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lunes, 29 de enero de 2024

Recordando a Antonio Hernández Palacios

Este gran dibujante español, sobre todo de temas históricos, Antonio Hernández Palacios, nació en Madrid en 1921 y se formó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

La Guerra Civil interrumpió su carrera y a su término se inició en la ilustración de carteles cinematográficos que le proporcionaron un gran dominio del espacio plástico y una cierta tendencia a la monumentalidad.

Dibujará también alguna historieta, como los dos capítulos de El Capitán Maravillas (Valenciana, 1943). No obstante, la mayor parte de su vida profesional transcurrió durante estos años, y hasta finales de los 60, trabajando en el campo publicitario, donde llegó a alcanzar gran prestigio y renombre.

Falleció un 29 de enero de 2000, por eso lo recordamos.


La madurez

Hastiado, sin embargo, de una actividad que era demasiado exigente en ocasiones y le resultaba muy rutinaria, e influido por las nuevas corrientes del cómic que llegaban del otro lado de los Pirineos, Hernández Palacios decidió volver su mirada nuevamente hacia el mundo de la historieta, que ya había transitado antes de manera un tanto esporádica. De este modo, preparó unas cuantas planchas de tres posibles series que abordaban la temática policíaca (Nuri Evans), histórica (El Cid) y de western (Manos Kelly) y las presentó a la revista Trinca, que acababa de hacer su aparición en el mercado editorial español. Fue a partir de ese momento, 1970, cuando su trabajo comenzó a ser más conocido. En Trinca terminaron apareciendo publicados los títulos de Manos Kelly y El Cid, así como una nueva serie (La paga del soldado), caracterizadas todas ellas por un dibujo espectacular y opulento, bastante superior al nivel de sus guiones.
Estos trabajos en Trinca le abrieron las puertas del mercado europeo y en 1974 comenzó a dibujar la serie del oeste Mac Coy para la editorial francesa Dargaud, título que habría de ser publicado en España por Grijalbo y del que llegó a realizar 21 álbumes.
Paralelamente a este western, realiza diversos trabajos para la colección Imágenes de la Historia de la editorial Ikusager, iniciando en plena Transición política una serie sobre la guerra civil española que había pensado desarrollar en unos veinte volúmenes, de los que sólo vieron la luz finalmente cuatro, titulados respectivamente Eloy, uno entre muchos (1979), Río Manzanares (1979), 1936, Euskadi en llamas (1981) y Gorka Gudari (1987). Para la misma editorial dibuja también Roncesvalles (1980) —un soberbio fresco histórico sobre la mítica derrota infligida al ejército del rey franco Carlomagno— y concluye La toma de Coímbra (1982), tercer álbum de su serie El Cid, que había dejado inconcluso en la revista Trinca por el cierre de ésta. En 1984 realizaría La cruzada de Barbastro, cuarto y último álbum de esta misma serie, que también estaba pensada para muchos volúmenes y quedó igualmente inacabada al morir el autor. 


El Cid: El mercenario más famoso de España


Rodrigo Díaz -1048​-1099- fue un líder militar castellano que llegó a dominar al frente de su propio ejército el Levante de la península ibérica a finales del siglo XI. Consiguió conquistar Valencia y estableció en esta ciudad un señorío independiente desde el 17 de junio de 1094 hasta su muerte; su esposa Jimena Díaz, lo heredó y mantuvo hasta 1102, cuando pasó de nuevo a dominio musulmán.
De origen familiar aristocrático asturleonés, fue abuelo del rey García Ramírez de Pamplona, primogénito de su hija Cristina.
Pese a su leyenda posterior como héroe nacional español (y más concretamente de Castilla) o cruzado en favor de la Reconquista, a lo largo de su vida se puso a las órdenes de diferentes caudillos, tanto cristianos como musulmanes, luchando realmente como su propio amo y por su propio beneficio, por lo que el retrato que de él hacen algunos autores es similar al de un mercenario, un soldado profesional, que presta sus servicios a cambio de una paga.​
Se trata de una figura histórica y legendaria de la Reconquista, cuya vida inspiró el más importante cantar de gesta de la literatura española, el Cantar de Mio Cid. Ha pasado a la posteridad como "el Campeador" ("experto en batallas campales") o "El Cid" (del árabe dialectal سيد sīdi, "señor"). (W)


Supervivientes del pasado

Unos viajeros espaciales acceden accidentalmente en el futuro, pero éste no es un futuro en situación de progreso, sino una vuelta al primitivismo y la barbarie, la decadencia de la raza humana.

 Mega

domingo, 28 de enero de 2024

Revista Cimoc N°71

 



Por los que no se han dado cuenta, el nombre "Cimoc" es "comic" al revés. Hecha la aclaración les cuento, además, que esta fue una revista de historietas, una de las principales abanderadas del denominado boom del cómic adulto en España de los años '80. Por las páginas de la revista desfilaron multitud de series nacionales, además de acoger a numerosos autores extranjeros como Druillet, Moebius, Enrique Breccia o Frank Miller. Sobrevivió hasta 1995 y actualmente designa al portal de venta digital de cómics de Norma Editorial.

sábado, 20 de enero de 2024

Hombre: Perro

 


"Hombre" es el protagonista de una serie española de historietas de ciencia ficción, dibujada por José Ortiz con guiones de Antonio Segura, publicada en España inicialmente en 1981 en el primer número de la revista Cimoc.




