terraza del mismo nombre del Santa Lucía.