Bárbara es un grandioso canto a la rebelión y la resistencia en contra de los abusos de la dictadura. La trama está ambientada inicialmente en una Buenos Aires pos-apocalíptica y luego en el espacio, exponiendo con total claridad los tiempos oscuros por los que atravesaba la Argentina en aquél entonces. Bárbara no acogió únicamente una ideología revolucionaria, sino que también presentó un alto grado de erotismo poco frecuente en la historieta argentina o americana de la época.
En "Bárbara" se encuentran presentes el género de aventura y la ciencia ficción. La descripción del mundo en el que vive Bárbara muestra una sociedad primitiva, donde la casta sacerdotal posee gran poder político. Esto es posible porque los sacerdotes son quienes pueden comunicarse con los dioses y realizar los sacrificios que mantienen calmada a la Bestia. La religión, con formas primitivas, ayuda a mantener el statu quo. Estas sociedad, reducidas a clanes aislados entre sí, es esencialmente machista, ya que los hombres son los encargados de cazar para que el clan tenga comida. El puesto de Jefe de Caza confiere gran prestigio a su poseedor dentro del clan.
Las semejanzas con "El Eternauta" son evidentes. Así como en el Eternauta se puede notar cómo una invasión de extraterrestres a Buenos Aires puede transformar en héroe a una persona común y corriente. Parte del encanto de Bárbara se basa en cómo Barreiro nos revela la alteración de la protagonista de nena vulnerable a convertirse en líder de una rebelión interestelar.
La lucha entre una potencia invasora y el pueblo nativo, ya abordado en anteriores historietas argentinas, es el eje de la historia. Los humanos, dotados de armas primitivas, adoptan la táctica de guerra de guerrillas para enfrentarse al superior armamento de los adrios.
Tanto los dibujos del espacio exterior como los paisajes selváticos realizados en Bárbara desbordan imaginación y creatividad por parte del artista.