Contiene:
Hombre 01-07
Obra Completa T1-T2
El mejor mundo posible
La genesis
Tú no eres Adán
En inglés

Serie post-apocalíptica de ciencia ficción con influencia asimismo del western, Hombre se desarrolla en la Tierra después de que una sucesión de guerras, desastres naturales y crisis energéticas provoquen un colapso total de la sociedad civilizada. Los escasos supervivientes malviven de los despojos, tanto de forma individual como organizados en pequeños grupos, habitualmente defendiéndose mediante el uso de la fuerza. Las ciudades son controladas por neo-terratenientes, los niños huérfanos escarban en la basura luchando por sobrevivir, y comer cualquier carne que no sea de ratas es considerado un lujo. Las aventuras se desarrollan principalmente en los restos de las antiguas grandes ciudades, aunque hacia su segunda mitad la serie se deriva hacia los espacios abiertos. El protagonista, denominado simplemente Hombre a lo largo de toda la historia, es un personaje solitario, cínico, pesimista y violento que sobrevive como puede en este entorno hostil.
La serie fue publicada inicialmente en blanco y negro pasando posteriormente a publicarse en color. Hombre contó con un considerable éxito en el mercado extranjero, principalmente en Francia, donde se publicaron todas sus aventuras, pero también en otros países como en el Reino Unido, Italia o Estados Unidos.

Los autores
José Ortiz (Cartagena, 1932 - Valencia, 2013) fue un destacado historietista español. En 1982 se une, junto a otros dibujantes, a la dirección de Ediciones Metropol aprovechando la expansión de las revistas de cómic para adultos, editorial que llega a publicar tres revistas: Metropol, Mocambo y K.O. Comics. Además trabaja en revistas como Cimoc, Zona 84 o Creepy. Con el declive de las revistas españolas de cómic a principios de los 90, Ortiz decide volver a orientar su labor al mercado exterior.
Antonio Segura (1947-2012) fue un destacado guionista de historietas español, creador de numerosas series y personajes como Bogey, Hombre, Sarvan, Kraken o Eva Medusa. Colaboró en numerosas revistas, principalmente Cimoc y posteriormente para Metropol y K.O. Comics.

Tras su lanzamiento en la revista Cimoc, Segura y Ortiz publican Hombre en la revista K.O. Comics, durante su corta existencia en 1984. Cuando Metropol desaparece, Hombre vuelve a Cimoc, pasando posteriormente a recopilarse todas las historias en varios álbumes, todos ellos publicados por Norma.


sábado, 13 de enero de 2024

Revista "Ko Comics" N°1

 


Revista grapada con cubierta en color y 80 páginas interiores en blanco y negro. Su precio fue de 180 Ptas. pero subió a 200 en el Nº 4.


El origen de K.O. CÓMICS se remonta a 1983, cuando un grupo de profesionales del cómic (Mariano Hispano y Leopoldo Sánchez, futuros directores de K.O. CÓMICS, entre ellos) se unieron para auto editar la revista METROPOL, creando a tal fin una editorial del mismo nombre. Editorial y revista desaparecieron el año siguiente tras haber lanzado otras dos colecciones de aún más breve duración: K.O. CÓMICS y MOCAMBO. K.O. CÓMICS surgió en 1984 y se caracterizó por presentar nuevos episodios de tres series autóctonas ya conocidas y destacadas: HOMBRE, BOGEY y FRANK CAPPA. Cómics extranjeros, cuentos y otras secciones de texto completaban la revista.


En el primer número de K.O. CÓMICS se podía leer: "Las series de Frank Cappa, Bogey y Hombre, que hasta ahora se publicaban en CIMOC, a partir de ahora y por razones obvias, se publicarán exclusivamente en K.O. CÓMICS" . Sin embargo, el paso de estas series por K.O. CÓMICS sólo fue una eventualidad, siendo CIMOC la revista que cubrió el resto de su desarrollo. Una peculiaridad de estas tres series a su paso por K.O. CÓMICS fue que solían presentar menos viñetas por página, dado el menor tamaño de la publicación.
HOMBRE, FRANK CAPPA y BOGEY debutaron en CIMOC durante el año 1981. Los sucesivos episodios aparecían en revista antes de ser recopilados en álbum (con la excepción de los episodios incluidos en el álbum que inició la serie BOGEY, titulado: "Bogey. Adiós Muñeca! & El hombre que floreció" cuya publicación en revista fue posterior) (F)






domingo, 7 de enero de 2024

Las crónicas del sin nombre

En 1973, Luis García es uno de los dibujantes españoles con más renombre internacional, ha trabajado para la Warren estadounidense y está a punto de convertirse en colaborador habitual de la revista francesa "Pilote", propiedad del padre de Asterix, René Goscinny. Cuando comienzan sus trabajos para esta publicación, García decide poner al frente de los guiones a Víctor Mora, responsable de series como "Capitán Trueno", "Dani Futuro" o "El Jabato". De esta colaboración nacería la serie "Las crónicas del sin nombre", publicada por Pilote entre 1973 y 1980.




Mega

“Las Crónicas del Sin Nombre” (1973-1980), es sin duda un de las obras claves, para entender la situación por la que pasaban los autores de principios de los 70, una época donde apenas quedaba espacio para obras de autor, Bruguera copaba todas las publicaciones infantiles, Vértice con los superhéroes Marvel, e Ibero Mundial de Ediciones editaba historias de terror de la Warren. He aquí que Víctor Mora y Luis García decidieron asociarse para realizar una obra rompedora tanto gráficamente como literariamente, influenciada de la obra maestra de Breccia y Oesterheld, Mort Cinder.
Una historia que tiene como protagonista al Sin Nombre, 7 relatos, donde va suplantado a personas para experimentar sus vivencias, un viaje entre el pasado y el futuro, en distintas época, el Oeste americano, la I Guerra Mundial, el espacio infinito, el mundo del espionaje, o la misma aparición de cómo dos autores del mundo del cómic (Víctor Mora y Carlos Giménez), como protagonistas de una historia de amor no correspondido, “Love Strip”. Todas ellas fueron una excusa, para la experimentación gráfica, la critica al sistema y a la sociedad, en pos de una mayor libertad de creación artística
Luís García (Chicharras, Nova 2) demostró en ésta obra una imaginación desbordante, con la utilización de recursos gráficos no experimentados por muchos autores de entonces. Su forma de narrar, los recursos técnicos utilizados en cada viñeta, su dibujo realista y la belleza de sus páginas, hicieron de él uno de los autores más influyentes en su profesión. En cuanto a Víctor Mora, el creador del genial Capitán Trueno, Corsario de Hierro o El Jabato, le sirvió para dar rienda suelta a su imaginación y por fin a hacer guiones para adultos, sin el corsé en el que estaba inmerso en Editorial Bruguera.
“Las Crónicas del Sin Nombre” es una obra que debe ser leída, teniendo en cuenta la época en la que fue concebida, fruto de las ganas por dar rienda suelta a toda una serie de ideas contenidas hasta entonces; una obra esencial en la carrera de dos autores, que innovaron en el mundo de la historieta. Una buena lectura para todos los aficionados.

sábado, 6 de enero de 2024

Zora y los hibernautas (2)

 


Un clásico de los '80 escrito y dibujado por Fernando Fernández. Una fantasía futurista que medita sobre el porvenir del género humano con el espectacular colorido que marcó el estilo del autor y de toda una época. Un clásico imprescindible para nostálgicos.



El trabajo de Fernando Fernández en Zora comenzó en 1979, y viene a ser todo lo contrario al feísmo o la sencillez que se impondría en el tebeo de los noventa. Zora es una obra sensual, pictórica, sumamente ambiciosa en su composición, dotada de un clasicismo formal que alterna las filigranas modernistas. Y lo más importante: realizada por medio de una amplia variedad de técnicas ‒probadas un año antes en otra historieta, Círculos‒, que nos dan una idea clara del oficio de su autor.

En este sentido, la trama de Zora, aunque interesante, no puede competir con el espectacular poderío artístico de las viñetas. En otras palabras, la forma queda por encima del fondo, sin que ello suponga problema alguno para el lector (Dato curioso: en un primer momento, participó en el guión Nicola Cuti, pero al final, fue Fernández quien tomó las riendas).

Ambientado en un futuro distante, el cómic propone una distopía. Alrededor de la Tierra, orbita una luna artificial, Colmena, donde solo viven mujeres. La protagonista, Zora, capitana de una nave que busca vida en el espacio, descubre a unos hombres hibernados. Ello desata una crisis en esa sociedad amazónica. Y es Zora, la salvadora de esos varones, quien va experimentar en mayor medida el cambio: descubriendo el amor, y abriendo paso a un porvenir muy diferente.

Aquí las referencias son numerosas, y van desde Alien hasta El Planeta de los Simios, pero en ningún caso restan originalidad a este cómic lleno de alicientes.

«En Zora ‒escribe el propio Fernando Fernández‒ llevé a cabo una fórmula que había experimentado en las historias cortas. Conseguir que la composición de cada plancha fuese diferente. En un trabajo de 8 o 12 páginas tenía su dificultad, pero hacerlo en una historia larga de 96 planchas era todo un reto. Durante un año y medio, dediqué a veces tanto tiempo a la composición como al resto de la realización, pero, años después he de confesar que me siento satisfecho, que valió la pena. Zora es quizá la única obra en su género que tiene tales características. En Zora también está implícito, desde la primera página, un sentido homenaje a las geniales formas de mi admirado Gaudí. La realización a todo color está compuesta por una extensa gama de técnicas pictóricas y de dibujo, pues en ella se alternan o combinan imágenes pintadas al óleo, acuarela, gouache, acrílicos, rotuladores, anilinas, tinta china, lápiz y sanguina, utilizados con pluma, pincel y aerógrafo». (F)